Las Torres de Altamira son los restos de una fortificación situada en el municipio de Brión, en la provincia de La Coruña (Galicia).
Las
ruinas son lo que queda del castillo que se construyó en el
siglo IX sobre los restos de un antiguo castro de la antigüedad.
Este yacimiento arqueológico suele ser denominado Castro de
Altamira, sin que se conozcan con exactitud sus dimensiones o
características.
La
fortificación del siglo IX se mantuvo hasta el año 1073, año en el
que fue arrasada por Gonzalo de Moscoso, hijo de un tal Beremundo,
castillo del que no se saben cuáles eran sus dimensiones, ni las
dependencias con las que contaba. Después de esto su reconstrucción
se vio dificultada por la prohibición ordenada por el rey Fernando
II en 1180 de construir nuevas fortalezas en la Tierra de
Santiago sin autorización expresa del arzobispo de Compostela.
Perteneció a familia de los Moscoso desde el siglo XV en adelante.
Fue de nuevo derruido por los Irmandiños en el siglo XV (1431 -
1469), durante la revuelta y reedificado en 1471. Curiosamente, las
nuevas murallas ya fueron adaptadas para resistir el impacto de los
proyectiles de pólvora. Posteriormente fue asediada en el año 1471,
por las tropas del arzobispo de Santiago, bajo el mando de su propio
hermano Luis de Acevedo, sin mucha suerte. Desde 1480 habitó el
castillo el I Conde de Altamira Lope Sánchez de Ulloa y Moscoso Por
su posesión se libró de la Batalla de Altamira.
Actualmente
está en ruinas. A partir del siglo XVII los condes dejaron de
habitar el castillo y ocuparon el Palacio de Trasouteiro, a poco más
de un kilómetro de las torres, trasladándose con posterioridad a la
corte. Todo indica que en el siglo XVIII sufrió un incendio, que
afectó sobre todo al palacio, favoreciendo su abandono. A partir de
este momento comenzó su proceso de ruina, siendo a finales del siglo
XIX cuando más fue usado como cantera para numerosas
construcciones.
En el año 1872, uno de los herederos de la
casa de Altamira vendió las torres, ya en estado de ruinas. Uno de
los compradores, un rico campesino que había estado en América,
construyó una casa con las propias piedras de la fortaleza. Otro
aprovechó la capilla de los Reyes Magos para construirse un
cuscurro. También se aprovecharon los sillares en la construcción
de la capilla de Santa Minia, cuando pasó a manos del arzobispado, y
para las obras de la iglesia parroquial de Brión, llegándose a
deshacer también la torre del homenaje.
En
1917 aún se seguía sacando piedras de la fortaleza, hasta que en
1973 las ruinas fueron adquiridas por la Diputación Provincial de
A Coruña, que emprendió las obras de limpieza y consolidación
de lo poco que quedaba respecto a lo que fue, según la opinión de
Ángel del Castillo, una de las mejores fortalezas de Galicia de los
últimos años del siglo XV.
Fuente: Wikipedia
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