Las ruinas del Castillo de los Luna, también llamado simplemente Castillo de Erla, se asientan sobre el cerro de la Corona, en el margen derecho del río Arba de Biel, desde donde domina la localidad de Erla, en la comarca de Cinco Villas de la provincia de Zaragoza (Aragón).
En
el siglo X, dos siglos después de la invasión musulmana de la
península ibérica, el Reino de Pamplona y el Condado de Aragón,
eran pequeños territorios amenazados por Al-Andalus. Para defender
sus fronteras con los sarracenos, se levantaron numerosas
fortificaciones, y otras fueron aprovechadas a los moros.
En
el siglo siguiente (XI) el Reino de Aragón, tras su avance de
reconquista hacia el sur en el último cuarto de siglo, fortificó su
frontera meridional para asegurar el dominio de las tierras ganadas a
los musulmanes. No tardaron en proliferar nuevos castillos y torres
defensivas por toda la zona.
Los castillos fronterizos de
Aragón generalmente eran de pequeñas dimensiones, y se construyeron
en puntos estratégicos, defendiendo el acceso a valles, villas, paso
de los ríos, y vías de comunicación importantes. Se limitaban a un
pequeño recinto amurallado del que emergía una esbelta torre, muy
frecuentemente acompañada de su iglesia románica, formando el
tradicional binomio castillo-iglesia, tan común en los castillos
aragoneses de origen cristiano del Alto Aragón.
La actual
comarca de Cinco Villas de la provincia de Zaragoza, territorio de
frontera entre moros y cristianos entre los siglos X y entrado el
XII, conserva hoy varios de estos castillos de frontera. Unos se
encuentran en ruinas, otros han sido transformados de su fábrica
medieval original, y otros han desaparecido. De este modo,
fortificaciones como las de Biota, Obano, Ballesta, Yecra, Sos,
Uncastillo, Biel, Sibirana, Villaverde o Luesia, entre otros, formaron
parte de la franja fortificada fronteriza o extremadura aragonesa,
con territorios musulmanes de Al-Andalus.
Las
primeras referencias históricas que hacen referencia a esta
fortaleza datan de 1271, cuando se refugio en él Artal de Luna, que
se había rebelado contra el rey Jaime I. Sin embargo, se sabe de su
existencia en la época de repoblación de la región por Sancho
Ramírez, rey de Aragón, en los últimos años del siglo XI. En 1327
Erla pasó a formar parte del señorío de los condes de Luna, y
después de pasar por varios dueños distintos, volvió a manos de
los condes de Luna.
Por
su situación, emplazado sobre un cerro a poca distancia de la plaza
fortificada musulmana de Ejea, a apenas 15 kilómetros, el castillo
de Erla formó parte de los castillos fronterizos de primera línea
defensiva cristianos de Aragón con territorios de la Marca Superior
andalusí, hasta la reconquista de la Ejea musulmana, y el Valle del
Ebro, por parte del rey Alfonso I de Aragín, el Batallador, en los
primeros años del siglo XII. Tenía contacto visual con el cercano
castillo fronterizo de Santías y la fortaleza musulmana de Sora.
El
castillo de Erla es una notable torre de señorío con bóvedas y
ventanas góticas. La planta del castillo era de forma pentagonal,
con ejes de 40 metros. Los restos más destacados son tres torreones
que reforzaban las esquinas y, sobre todo, otros dos torreones de
mayores dimensiones y fabrica de mampostería y argamasa. En uno de
estos dos últimos torreones aún pueden verse a sus lados los
arranques de la muralla que lo unía a otros dos, y en su interior se
conservan restos de la bóveda de cañón apuntado que lo cubría. El
otro torreón se encuentra al lado de donde estaba la puerta de
acceso, quedando únicamente un elevado muñón semicircular.
Junto
a las ruinas del castillo, se conserva su ermita o iglesia, la de la
Virgen de la Corona, de estilo románico, en bastante buen estado,
formando el habitual binomio castillo-iglesia tan frecuente en los
castillos medievales cristianos aragoneses. Se
encuentra en estado de ruina, solo quedan vestigios.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
sipca.com
aragonmedieval.com
Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
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