El Castillo de Manzaneque se encuentra situado en la población del mismo nombre en la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha).
Se
levantó sobre un torreón que vigilaba los caminos de la Mancha. A
finales del siglo XIV, el poder del señorío de la zona debe estar
representado de alguna manera, los ciudadanos, los aristócratas y
los otros señoríos de la comarca deben ver ese poder reflejado. Por
este motivo, el matrimonio de María de Orgaz y Lorenzo Suárez de
Figueroa mandan construir la fortaleza y así afianzar la
jurisdicción de Manzaneque como pueblo exento del señorío de
Orgaz.
María
de Orgaz, también conocida como «la malograda», fallece dejando la
fortaleza a sus descendientes procedentes de sus tres matrimonios.
Finalmente, tras una serie de compras y ventas del castillo, queda en
manos de su nieto Íñigo Dávalos. Mientras la fortaleza se
encuentra en sus manos, la somete a diversas ampliaciones para
mejorar su defensa. Tras su muerte, pasa a ser custodiado por los
descendientes del segundo matrimonio de María de Orgaz, los López
de Ayala, condes de Fuensalida.
En
1487, se produce la venta de Manzaneque junto al pueblo de Cedillo al
secretario del Real Consejo de los Reyes Católicos, Fernando Álvarez
de Toledo que, diez años después, instituye un mayorazgo en la
comarca. La ciudad de Toledo tiene disputas con los Álvarez de
Toledo por la jurisdicción de Manzaneque, debido a los alcaides del
castillo.
En
el siglo XVI, las revueltas en la zona de Orgaz y los enfrentamientos
de los manzanequeños con la autoridad local, lleva a utilizar los
sótanos y otras dependencias del castillo como cárcel. Este uso se
ha seguido manteniendo tiempo después. El deterioro del castillo
comienza a ser notable y sobre todo cuando se produce su abandono en
1782. La familia Álvarez de Toledo deja de habitar la fortaleza. A
pesar del abandono y las malas condiciones el castillo sirve de
protección, en 1833, para los ciudadanos, durante la Guerra con los
Carlistas.
Las
autoridades de Toledo no ven con buenos ojos el deterioro del
castillo, debido a su abandono. Por ello, a principio del siglo XX la
Comisión Provincial de Monumentos insta a que se haga lo posible
para procurar una rehabilitación y conservación del edificio.
Aunque se había instado a su reparación el castillo sigue sin ser
habitado, ni pertenecer a nadie. En 1930, Don Doroteo Gómez, que
preside la Corporación Municipal, ve esta situación y decide pedir
la cesión del castillo para instalar el ayuntamiento, al
considerarlo «bien vacante».
Han
sido varias las rehabilitaciones que ha sufrido el castillo, sobre
todo en su interior, habilitando el edificio para crear el Centro de
Información de los castillos de la comarca, además, de mejorar las
oficinas de la Casa Consistorial.
Los
castillos se suelen situar en las zonas altas de los pueblos y
comarcas para poder avistar los dominios y a los posibles enemigos.
El Castillo de Manzaneque se encuentra en un llano, por eso sus muros
son elevados y así poder ver y tener conexión con los de Mora,
Orgaz y Almonacid. Durante el mandato de Íñigo Dávalos se produce
una ampliación, creando una barbacana con varias torres, que rodean
el torreón central. De esta manera, junto con el puente levadizo y
la pequeña puerta principal, mejora la defensa.
Su
fachada es muy importante, se construye con lajas verticales. De esta
manera obstaculiza al enemigo en su pretensión de escalar la
fortificación. Las almenas de las torres son triples, también para
mejorar la defensa.
En
el año 1576, en Las Relaciones Topográficas de Felipe II se recoge
una definición del castillo. Se trata de la primera vez que se
detallan las características de la fortaleza. Nos habla de las armas
que se encuentran dentro del castillo y de las funciones que se le
dan al aljibe y a la mazmorra, entre otros datos.
Al
ubicarse en un pueblo pequeño del llano toledano, no se le da toda
la importancia que se merece al Castillo de Manzaneque. Pero, no
podemos olvidar que es un edificio que se comienza a construir en
1390 y que cuenta con más de ocho siglos de antigüedad.
Fuente: Castillos del Olvido
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