domingo, 22 de diciembre de 2019

Castillo de Trevejo (Villamiel, Cáceres)


El Castillo de Trevejo  se encuentra localizado en la pedanía del mismo nombre del término municipal de la población Villamiel en la provincia de Cáceres (Extremadura). 

La fortaleza original fue erigida de forma más primitiva en el siglo XII por los musulmanes, para más tarde, en el siglo XV, ser configurada como castillo. Fernando II arrebató el control de la zona a los musulmanes en 1166 y más tarde la fortaleza fue conquistada por Alfonso VII de León. El monarca cedió el control del castillo de Trevejo a la Orden del Temple y en 1184, tras intensas luchas de poder, pasa a manos de la Orden de San Juan de Jerusalén por orden de Fernando II de León. 

Los turbulentos avatares de la historia hicieron que el castillo pasase por distintas manos, incluidas las de las órdenes de Santiago y de Alcántara, para finalmente pasar a formar parte del patrimonio de la familia Zúñiga. Más adelante, el edificio tuvo una enorme importancia en los enfrentamientos con Portugal y Francia, siendo precisamente en el siglo XVIII durante la invasión francesa cuando el castillo fue destruido por su valor estratégico. 

En cuanto a su estructura, el castillo se compone de dos recintos. El interior cuenta con un patio de armas de pequeño tamaño que comunicaba con la torre del homenaje a través de un puente levadizo. El recinto exterior se encuentra mucho peor conservado, y era la zona que albergaba las caballerizas y las dependencias de trabajadores y habitantes del castillo. 

La peor calidad de los materiales constructivos es uno de los motivos de la desaparición de la muralla exterior, que estaba construida en piedra seca. En el área de la barbacana sólo se localizan las dependencias del cuerpo de guardia donde se hallaba la boca del aljibe que abastecía de agua al edificio. 

La Torre deHomenaje, de planta pentagonal, ha perdido dos de sus muros y los tres restantes se encuentran en un estado de conservación muy comprometido. La torre contaba con dos cuerpos y una terraza coronada por almenas. Al interior observamos una distribución a cuatro cámaras. Se conservan varias dependencias, entre ellas una curiosa letrina y las chimeneas. En esta zona también nos encontramos con un socavón que nos permite ver la estructura de una planta subterránea y las dependencias situadas en ésta. Sin embargo, su gran profundidad y ausencia de acceso no permiten visitar el subsuelo, y suponen un enorme peligro para el visitante.Curiosamente de este subsuelo partía un largo pasadizo conocido como “Lapa de la Sierpe”. 

Su estado de conservación es preocupante, con un acceso poco seguro y unos carteles de información muy deteriorados. Hay peligro de caída de sillares y ciertas partes de la estructura perimetral son susceptibles de desplome. El acceso a la torre del homenaje es totalmente imposible para muchas personas, ya que un tablón de obra apoyado en la paredes la única manera de pasar al interior. Dentro de la torre los muros se encuentran precariamente apuntalados con vigas de madera, y encontramos un gran socavón, del que hemos hablado anteriormente, con varios metros de caída, lo que hace que la visita sea muy peligrosa. 

Fuentes: Arte en ruinas
                 Inés Martín

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Fotos de Inés Martín:








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