El Castillo de Manzanares el Real, llamado también Castillo de los Mendoza, se encuentra situado en la bella población homónima de la Comunidad de Madrid.
Es
el castillo más emblemático y mejor conservado de toda la Comunidad
de Madrid. Tanto este castillo como el castillo viejo y la villa se
asientan sobre la falda meridional de la Pedriza. El castillo nuevo,
cuya figura ha sido posiblemente la más utilizada para encarnar la
imagen popular de la fortificación medieval española. Ambos
castillos se encuentran al norte de la carretera de acceso a
Manzanares, uno en cada extremo del caserío.
La relación del
castillo nuevo con el Manzanares es menos directa que la del castillo
viejo, pero su vinculación al núcleo de población es más
estrecha, al no interponerse ningún obstáculo físico entre ambos.
Por lo demás, el emplazamiento elegido tiene las mismas
características morfológicas e igual dominio sobre el valle medio
del Manzanares que el del castillo viejo.
A
partir del siglo XIV pasa a manos de la familia De la Cerda, a Leonor
de Guzmán, hasta que en el reinado de Juan II, se lo dona a Don
Diego Hurtado de Mendoza (1365-1404), Almirante de Castilla, a quien
se le atribuye la construcción del primer castillo. La importancia
que adquirió esta familia les llevaría a construir el otro castillo
realizado por el famoso poeta el Marqués de Santillana coincidiendo
con el apogeo económico de la zona.
El
castillo no se terminó en vida de este sino que continuo las obras
su hijo primogénito Don Iñigo López. El arquitecto encargado fue
el francés Juan Guas responsable también del de Guadalajara. Parece
ser que la utilización como residencia señorial del castillo nuevo
fue muy corta y acabo con el cuarto Duque del Infantado, que tras su
muerte, acaecida en 1565, este lugar fue definitivamente abandonado,
por problemas de pleitos entre los herederos además de económicos.
La
noble villa de Manzanares el Real tiene un cariño especial a Juan
Ruiz, Arcipreste de Hita, quien dedicó varios de sus versos a la
Ermita de la Virgen del Espinar. El Arcipreste deambuló por las
calles de esta localidad dándole renombre y prestigio. Así lo
reflejan varias fuentes y una inscripción en una lápida del
Ayuntamiento de la villa. Ambos castillos tienen una planta muy
similar y la misma orientación, no tanto por que el viejo sirviera
de inspiración al nuevo como por corresponder ambos a uno de los
modelos más generalizados en ese momento. La diferencia entre el
viejo y el nuevo son las dimensiones y el uso a que fueron destinados
puesto que la factura es la misma. El castillo viejo fue fortaleza
mientras que el nuevo se destino a residencia palaciega.
El
recinto se compone de planta cuadrada con cubos circulares en sus
ángulos. Todo él está rematado en una terraza con matacanes y
almenas. Dispone también de saeteras y troneras como elementos
defensivos. El recinto está rodeado por una muralla o barrera
defensiva rematada también en almenas. La puerta de acceso se
encuentra enmarcada por dos cubos y se remata en un arco rebajado.
Este
conjunto de grandes ventanales de arcos de medio punto, edificado en
1475, consta de un patio rectangular y dos galerías sobre columnas
octogonales. Tiene cuatro torres en sus vértices, adornadas con unas
bolas del más puro estilo isabelino.
Las
tierras del Real de Manzanares fueron disputadas por los concejos de
Segovia y Madrid durante el siglo XIII, por la explotación de los
ricos bosques y pastos del curso alto del Manzanares. Pertenece aún
al Duque del Infantado, quien lo ha cedido por un período de sesenta
años a la Comunidad de Madrid.
Se usa como lugar de interés
turístico, como biblioteca, para celebrar congresos, actividades
culturales, etc. Digna de mención es su Torre del Homenaje que tiene
forma hexagonal y se remata en una terraza de matacanes y almenas. La
decoración de las torres es curiosa pues se hace en forma de bolas,
semejando la decoración mozárabe de clara influencia musulmana.
Esto dota al edificio de un aspecto muy vistoso.
Fuente: Castillos del Olvido
Galería:
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