El Castillo de Mazuelos de Muñó se encuentra situado en la población del mismo nombre de la provincia de Burgos (Castilla-León).
En
pleno corazón de Candemuñó luce aún su silueta la Torre de
Mazuelo. Junto con el famoso campo el pueblo aparece tempranamente en
los documentos. En los lugares de este distrito judicial estuvieron
muy heredados los Carrillo. Los de Mazuelo aparecen a menudo en las
crónicas reales. De Pedro Carrillo de Toledo pasó la torre a Mencía
Carrillo, casada con el primer conde de Alba de Tormes.
Estando
viuda vende en 1466: “la casa e torre que yo tengo en la villa de
Mazuelo e los 5000 m de juro de heredad, situados en las alcavalas e
tercias de la dicha villa e martiniega e el señorío e naturaleza e
diuisa e infurciones tocantes al señorío… por precio e quantía
de 830.000 maravedís”.
Pasa
así a Sancho de Rojas, señor de Monzón y del cercano pueblo de
Cabia. Dueño de la torre, éste quiso hacerse con el señorío del
pueblo en 1493. Dos años después había pleito por tal motivo. El
concejo se opuso tenazmente y reaccionó solicitando cambio de
encomendero, poniéndose bajo la directa dependencia de los Reyes
Católicos. Poco después éstos le prohibían cobrar nuevos
impuestos.
Parece
que Sancho mejoró a su segundo hijo, Martín, con lo comprado en
Mazuelo. Este último sólo tuvo hijas y todas monjas, por lo que la
torre volvería al mayorazgo de Monzón. Juan de Rojas vendía torre
y propiedades, en 1546, al chantre Andrés Ortega Cerezo.
A
las afueras del pueblo, sobre un montículo, destaca la torre
cuadrada, de tamaño imponente tanto por las dimensiones como por la
altura. Consta del cuerpo central y una barbacana que le abraza por
tres lados. El ingreso, con puerta de arco de medio punto, está a la
izquierda. Una vez en el interior un patín en escuadra asciende
hasta el primer piso. En el pequeño patio existen también otros
pasos: al Este, una salida al campo; en el opuesto a la barbacana y
frente al principal, el ingreso a la planta baja a través de puerta
ojival.
La
torre central consta de cuatro plantas. En los lienzos menudean las
ventanas de distintos tipos, algunas con asientos labrados en la
pared. Las más interesantes son los ajimeces que, evidentemente, han
sido modificados y aprovechados. Están inscritos en arco de medio
punto. Los del último piso se les adinteló simplemente. Las
reformas parecen contemporáneas a la construcción de la barbacana.
La torre está coronada de matacanes apoyados en triple modillón y
coronados de almenas caladas alternantes. La citada barbacana es,
evidentemente, obra posterior. Mientras que al Sur y Oeste son
simples muros almenados, al Norte presenta un aspecto más lujoso.
Su
paramento está encuadrado por dos cubos, cuyo interior es hueco. Se
ve claramente que toda esta obra ha sido yuxtapuesta a la torre
central. Debió de construirse a mediados del s. XVI: “y mando se
acabe la labor que está comenzada en la dicha torre, según está
platicado con Ballejo cantero (Juan de Vallejo)”. El borroso escudo
sobre la puerta parece corresponder al del chantre. Las grandes
ventanas adinteladas y arcos de medio punto, el perfecto tallado y
ensamblaje de los sillares, las troneras de los cubos, así como la
cornisa que le remata y, sobre todo, la perfecta armonización con la
obra ya existente, son detalles inconfundibles del Renacimiento. Las
últimas reformas han hecho desaparecer la tejavana que se levantó
entre la barbacana y la torre, así como diversas ventanas al Oeste.
No sé si la habitaron los dueños, pero sí consta que al menos
sirvió de troje.
Testigos
del s. XVII decían que vieron “la torre y casa y parece por ella
ser muy antigua y de personas de gran calidad por ser mui fuerte y
costosa”. Se ha dicho que posiblemente fue levantada por el dueño
de la behetría, Juan Alfonso Carrillo, a mediados del s. XIV
fundándose, entre otras cosas, en ciertas marcas de canteros. Sus
características se corresponden con las de Arenillas, Villaute y las
torres del homenaje de diversos castillos españoles. No creo que
pueda fecharse antes del siglo XV.
En
el casco del pueblo existió otra torre de los “caballeros
Mazuelos”. Diego de Astudillo Mazuelo gozaba de un antiquísimo
mayorazgo en 1623, heredado de su tía. Además de abundantes
propiedades se componía de casa, palacio y torre. “Y en
confirmación desto nos llevó a la casa que solía ser de los
Mazuelos de varonía y llegados a la casa vimos que representa grande
autoridad… e incontinente mostró los (escudos) que ay sobre la
puerta principal y en dos Cubos que hazen las esquinas que forma una
placita delante de la puerta…”. No queda nada.
No
sé si llegaría a construirse completamente la casa fuerte que en
Mazuelo comenzó a levantar el regidor burgalés Diego de Soria en
1495. Al iniciarse, el concejo del pueblo le puso pleito y quizá le
ganara, pues no consta la existencia de tal casa fuerte
posteriormente.
Fuente: Castillos del Olvido
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