viernes, 23 de junio de 2023

Castillo de Castelo Novo (Fundao, Portugal)

 


El Castillo de Castelo Novo está situado en el municipio de Fundao en la parte oriental de la Sierra de la Gardunha en un paisaje que forma un gran anfiteatro natural en el distrito de Castelo Branco de Portugal. 

La aldea, cuyos vestigios se remontan a la edad del bronce, es un buen ejemplo de cómo era una población de la Beira de traza medieval. Podemos contemplar en ella un importante patrimonio arquitectónico civil, militar y religioso, el granito y el agua, que brota abundantemente por las cunetas de las calles que se inclinan hacia la orilla del río Alpreada, nombre que tenía el pueblo en los primeros días de Portugal. 

El topónimo Castelo Novo, es citado por primera vez en 1208, en el testamento de D. Pedro Guterres, primer alcaide de la localidad, por el que deja en herencia las tierras a los Templarios. Según parece esa nueva denominación se debe a que habría existido un viejo castillo en la cima culminante de la Sierra de Gardunha, edificándose el nuevo en la primera década del siglo XIII. 

De todas formas, la estructura que ha llegado a nuestros días no pertenece a esa primera época en que se habría construido un castillo típicamente románico, con la torre del homenaje aislada en el centro del recinto. Sería durante el reinado de D. Dinis de Portugal (1279-1325) cuando se actualizaría la fortificación a la tipología gótica: la cerca es de perfil oval, típica de las villas nuevas creadas por D. Afonso III y D. Dinis; la torre del homenaje se asocia a la línea de muralla para la defensa activa de los paños de la cerca. El conjunto comunicaba con el exterior a través de dos puertas, siendo la principal también gótica, de perfil armónico, con cuerpo central de dos pisos (portal y balcón con matacanes) flanqueada por dos torres. 

De lo que fue el recinto sólo quedan dos torres, la del campanario y la de homenaje. La torre campanario presenta planta cuadrada simple, con remate en cornisa con cuatro gárgolas en los ángulos, con cobertura en falsa bóveda de hormigón; tiene acceso asegurado por dos puertas abiertas en las caras este y oeste, ambas de verga recta con marco granítico; en la zona superior, se sitúan cuatro aberturas para campanas en arco de vuelta perfecta, la de la cara oriental con una campana y abajo un reloj. En cuanto a la torre del homenaje se encuentra prácticamente destruida en la cima oeste, siendo visible su altura primitiva por la existencia de gárgolas en la cara este. 

No consta que Castelo Novo haya desempeñado un efectivo papel militar, ya que, en el reinado de D. Manuel, el castillo ya se encontraba en ruinas. La localidad se desarrolló a la sombra del castillo y su trazado urbanístico presenta todavía una configuración general medieval, de calles estrechas y sinuosas, serpenteando la colina. Fuera de las puertas, se alza la Casa de la Cámara, cuyo actual aspecto debe datarse de los siglos XVI-XVII. Ante ella se alza un precioso pelourinho manuelino. 

Posteriormente en el siglo XVIII Castelo Novo conoció un nuevo período de crecimiento, que coincidió con la instalación de algunas familias nobles en la localidad. Fue cuando se adosa a la fachada principal de la Cámara una imponente fuente llamada de D. João V, que contrasta con la aparente rudeza de esta. 

En el sector opuesto de la villa, se reedificó la iglesia matriz, obra fechada de la primera mitad del siglo XVIII. Y el valor estratégico del agua continuó con la construcción de la fuente de la Bica, igualmente barroca y ubicada en la segunda plaza de la villa, ya en camino al pie del monte. 

Fuentes: Wikipedia
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Castillo y Murallas de Castelo Branco (Portugal)

 


El Castillo y Murallas de Castelo Branco se encuentran situados en le ciudad del mismo nombre en el distrito de Castelo Branco de la comarca de Beira Baixa en Portugal. 

Castelo Branco es una ciudad bastante dinámica, que va creciendo en contraste con el amplio entorno rural que se despuebla. Una página turística tiene razón, cuando dice que allí podemos encontrar “arquitectura típica, un castillo templario, fachadas e iglesias del siglo XVI, jardines barrocos y casas solariegas de familias con raíces clavadas en la historia”. Súmese la fama de sus colchas bordadas con hilo de seda sobre lino, utilizando varios puntos entre los cuales destaca el característico “Ponto a Frouxo”, también conocido como “Ponto de Castelo Branco”. 

Poco se conoce de la historia de la ciudad antes de la llegada de los Templarios. En el año 1165, tras la conquista del territorio a los musulmanes y expulsados los mismos, D. Afonso Henriques dona a la Orden del Temple las tierras de Idanha y Monsanto, limitada por los ríos Elga, Tajo y Zézere, casi toda la actual Beira Baixa, con la misión de repoblarla y defenderla. El área actual de Castelo Branco formaba parte de la propiedad regia conocida como “Herdade de Cardosa”, que fue desgajada del término municipal de Covilhã en un foral otorgado en el año 1186 por el rey Sancho I. 

En 1213, Fernando Sanchescdonó la villa y sus dominios a la Orden del Temple, y su Maestre en Portugal, D. Pedro Alvito, con la condición de promover su poblamiento y erigir un castillo para la defensa de la ciudad y de las cercanas fronteras sur y este. De ese modo, la Orden se convirtió en titular de todo el señorío de la “Herdade de Cardosa”. Entre esa fecha y 1230 fue edificada la primera muralla, que pasó a integrar, junto con los castillos templarios de Almourol, Monsanto, Pombal, Tomar y Zêzere, la llamada «Línea del Tajo». Este primitivo cerco contaba con cuatro puertas: Pelame, Santiago, Traição y Oiro. 

El modelo tipológico adoptado para la construcción del castillo y murallas de Castelo Branco fue el ensayado en una de las más importantes fortificaciones cruzadas en Tierra Santa, el castillo de Chastel Blanc. En efecto, además de la similitud de los nombres, el área amurallada es sensiblemente idéntica, lo que junto a otros detalles, como el hecho de que la iglesia poseía una cisterna en el subsuelo o de que ella misma pudo haber sido construida incorporada en una estructura militar, apunta a una relación de estrecha influencia entre las dos fortificaciones, separadas por miles de kilómetros, pero unidos por la misma coyuntura cruzada que caracterizó la segunda mitad del siglo XII y la función misma de la Orden del Temple. 

Esta fortificación templaria fue luego muy alterada a lo largo de los siglos. Los primeros cambios conocidos se produjeron a finales del siglo XIII, durante el reinado del D. Dinis, uno de los monarcas portugueses que más invirtió en reforzar y renovar muchas de las fortificaciones del reino. D. Dinis y su esposa Dona Isabel visitaron la ciudad en 1285 comprobando como los muros tenían estrangulado el desarrollo de la ciudad por el crecimiento de la población. Por ello ordenó la construcción de una segunda línea de murallas alargando el perímetro. Esta segunda línea de murallas tenía siete puertas y hoy va siendo descubierta a medida que se suceden las intervenciones en el casco urbano de la ciudad. Es de esa época también la construcción de una nueva torre del homenaje en el extremo Noroeste del perímetro, hoy desaparecida. 

La ruina del palacio de Castelo Branco se inició en el siglo XIX, cuando tras la destrucción ocasionada por las tropas francesas, tanto el ayuntamiento como muchos particulares comenzaron a utilizarlo como cantera para sus obras. En la década de 1930 se llevó a cabo una campaña de restauración y consolidación, así como la recreación de las ventanas neo-manuelinas que miran a la ciudad. 

La muralla interior del castillo presentaba planta pentagonal irregular, reforzado por cinco torres, dos de ellas al este cubriendo la Ciudad Vieja y tres mirando al exterior. De ese conjunto subsiste un tramo de la muralla, al este, con adarve, ligando una de las torres de defensa de la alcazaba y la torre del antiguo Palacio de los Comendadores, en la que se encuentran las ventanas neomanuelinas. En la plaza de armas del castillo se alza la Iglesia de Santa María do Castelo, en cuyo atrio se reunía la asamblea de los hombres buenos y las autoridades monástico-militares de la ciudad hasta el siglo XIV. Bajo la iglesia, se abre una cisterna.

Fuentes: Wikipedia
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miércoles, 21 de junio de 2023

Castillo de Belmonte (Portugal)

 


El Castillo de Belmonte se encuentra situado en la población del mismo nombre perteneciente al distrito de Castelo Branco de Portugal. 

Construido sobre un un monte aislado en la cara oriental de la Serra da Estrela, el castillo fue erigido en el contexto político de poblamiento y afirmación del poder real portugués en la región, emprendido por D. Sancho I entre finales del siglo XII e inicios del siglo XIII, en pleno proceso de conformación de la frontera oriental en los inicios de la nacionalidad portuguesa frente a los intereses territoriales del vecino reino de León. 

En 1199 aquel monarca transfirió para Belmonte el Foral que anteriormente (en 1194) el obispo de Coimbra había concedido a la cercana Centum Cellas, privilegiando su situación en altura, más adecuada a los fines político-militares regios. La construcción del castillo constituía una garantía de seguridad para las poblaciones que se fueron estableciendo alrededor. 

Datará de este período la hipotética edificación por el soberano del recinto amurallado, sensiblemente semejante a lo que hoy podemos ver. Esta cronología es confirmada por la moderna investigación arqueológica, que comprueba la existencia del castillo a finales del siglo XII e inicios del siglo XIII, con la demolición de casas en su interior, mientras que la población se desarrollaba extramuros. 

La Torre del Homenaje se fecha en cambio en la segunda mitad del siglo XIII por iniciativa de los obispos de Coimbra, que veían en el Castillo de Belmonte un baluarte de defensa de sus intereses particulares, frente a las pretensiones territoriales del nuevo obispado de Guarda. Un enfrentamiento de intereses obispales que durante los siglos XIII y XIV provocó no pocas querellas, hasta la resolución definitiva del conflicto en 1392, a través de la permuta entre la Catedral de Coimbra y Martin Vasquez da Cunha. En todo caso, tras la firma del Tratado de Alcañices (1297), con la consiguiente transferencia de las fronteras hacia el este, el castillo perdió importancia estratégica y por tanto su importancia militar. 

En la segunda mitad del siglo XIV, con los conflictos luso-castellanos acaecidos durante el reinado de D. Fernando y los producidos con la crisis dinástica de 1383-1385, el castillo recuperó alguna importancia político-militar. De estos enfrentamientos recibió algunos daños, que llevaron a D. João I a conceder al obispo de Coimbra autorización para reclutar a veinte huidos de la justicia para poblarlo y restaurarlo. También tras la confiscación real del señorío sobre el castillo nombró a su primer alcaide, Luis Álvares Cabral, en el año 1398. 

La reconstrucción incluyó entonces la creación de una entrada en codo que todavía hoy conserva. En 1466 D. Afonso V creó la alcaidía mayor del castillo, entregándola a título hereditario, junto con el señorío sobre la villa y su término, a Fernando Cabral, nieto del primer alcaide y padre del famoso descubridor de Brasil, Pedro Álvares Cabral. 

Aunque conservando su función militar, esta se volvió secundaria, pues la casa propietaria, los Cabral, llevaron a cabo transformaciones durante do o tres generaciones para adaptar el castillo a residencia señorial fortificada. Por todo el perímetro amurallado actual fueron adosándose construcciones que definieron un edificio con patio central, alrededor del cual se fueron estructurando las áreas de residencia, recaudación y servicios. 

Fue entonces cuando se abrieron las ventanas existentes en la muralla oeste, formando parte de la casa palaciega, entre ellas la bellísima ventana manuelina que fue construida durante la segunda decena del siglo XVI por Dña. Joana Coutinho. 

A mediados del siglo XVII un violento incendio arrasó la parte residencial del pazo cabralino, que fue abandonado en cuanto polo de poder y ostentación de esta importante familia de la Beira. Durante los siglos XVIII y parte del XIX el castillo será utilizado como granero y recaudación de las rentas de los Cabral en la región. Fue en ese momento cuando le fue añadido el edificio existente a la derecha de la entrada. Este edificio funcionó, a principios del siglo XX, como prisión. En 1927 fue declarado Monumento Nacional. Actualmente el castillo está adaptado como estructura cultural, como museo y anfiteatro al aire libre. 

Fuentes: Wikipedia
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domingo, 18 de junio de 2023

Castillo de Algoso (Vimioso, Portugal)

 


El Castillo de Algoso se encuentra situado en el actual término municipal de la localidad de Vimioso en el distrito de Bragança de Portugal. 

Se sitúa en posición dominante sobre la Peña de la Penenciada, dominando la planicie envolvente y la confluencia del arroyo de Angueira con el rio Maçãs. 

Fue una de las fortalezas medievales más importantes del este tramontano, evocadora de las guerras con León y de las tentativas de los monarcas portugueses para afirmar su autoridad en la región. 

La arqueología ha permitido confirmar que, antes de que la Edad Media, ya existía un castillo en este lugar, remontándose el poblamiento desde el calcolítico hasta el período romano, si bien parece que los restos encontrados no se refieren tanto a una efectiva presencia militar sino más bien a una escombrera del siglo XIV. 

La historia del castillo de Algoso comienza en el siglo XII, en altura aún incierta, pero que se podrá situar durante la fase final del reinado de Afonso Henriques, cuando Sancho I se encontraba ya ejerciendo el poder regio. Por aquel entonces el castillo fue construido por Mendo Bofino, un señor local que, aun teniendo vínculos con la corte de León, se mantuvo fiel a la causa portuguesa, adquiriendo gran protagonismo en el este tramontano. El rey asignó a este castillo la cabeza de la Tierra de Miranda, lo que nos indica la importancia de la fortaleza como punto nuclear de apoyo de la autoridad regia en esta periférica región y como parte esencial de la línea defensiva de la frontera con León. 

Por desgracia, de esta primera construcción militar se tienen pocos datos. Lo más probable es que fuera construido según los principios de castillo románico. Podría o no tener torre del homenaje y se adaptaría a las condiciones del terreno. 

Después de un período relativamente prolongado de guerra con el reino de León, el castillo fue donado en 1224 por Sancho II a la Orden de San Juan de Jerusalén o del Hospital. En posesión de los Hospitalarios, el castillo fue transformado en una fortaleza gótica, caracterizada por una estrategia de “defensa activa”. 

Se construyó la Torre del Homenaje de planta heptagonal, así concebida para resistir mejor a los ataques, proporcionar más adecuados ángulos de tiro (en particular los verticales, según se aprecia por la existencia de matacanes sobre la puerta de entrada del recinto) y mejor servir de residencia al comendador. 

No obstante, asistimos ya en esa época a un cambio en las estrategias de expansión regia por aquella región tan periférica de Portugal. Es ese momento empezó a privilegiarse la creación de juzgados y de pueblos nuevos, de carácter urbano, relegando los castillos como el de Algoso -más roquero y aislado- hacia una situación puramente defensiva y de contenido únicamente militar. Para 1286 al castillo de Algoso dejó de ser cabeza de esta tierra, transfiriéndose el poder hacia el castillo y la villa de Miranda do Douro. 

Se trata de un castillo roquero construido sobre un gran roquedo, de pequeñas dimensiones y planta de formato rectangular adaptada al terreno. En la muralla, al norte, se abre la puerta de entrada en arco pleno, a la que se accede por una escalera de escalones tallados en la roca. Este portón es defendido por un cubo, hoy sin sus merlones, donde se destaca una balconada sobre matacanes. Franqueando la puerta, se abre una reducida plaza de armas de donde, a su vez, se accede a la torre del homenaje. Esta presenta planta heptagonal, dividida internamente en tres plantas. Los dos primeros se destinaban a la vivienda y al último, a la defensa.

Fuentes: Wikipedia
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Castillo de Penas Róias (Portugal)

 


El Castillo de Penas Róias se encuentra situado en un cerro de las cercanías de la localidad de Mogadouro en el distrito de Bragança de Portugal. 

Fue construido al norte del río Duero en el siglo XII a cargo de la Orden del Temple, durante el reinado de Afonso I, en los momentos de la constitución de la nacionalidad portuguesa. 

La donación de Penas Róias a los Templarios en 1145 sugiere que, por entonces, ya existiría un reducto defensivo de alguna importancia. Es posible que los torreones de planta circular existentes en los vértices del castillo pertenezcan a esta fortificación primitiva, ya no son comunes en arquitectura militar medieval septentrional portuguesa (que optó en la mayoría de los casos por torres de planta cuadrangular). Podrían así asignarse a una fase constructiva anterior, durante la época leonesa, como ocurre los castillos leoneses de la margen derecha del río Côa, cuestión esta que hoy sigue en discusión. 

A pesar de su estado ruinoso actual, el Castelo de Penas Róias fue una de las más destacadas fortalezas medievales de Trás-os-Montes. Para la defensa oriental de Portugal con el Reino de Castilla y León, formaba línea con los castillos de Algoso, de la Orden del Hospital, Outeiro, que pertenecía a la Corona, y con los de Mogadouro (del que apenas dista 8 km.) y Longroiva, ambos también bajo la orden del Temple. 

Cuando fue extinta la Orden del Temple la extinción del templo, D. Dinis transfirió en 1319 los dominios de Penas Róias a la Orden de Cristo. En esa época se cree que se efectuaron trabajos de recuperación y fortalecimiento de las defensas, quedando en la forma que reflejó Duarte d´Armas en su Livro das Fortalezas en el año 1509. 

Para el siglo XVIII el castillo se encontraba ya en ruinas y la cerca de la villa desaparecida. En 1945 los restos fueron declarados Monumento Nacional y en el último cuarto del siglo XX se produjeron algunos trabajos de recuperación y consolidación. Penas Róias constituye un buen ejemplo de castillo roquero romántico, construido sobre un espolón rocoso con inmejorables condiciones naturales de defensa. De planta trapezoidal conserva pequeños tramos de muralla y parte de dos torres semicirculares a levante. 

En el centro de la plaza de armas se levanta la torre del homenaje, de planta en rombo con lados de dimensiones variables – entre 7 y 8 metros de ancho -, de muros espesos, en aparato simple de pizarra de cuarzo con mortero. Internamente se dividía en tres pisos. En los alzados este y sur, se abren ventanas en cantería. Al oeste se abre la única puerta, rectangular, a unos tres metros de altura, también en cantería. Primitivamente se accedía a la torre mediante una escalera de madera desmontable. 

Fuentes: Wikipedia
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sábado, 17 de junio de 2023

Castillo de Mogadouro (Portugal)

 


El Castillo de Mogadouro se encuentra situado en la localidad del mismo nombre perteneciente al distrito de Bragança en Portugal. 

Los orígenes del castillo son inciertos. La primitiva ocupación, según unas recientes excavaciones, se remonta posiblemente a la época romana. En otros lugares de la zona se han encontrado vestigios visigodos y musulmanes, que, en opinión de algunos estudiosos, le legaron la toponimia. 

Lo que si resulta demostrado es que el castillo ya existiría en 1145, cuando fue donado a los Templarios por Fernao Mendes de Bragança. Esta donación no se hubiera producido de no existir previamente en el lugar un reducto militar. La presumible modestia de esta estructura llevó a la Orden del Temple a realizar una integral reforma de la fortaleza, actualizándola según el modelo de la arquitectura militar de la época. 

Este sería el origen de la construcción del castillo románico de Mogadouro, del que se conserva sólo parcialmente la torre del homenaje, pues el conjunto fue muy adulterado en los siglos posteriores y no es posible reconstituir el trazado original templario. En todo caso no se debería diferenciar mucho del de Penas Róias, construido en la misma época. Sería así una fortaleza con torre del homenaje aislada en el centro del recinto amurallado, siendo éste, a su vez, defendido por torres cuadrangulares. 

Formaba parte de la línea defensiva de la frontera oriental del reino junto a los castillos del Temple de Penas Róias y Longroiva; Algoso de la Orden del Hospital y Outeiro, perteneciente a la Corona. En 1197, en un amplio proceso de afirmación de la autoridad real en esta región, D. Sancho I cambió los castillos de Mogadouro y de Penas Róias por territorios raianos de la Beira Baixa que eran más atractivos para los Templarios; pero algunas décadas después la villa es mencionada de nuevo como perteneciente a dicha Orden. 

A lo largo del siglo XIII, la localidad fue agraciada con dos forales regios (1272 y 1273, ambos dados por D. Alfonso III) con el objetivo de incrementar la población. En 1319, disuelto el Temple, el castillo y su territorio fue asignado por D. Dinis a la Orden de Cristo. 

Bajo el dominio de la Orden de Cristo, el castillo fue adaptado a residencia de los comendadores, hecho que implicó grandes transformaciones en la estructura original. De esta forma, y durante los siglos XIV y XV, fueron varios los edificios construidos en el interior, en especial durante el gobierno de los Távoras (primera mitad del siglo XV). Es esa residencia que Duarte d´Armas dibujó a comienzos del siglo XVI, compuesta por tres cuerpos principales, dispuestos perpendicularmente y construidos en altura de dos pisos. 

El castillo presentaba planta elíptica, en aparejo de granito y esquisto argamasado con barro. La Torre del Homenaje, que es el resto más importante que se conserva, tiene planta rectangular, coronada por almenas y con dos puertas elevadas en arco rebajado (al nordeste y al sureste), a las que se accede por escalera de piedra de dos tramos en ángulo con pasamanos. Internamente posee tres plantas. 

Al oeste, junto a la torre del homenaje, se abre la boca de una cisterna cuadrangular. En la ladera sureste se encuentra parte de lo que queda de la barbacana. 

Fuentes: Wikipedia
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viernes, 16 de junio de 2023

Castillo y Murallas de Miranda do Douro (Portugal)

 


El Castillo y Murallas de Mirada do Douro se encuentran situados en la ciudad de este mismo nombre perteneciente al distrito de Bragança en Portugal. 

En el siglo XI ya existía una fortificación en el lugar, de cuya configuración no se tiene noticia. En el año 1136 D. Afonso Henriques concede carta foral a Miranda y la convierte en plaza de guerra impulsando la construcción de una cerca de murallas que continuaría su sucesor Sancho I. 

En las luchas de D. Sancho I y su hijo y sucesor, Afonso II de Portugal con Alfonso IX de León (1188-1230), las tierras de Miranda fueron devastadas por las fuerzas del reino de León en 1200 y ocupadas entre 1212 y 1213. 

Pero el Castelo de Miranda do Douro fue edificado en la segunda ola de poblamiento y ordenamiento de Trás-os-Montes, impulsada en el reinado de D. Dinis. Los primeros reyes portugueses habían dotado a esta vasta región de unidades administrativas tuteladas por castillos románicos, que tenían por misión vincular esta zona del reino que era notoriamente periférica a la autoridad regia. 

Con el paso del tiempo, tal estructura de poder resultó inadecuada y D. Afonso III inició una política distinta, promocionando la fundación de nuevas villas urbanas. En el territorio de Miranda do Douro, la nueva villa fue re-fundada por D. Dinis en 1286, culminando de esta forma la transferencia de poder del antiguo castillo de Algoso, cabeza de esta tierra hasta esa fecha. 

D. Dinis decidió la construcción de un castillo en Miranda, al noroeste de la villa que a su vez contaba ya con una cerca amurallada de planta rectangular irregular destinada a proteger a la población, que fue reforzada. Si la obra parece ser que comenzó en torno a 1294, lo más probable es que se prolongara durante las décadas siguientes. Lo cierto es que Don Dinis estuvo en 1297 en la localidad, camino de Alcañices para la firma del Tratado que fijaría las fronteras entre los reinos de León y Portugal y aprovechó para revisar la marcha de las obras. 

En todo caso la población seguía siendo escasa, de tal forma que en varias ocasiones fue ocupada por fuerzas castellanas a lo largo del siglo XIV. Por ese motivo, y con vistas a incrementar el poblamiento, João I determinó en 1406 que se concentraran los que tenían causas con la justicia (“homiciados”) en Miranda y su término. 

La paz con los castellanos trajo gran prosperidad a la villa, que se convirtió en uno de los más importantes centros comerciales entre los dos países. Bajo el reinado de João III Miranda se convirtió en diócesis y elevada a la categoría de ciudad. 

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, durante la guerra de Restauración de la Independencia frente a España, la fortaleza experimentó diversas alteraciones que pretendían convertirla en una plaza moderna y adaptada a la guerra de artillería. En la cerca de la villa, la principal obra que se llevó a cabo fue la construcción de un baluarte delante de la puerta principal, a la que se unieron diversas garitas en los ángulos. Los trabajos más radicales fueron los realizados en el castillo, que llevaron a la destrucción de gran parte de las torres y su nivelación al terreno para instalación de piezas de artillería. 

Pero los enfrentamientos y ocupaciones españolas a lo largo del siglo XVII y XVIII, le produjeron gran perjuicio, paralizándose el comercio y la agricultura, sus principales fuentes de riqueza. Esta situación vino a profundizar su decadencia que se acentuó con la pérdida definitiva de su categoría episcopal. 

En mayo de 1762, durante un asedio de las tropas españolas, explotó el polvorín, destruyendo diversos tramos de muralla que ya no se reconstruyeron. Es por eso por lo que, en muchas partes del recinto, la ausencia de murallas es evidente. Se han producido algunas obras de restauración a lo largo del siglo XX en el conjunto que fue declarado Inmueble de Interés Público en 1955. 

El castillo tenía la forma rectangular y sus murallas unían la formidable torre del homenaje, situada en uno de los ángulos, con otras tres torres más bajas situadas en los restantes ángulos, dos de ellas cuadrangulares y una hexagonal. Estamos pues ante una fortaleza típicamente gótica, con puertas y ángulos defendidos activamente por altas torres que permitían el tiro vertical sobre los puntos más sensibles. La puerta principal, a la que se asocia una de las torres, era en forma de codo, diseño igualmente característico de la arquitectura militar del siglo XIV. 

La villa como se ha dicho estaba amurallada y su trazado urbanístico revela una clara planificación. Dos puertas, orientadas a Este y al Oeste y flanqueadas por dos torres cuadrangulares formando un conjunto armónico, permitían el acceso a la villa, y estaban ligadas por una calle derecha que confluía, al centro, en una plaza, hoy Plaza de D. João III. 

Esta arteria era atravesada por otras vías secundarias, formando una trama ortogonal de que se destaca la actual Rua Mouzinho de Albuquerque, que conecta la plaza central a la puerta que llevaba al río. Una de las particularidades de la villa medieval era la existencia de una coracha (existente todavía en el dibujo de Duarte de Armas de principios del siglo XVI), que protegía el acceso de los habitantes al río. Esta coracha fue desmantelada durante la época moderna.

Fuentes: Wikipedia
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