La Fortaleza de Outeiro se encuentra situada en el término municipal de la localidad del mismo nombre en el distrito de Bragança de Portugal.
La
montaña donde se ubica, cuya cima se eleva a unos 800 metros de
altitud, es un punto estratégico de innegable importancia en el
paisaje del Nordeste transmontano. A medio camino entre Bragança y
Vimioso, desde él se avistan las tierras de Miranda y de Zamora,
circunstancia que favoreció la implantación del castillo medieval.
En
la actualidad, los restos que quedan en pie de la estructura
defensiva son tan sólo una pálida imagen de lo que el castillo fue
en otro tiempo. No obstante, la historia de la localidad es una
prueba de ese pasado importante, cuyos orígenes, se remontan al
período romano cuando existió en el lugar una hacienda de carácter
agrícola.
El
castillo, del que quedan sólo vestigios, es una construcción de la
Baja Edad Media, con gran probabilidad del reinado de D. Dinis. En el
año 1287, Santa María de Outeiro es referida en los documentos como
una parroquia y una década después se menciona la población como
Outeiro de Miranda. La fortaleza debe ser contemporánea de estas
fechas, lo que viene reforzado por la planta ovalada irregular de su
perímetro amurallado, tan característico de las villas nuevas
proto-urbanas de Trás-os-Montes y del Alto Duero, en los siglos XIII
y XIV.
Sobre
la estructura interna, se desconoce casi todo. Y lo que aún queda,
entre arbustos y alta hierba, carece de una intervención
arqueológica de fondo, que proporcione indicadores cronológicos
seguros acerca de las fases de ocupación y de destrucción del
conjunto.
El
gran desconocimiento que hoy se tiene sobre de este castillo no
implica, sin embargo, una devaluación acerca de su papel en la
historia. En 1369, en el contexto de las guerras peninsulares que
contribuyeron al cambio dinástico tras la muerte de D. Fernando, la
fortaleza fue tomada por tropas castellanas pasando, a partir de
entonces, a la soberanía de Castilla. Décadas después, en el
invierno de 1386, fue asaltada por D. João I, que la devastó.
Este
mismo monarca, pacificado el territorio y pretendiendo desarrollar el
depauperado reino, patrocinó la reconstrucción de sus murallas y
concedió privilegios a todos los que edificaran casas en el interior
del castillo. En 1418, se desarrollaban obras de ampliación del
perímetro amurallado, lo que indica que el programa de D. João I
había sido bien acogido. A lo largo de todo el siglo XV, se registra
la cesión de privilegios regios (D. Afonso V y D. João II), síntoma
claro de la importancia del castillo en el contexto regional
nordestino.
La
historia de la fortaleza durante la Edad Moderna es la de una lenta e
inexorable decadencia. En el siglo XVII, tras ser asolada por fuerzas
españolas en la Guerra de la Restauración, se produjo el completo
abandono del castillo y hasta la decadencia de la villa, cuyo
municipio fue extinto en 1853 para ser integrado como freguesía de
Bragança.
Outeiro
nunca se incluyó en las rutas de redescubrimiento de la Edad Media
que se desarrollaron durante el Romanticismo, ni tampoco figuró como
monumento militar importante para llegar a ser restaurado por la ola
reconstructora del Estado Novo. Pese a ser clasificado en 1955 como
Inmueble de Interés Público, sólo una pequeña campaña de
consolidación de las ruinas tuvo lugar en 1993, pero desde entonces
permanece abandonado a la acción de los elementos.
Presenta
planta ovalada irregular adaptada al terreno, con muralla en piedra
de granito, abundante en la región. Una de las caras es rectilínea.
El acceso se efectuaba por una puerta en arco pleno, de la cual son
visibles sus vestigios. En el lado sur, se identifican los restos de
un baluarte.
A
principios del siglo XVI el castillo contaba con una torre al norte,
de planta cuadrada, con 4,18 metros de lado (paredes de 1,32 metros
de espesor), elevándose a veinte metros de altura. La Torre del
Homenaje, de planta rectangular, con 4,4 metros por 3,85 metros
(paredes de 1,6 metros de espesor), se elevaba a 17,6 metros de
altura. La cisterna subterránea, destinada a recoger las aguas
pluviales, hoy cegada, tendría 3,5 metros de profundidad.
Fuentes: Wikipedia
Castillos, Torres y Fortificaciones de Portugal
Galería:
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