El Castillo y Murallas de Bragança se encuentran situados en la ciudad del mismo nombre, capital del distrito de Bragança en Portugal.
Si
hay alguna fortificación que resulta imprescindible visitar en el
nordeste portugués, es sin duda el Castillo de Bragança, uno de los
más espectaculares y mejor conservados de Portugal, así como el
magnífico recinto amurallado de la ciudad.
Se
admite de forma general que la primitiva ocupación humana se produjo
en un castro neolítico en un lugar vecino de la actual ciudad.
Durante la romanización, Bragança se conformó como un importante
centro de tránsito de personas y mercancías, por las importantes
explotaciones locales de oro, plata, hierro y estaño y por la
carretera romana que conectaba el Atlántico con la Meseta interior.
Con
la conquista musulmana, la región de Bragança se convirtió en una
zona fronteriza, sujeta a constantes saqueos por un u otro bando,
hasta casi al inicio del siglo X, cuando fue conquistada por tropas
cristianas de León, reorganizándose administrativa, religiosa y
territorialmente, sin perder todavía la presión político-militar
fronteriza.
La
historia medieval de Bragança es la historia del intento de
establecer un centro regional dominante en la zona más periférica
del reino. Todo indica que este proceso se inició con D. Sancho I,
monarca que se preocupó por establecer una estrecha relación entre
el poder regio y la familia dominante del Nordeste, con vistas a un
mayor control y autoridad real en la región brigantina. En este
contexto se explica la fundación de la ciudad de Bragança en 1187,
y las primeras donaciones destinadas a elevar su fortaleza en torno a
1188, empresa que duró varias décadas.
Por
razones de defensa, la construcción y la población se trasladó al
actual lugar, en el collado de Benquerencia, en el margen del río
Fervença, reaprovechando los materiales del lugar abandonado para la
construcción de las nuevas residencias y de la citada fortaleza.
Desgraciadamente, existe poca información acerca de esa primitiva
cerca defensiva, pues la gran obra militar de Bragança fue
posterior, ya transitando hacia el final de la Edad Media. De todas
formas, el interior de la actual ciudadela revela, aún, parte de la
organización viaria de la época de Sancho I, según dos ejes
principales que confluyen hacia la Puerta de la Villa, disponiéndose
entre ellos bloques residenciales trapezoidales que contienen
edificios y patios.
Un
siglo después, en el reinado de D. Dinis, tuvo lugar una primera
reforma del castillo. Pero tampoco se tiene mucha información de esa
reforma, aunque según la documentación existente hubo de tener
bastante impacto en la fortaleza románica, especialmente en el
primer amurallamiento exterior, de carácter ya gótico.
En
cualquier caso, la gran campaña constructiva militar de la ciudad,
que nos legó la fortificación que hoy conocemos con todo su gran
impacto visual dominante en el inmenso paisaje brigantino, tuvo lugar
en el reinado de D. João I, en el contexto de afirmación de la
nueva dinastía -la de Avis-. Una magnífica torre cuadrangular, con
torreones circulares en los vértices, es la inconfundible marca de
esta campaña, a la que se unen las murallas igualmente dotadas de
torreones circulares, que rodea un espacio rectangular irregular.
Este núcleo principal, de características estéticas únicas en
Portugal, parece que tuvo influencias inglesas tras la llegada del
Duque de Lancaster. La construcción se produce en las primeras
décadas del siglo XV, alargándose al menos durante treinta años.
Ya
a finales del siglo XV se lleva a cabo la construcción de la segunda
línea de murallas cuyo objetivo era proteger el principal barrio de
los arrabales, conjunto eminentemente comercial y en franco
desarrollo a lo largo de los siglos XIV y XV. La cerca que define el
espacio intramuros presenta una planta casi circular, revelando la
racionalidad y el carácter radial del proyecto, donde los ejes
viales confluyen hacia el centro.
En
los siglos posteriores, perdida gran parte de su función
estratégico-militar, se fue produciendo una progresiva degradación
y, en ciertos casos, desmantelamiento de las murallas y de la
estructura defensiva medieval. En el siglo XVII, en el contexto de
las Guerras de la Independencia, se retiraron muchas almenas, para
dotar a los caminos de ronda de piezas de artillería. En 1800, una
significativa parte de la sección este de las murallas fue
aprovechada para la construcción de un cuartel de infantería.
El
castillo presenta planta trapezoidal, rodeado por murallas, con un
ancho adarve protegido por parapeto almenado, y amparadas por siete
poderosos cubos semicirculares, formando casi tambores, más altos
que la muralla.
Al
parapeto se accede por escaleras encajadas en el espesor de los
muros. Sus almenas son de cuerpo ancho y tiene troneras que forman
amplios nichos hacia el interior. Por su parte los cubos
semicirculares están pavimentados con losas o grava y poseen
cubierta de bovedilla de ladrillo. Tienen tres troneras cruceteadas
también formando amplios nichos hacia el interior. La puerta al
castillo, en arco de vuelta perfecta y con duelas de cantería, se
abre en el muro este entre dos cubos semicirculares.
La
Torre del Homenaje se encuentra aislada de los muros del castillo, al
estilo románico. Es sin duda altanera y majestuosa, un monumento
único en Portugal. Es de planta cuadrada con base de diecisiete
metros de lado y treinta metros de altura. Estructuralmente está
construida con elementos de esquisto reforzado en los ángulos y en
la base con cantería de granito.
La
torre está coronada por cuatro torreones circulares en cada una de
las esquinas, asentados en salientes rectangulares de bastante
altura. Se trata de una solución defensiva poco frecuente en otras
torres portuguesas. En la cara de la torre que mira al norte hay un
parapeto almenado, con almenas de cuerpo ancho que integran saeteras
cruzadas, destinadas a controlar el acceso a la puerta de entrada.
Interiormente la torre posee cuatro plantas, a las que se accede por
una escalera interior, construida en el tercer cuarto del siglo XVII.
Desde 1928, con un paréntesis entre 1958 y 1983, funciona un Museo
Militar con unos fondos de elevado valor histórico.
La
cerca de la villa presenta planta circular irregular, con un
perímetro total de seiscientos metros, adaptada a la morfología del
terreno. Está compuesta por murallas verticales con cerca de dos
metros de ancho y reforzadas por 15 torres o cubos de diferentes
formas y normalmente más altos que las murallas. Están coronadas
por un parapeto con almenas prismáticas de remate piramidal. Algunas
de las almenas disponen de saeteras rectangulares, aunque normalmente
estas se sitúan en un nivel más bajo. Interiormente la muralla está
rodeada por un adarve ancho al que se accede por escaleras integradas
en el espesor de la propia muralla. El adarve a su vez está
protegido en su cara interna por un parapeto bajo.
Posee
dos puertas, ambas en arco de vuelta perfecta protegidas por cubos
prismáticos. Una de ellas, la Puerta de la Vila que mira al
poniente, es doble pues está protegida por una barbacana. La Puerta
del Sol, como su nombre indica está orientada al levante.
En
la parte norte se encuentra la Puerta de la Traición, ligada
a la llamada Torre de la Princesa, cuadrangular y
esbelta, que es todo lo que queda del Paço del Alcaide, que aparece
en la planta dibujada por Duarte D’Armas. Es una torre asociada a
leyendas románticas y en la que fueron encerradas la infanta D.
Sancha humillada y maltratada por su marido Fernando Mendes, o D.
Leonor, injusta victima de su marido D. Jaime, que, tras tenerla
encerrada durante años, la mandó matar en Vila Viçosa.
La
cerca también integra al suroeste una coracha para proteger un
abastecimiento de agua, el Pozo del Rey, y, casi al oeste, una alta
torre cuadrada con caras exteriores de sección semicircular al
centro que fue campanario y soportó un reloj.
En
el interior de la cerca se desarrolla el aglomerado urbano de
fundación medieval estructurado en torno a la calle Fernando el
Bravo, con orientación este-oeste, que establece comunicación entre
las dos puertas de la muralla, la Puerta del Sol, al este, y la
Puerta de la Villa o de Santo António, al oeste, que da acceso al
antiguo arrabal y al río.
Fuentes: Wikipedia
Castillos, Torres y Fortalezas de Portugal
Galería:
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