El Castillo de Guimaraes está situado en la ciudad del mismo nombre que se halla en le freguesía de Oliveira do Castelo del concejo de Guimaraes del distrito de Braga en Portugal.
Reconocido
por muchos como el castillo por excelencia vinculada a los orígenes
de Portugal, el castillo de Guimaraes es una estructura sorprendente
en muchos sentidos. En primer lugar, por sus orígenes, que son
singularmente oscuros. Es cierto que estamos ante una estructura
comarcal, fruto de la iniciativa de la emblemática condesa de
Oporto, D. Mumadona Dias. Como no se menciona en una escritura
detallada de división de bienes entre la condesa y sus hijos, a
mediados de 950, podemos deducir que no existía en ese momento.
Pero
a finales de 950 ya se la menciona, en una donación en la que se
menciona que el Monasterio de Guimaraes está bajo su autoridad. Se
trata, por tanto, de una fundación condal, de la segunda mitad del
siglo X. La propia condesa Mumadona afirma, en un pergamino fechado
en 968, que lo fundó para proteger el monasterio de Guimaraes de los
ataques de los “gentios” (probablemente refiriéndose a los
normandos). Este primitivo castillo, enclavado entre los
afloramientos de granito, debió de ser construido en madera y de él
quedan pocos vestigios.
A
finales del siglo XI, durante el gobierno de los condes D. Henrique y
D. Teresa, el castillo sufrió una importante reforma, de la que aún
quedan vestigios, especialmente en la fachada norte, que da al Campo
de S. Mamede, donde la base de los muros presenta una fase diferente,
con grandes piedras. Estos vestigios documentan un recinto de planta
redonda. Fue este castillo el que se enfrentó a las fuerzas de
Afonso VII de León y Castilla, cuando el monarca sitió al infante
D. Afonso Henriques.
En
el siglo XII, en tiempos de nuestro primer monarca, sufrió una
importante reforma, de la que salió para cubrir el perímetro
actual, aunque todavía sin sus ocho torres. Con las reformas
góticas, en el reinado de D. Afonso III o D. Dinis (cuando las
murallas de Guimaraes estaban siendo alteradas), sufrió una profunda
reforma, que añadió las ocho torretas de su perímetro (cuatro de
las cuales enmarcan las dos puertas de entrada) y su torre de
homenaje.
Fue
en la segunda mitad del siglo XIII, con las reformas góticas, cuando
el castillo de Guimaraes adquirió su forma actual. Para entonces, la
frontera del reino ya estaba demasiado alejada, lo que hacía que el
castillo de Guimaraes tuviera un papel cada vez más secundario. Pero
jugó un papel decisivo en la Guerra Civil de 1321-24, que opuso a D.
Dinis al infante D. Afonso, heredero del trono, cuyo clímax fue el
Cerco de Guimaraes de 1322. Y su importancia volvió a ponerse a
prueba en la crisis de 1383-85, cuando fue asediada por el maestro de
Avis (futuro João I).
En
el siglo XV todavía tenía cierta relevancia, pero desde finales del
cuatrocientos perdió su importancia militar y estratégica. Las
fronteras estaban muy alejadas y las armas habían evolucionado hacia
la pirobalística (las “armas de fuego”). Desde los primeros años
del siglo XVI, el Castillo de Guimaraes pasó por años de abandono y
decadencia. Sin función militar, se utilizó como prisión o cárcel.
Solo en el siglo XIX la población de Guimaraes y, a su paso, los
portugueses se reconciliaron con el castillo.
A
partir del siglo XIX, se reconoce como una estructura emblemática de
la Edad Media portuguesa, estrechamente asociada al proceso
autonómico en el que, en realidad, tuvo poco protagonismo.
Clasificado como Monumento Nacional en 1881, incluido en la primera
lista de patrimonio que tuvo Portugal, adquirió un innegable valor
emblemático, que fue muy fomentado por el Estado Novo, que se
encargó de una profunda intervención de restauración, realizada
desde 1936 e inaugurada en 1940. Y sigue siendo hoy uno de los
castillos medievales portugueses más emblemáticos y reconocidos.
Fuentes: Wikipedia
Castillos, Torres y Fortalezas de Portugal
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