jueves, 6 de mayo de 2021

Castillo de Ódena (Barcelona)

 


El Castillo de Ódena se asienta sobre una colina de yeso dominando la población del mismo nombre en la comarca de Anoia de la provincia de Barcelona (Cataluña). 

A comienzos del siglo IX, un siglo después de la llegada de los musulmanes a la península Ibérica, y tras largos años de luchas y enfrentamientos, se constituyó la llamada Marca Hispánica, una zona fronteriza entre los musulmanes del Emirato de Córdoba y los cristianos del reino franco. Las tierras catalanas pasaron a formar parte de este territorio de frontera, y organizadas por el imperio Carolingio en condados gobernados por condes. 

Para garantizar su frontera meridional frente a los musulmanes, los condados catalanes construyeron entre los siglos IX y XI, y reaprovecharon otros musulmanes, una amplia red de castillos, atalayas y torres de defensa por toda la Marca, fortificando con más de cien castillos un territorio muy extenso que se extendía desde Barcelona hasta el Pallars, en tierras de Lérida. Así nacerían los castillos de frontera catalanes. La Marca quedó estabilizada durante tres siglos entorno al Llobregat, Cardener, y el Montsec. A mediados del siglo XI, con la disgregación del Califato de Córdoba en los diferentes reinos de taifas, los condados catalanes pasaron a ser territorios de avanzada y conquistadores. 

El Castillo de Ódena, documentado en el siglo X (986), formaba parte de este amplio sistema defensivo, donde también figuraban en esta parte sur de la Marca Manresana los castillos de Montbui, Claramunt, Orpí, Miralles, Jorba y Castellolí, todos ellos comunicados visualmente. Perteneció al linaje de la familia Òdena quienes a su vez eran señores del castillo de Pontons. Formó parte del condado de Manresa. En el año 1287 pasó a manos de los Cardona, y posteriormente a la baronía de la Conca d'Ódena. 

En el siglo XV (1463), durante la guerra contra Joan II, la Diputación General de Cataluña acordó la demolición del castillo, afectando a las puertas y la muralla, siendo la torre el único elemento que siguió en pie hasta la época de Fernando VII, en que se derrumbó parte de la torre. En la década de los ochenta del siglo XX la torre fue restaurada, debido al estado de ruina que presentaba. 

La fortificacion de Ódena se organizó en dos terrazas, adaptándose a la orografía del terreno. La primera línea de muralla seguía los acantilados del cerro por tres de sus lados, que dan directamente a la Cuenca del Ódena, aprovechando así las posibilidades defensivas naturales que ofrecía el lugar. Por el lado sur la pendiente es más suave y el acceso más fácil, por lo que, para una mejor defensa, se levantó una torre como refuerzo de la muralla. Esta torre es el único elemento que perdura del antiguo recinto fortificado. 

La torre es de planta poligonal de once lados iguales por el exterior, y circular por el interior. Se accedía por una puerta situada a unos tres metros de altura, mediante una escalera móvil, que en caso de peligro podía ser retirada. Interiormente estaba dividida en cuatro pisos, la planta baja se utilizaba como aljibe, el primer piso coincidía con la puerta de entrada, y el segundo, mediante una escalera de caracol, llegaba hasta el ultimo nivel, una terraza. Entre unas casas próximas en ruinas, se pueden ver gruesos muros, el principio de un arco y una pequeña ventana o aspillera, que quizá formaran parte del castillo. 

Cerca de la torre que se conserva, al atravesar las ruinas del pueblo viejo de, hubo una iglesia en lo que fue el recinto del castillo, en su parte más alta, documentada en el siglo X y hoy día desaparecida. La torre presenta actualmente un buen estado, tras su restauración y consolidación. El resto prácticamente desaparecido. 

Fuentes: Wikipedia
               castillos.net
               Ricard Ballo (Fotos)

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