domingo, 23 de mayo de 2021

Castillo de la Tossa (Santa Margarida de Montbui, Barcelona)

 


El Castillo de la Tossa se asienta sobre un cerro llamado "La Tossa" en el término municipal de la localidad de Santa Margarida de Montbui en la comarca de Anoia en la provincia de Barcelona (Cataluña). 

Se puede llegar a él saliendo de la localidad de Santa Margarida de Montbui dirección al núcleo antiguo. Poco después de dejar el núcleo viejo hay que tomar un desvío a la derecha que indica al Castell de la Tossa. En poco mas de cinco minutos ganando altura por la sierra, nos lleva a los pies del cerro donde se asienta la vieja fortaleza milenaria de la Marca. 

A comienzos del siglo IX, un siglo después de la llegada de los musulmanes a la península Ibérica, y tras largos años de luchas y enfrentamientos, se constituyó la llamada Marca Hispánica, una zona fronteriza entre los musulmanes del emirato de Córdoba y los cristianos del reino franco. Las tierras catalanas pasaron a formar parte de este territorio de frontera, y organizadas por el imperio Carolingio en condados gobernados por condes. 

Para garantizar su frontera meridional frente a los musulmanes, los condados catalanes construyeron entre los siglos IX y XI, y reaprovecharon otros musulmanes, una amplia red de castillos, atalayas y torres de defensa por toda la Marca, fortificando con más de cien castillos un territorio muy extenso que se extendía desde Barcelona hasta el Pallars, en tierras de Lleida. Así nacerían los castillos de frontera catalanes. La Marca quedó estabilizada durante tres siglos en torno al Llobregat, Cardener y la sierra del Montsec. A mediados del siglo XI, con la disgregación del Califato de Córdoba en los diferentes reinos de taifas, los condados catalanes pasaron a ser territorios de avanzada y conquistadores. 

Los castillos de la Marca, emplazados casi siempre en lugares fuertemente estratégicos, desde donde se contemplan espectaculares vistas en la mayoría de los casos, ya sea sobre cerros que dominaban extensos territorios, controlando los caminos a las principales poblaciones, situados en medio de los valles que daban a las ciudades o pueblos, dominando las poblaciones o el curso de los ríos de la frontera, contaban siempre con fortificaciones cercanas complementarias que se apoyaban entre sí, constituyendo un eficaz sistema defensivo del territorio catalán en la Edad Media. Actualmente se conservan un gran numero de ellos, muchos están en ruinas, otros han sido muy transformados, y muchos otros han desaparecido. 

En el siglo XI, el condado de Manresa controlaba un extenso territorio que abarcaba Manresa hasta cerca de Lleida. Para defender las tierras que se iban ganando a los musulmanes, se fueron levantando numerosas fortificaciones y reaprovechando otras musulmanes, formándose así la línea defensiva fronteriza del Anoia, en la Marca Manresana, que llegaba hasta la comarca de la Segarra, en tierras de Lleida. 

La mayoría de las fortificaciones estaban comunicadas entre sí visualmente o por medio de señales de humo o fuego, para alertar de posibles ataques o incursiones sarracenas. Más adelante, cumplirían doble función, además de la defensiva. Desde la extensa red de fortificaciones levantadas en las tierras del Anoia, se intentaría con el tiempo reconquistar nuevos territorios a los musulmanes. 

El Castillo de la Tossa, por primera vez documentado en el siglo X (936), formó parte de las fortificaciones de frontera de la Marca Hispánica con territorios musulmanes, de la línea defensiva del Anoia, en la Marca Manresana. Compartía funciones defensivas en esta parte de la frontera con los cercanos castillos de Tous al oeste, Miralles y Queralt ligeramente al suroeste, con los que protegía los pasos entre la sierra de Miralles y la de Ancosa, al igual que Vilademáger, éste un poco más alejado también al suroeste, Clariana al noroeste, Jorba y Rubió y Ardesa al norte, Odena y Castelloli al noreste, y en posición más atrasada, al este, con la poderosa fortaleza de Claramunt, con la cual tenía contacto visual, entre otros. 

El castillo fue construido en un lugar fuertemente estratégico, en el extremo este de la sierra de Miralles, desde donde dominaba y controlaba la cuenca del Odena, por un lado y, por otro, el paso natural entre las sierras de Miralles y de Ancosa. 

En 970, uno de sus primeros dueños, el conde de Barcelona Borrell, lo donó a la iglesia de Vic. En 985, en una de las tantas aceifas de Almansur contra territorios cristianos, penetra en tierras condales catalanas. Al llegar a la línea defensiva del Condado de Manresa, las tropas musulmanas de Ibn Amir devastan varias fortificaciones, entre ellas el castillo de Montbui, que sería destruido casi por completo, rompiendo el eficaz sistema defensivo de la Marca. Alcanzaría la sede del condado, destruyendo la ciudad de Manresa. Tras ello, su objetivo seria la Ciudad Condal, Barcelona. Tras apostarse ante la línea defensiva cristiana fortificada del Baix Llobregat, a menos de 20 kilómetros de la ciudad de Barcelona, las tropas califales lograrían reducir la fortaleza de Castellciuró y otras fortificaciones cercanas, logrando atravesar la línea defensiva condal del Llobregat. Almansur, ya frente a las murallas de la vieja Barcino, saquearía Barcelona sin remedio. 

Tras la destrucción de la fortaleza de la Tossa por parte de Almanur, ésta seria reconstruida por el obispo Froià. Se levantaría a pocos metros del castillo una iglesia dedicada a Santa Maria. En 1023 el castillo fue cedido por el abad Oliba a Guillem de Mediona, uno de los personajes más importantes de la historia catalana de esta época, junto a la fortaleza y posesiones del castillo de Tou. En 1034, tras la muerte de Guillem, la iglesia sería confiada al Abat Oliba, mientras que el castillo seguiría perteneciendo a la iglesia de Vic. 

En 1322 el rey de Aragon Jaime II vendió el castillo a los vizcondes de Cardona, quienes lo mantuvieron hasta el siglo XV, pasando entonces a manos de los Montbui, quienes actuaron como gobernadores del castillo y adquirieron la baronía de Montbui. La boda de Anna de Montbui con Claudi de Lanuza y de Torrelles permitió que pasara a su descendencia. Desde aquella fecha hasta 1886 diversas familias tuvieron ciertos derechos: los Lanuza, los Rabassa de Perellós marqueses de Dosaigües y los Marimón marqueses de Cerdanyola. 

Se conserva una torre del siglo X, de planta rectangular, con muros de más de dos metros de espesor y ángulos redondeados. El interior, que ha sido muy modificado y transformado, se organiza a partir de la planta baja, presentando una sala cubierta por bóveda de medio punto. La puerta de acceso original a la fortaleza, se encontraba a nivel del primer piso, a modo de ventanal. 

Por los alrededores del cerro de la Tossa, se observan restos de muros que debieron pertenecer a la muralla perimetral de la fortaleza. Observando el cerro de la Tossa, la fortaleza no debió ser de grandes dimensiones. Dentro de lo que fue el recinto del castillo se encuentra su iglesia, dedicada a Santa María de la Tossa, datada y documentada en el siglo X. 

Desde su emplazamiento se pueden contemplar unas magníficas vistas de la sierra de Miralles y la cuenca del Odena, y la espectacular y lejana estampa del castillo de Claramunt. Se encuentra en estado de ruina parcialmente consolidada. Actualmente es utilizado como sala de exposiciones. 

Fuentes: Wikipedia
               Cataluña Medieval
               castillos.net
               Luis Puey (Fotos)

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