El Castillo de la Roca se encuentra situado en un pequeño cerro junto al río Mogent y rodeado de una espesa arboleda de la cual emerge esta impresionante construcción, desafiante al paso del tiempo, en la localidad de La Roca del Vallés, en la comarca del Vallés de la provincia de Barcelona (Cataluña).
El
origen de la población fue un antiguo asentamiento romano,
denominado Castro Morino en etapas medievales. Las primeras noticias
del castillo surgieron en el año 932. Se tiene constancia
documentada del siglo XI sobre el castillo de La Roca del Vallés,
actuando de propietario Arnau Mir por encargo del Conde de Barcelona.
Tras
unos años en su poder el Conde de Barcelona se lo entregó a Guillem
de Muntanyola o de Vacarisses (que fue el primer señor de Montcada).
A la muerte de éste, el castillo pasó a posesión de su hijo Renard
Guillem de Sarroca y de su hermano Bernat. A principios del siglo XV
Pere Arnau Marques vende la señoría a Ramón de Torrelles quien se
encarga de restaurarlo, aunque restando importancia al aspecto
defensivo, y mantenerlo en buen estado hasta el siglo XVIII en que
pasa a manos de los Sentmenat.
Tras
varios nuevos nuevos poseedores del castillo pasa a manos de la
familia Alomar quien lo conserva hasta que llega a manos de su
propietario actual D. Antoni Rivière el cual lo restaura de nuevo
volviendo a adquirir el señorío que tuvo antiguamente. Durante la
Guerra de Castilla, la fortaleza albergó a los seguidores de la
reina Juana Enríquez, dejándolo en ruinas. Jugó un papel
importante en la guerra de Secesión catalana.
El
edificio posee planta poligonal. Como en la mayoría de estos
edificios, los elementos defensivos más destacados son las torres.
Una de estas torres es de forma circular y su origen se remonta a
etapas anteriores a la construcción del castillo. La enorme torre
del homenaje y el remate en almenas en la mayor parte del edificio
completan sus defensas.
La Torre del Homenaje se sitúa en uno
de los ángulos del edificio. Su planta tiene forma rectangular y
adquiere una gran altura. Su cornisa está rematada en almenas de
forma cuadrangular. A lo largo de sus muros, se abren pequeños vanos
y ventanales; estos últimos son de etapas posteriores. Todo ello da
al edificio un aspecto férreo y compacto.
Uno de los aspectos
que más destacan en el edificio es su fachada. Ésta se compone de
un cubo de forma rectangular anexionado al edificio. Esta estructura
cúbica posee cuatro niveles de los que destaca el tercero por el
ventanal que rompe con la monotonía de su fachada. Los grandes
ventanales de clara factura gótica proliferan a lo largo del
edificio.
Tinell es el nombre que se le da a la sala mayor de
la fortaleza. Es una de las partes más destacadas del edificio. Posee
forma alargada y varios accesos de forma adintelada. También
destacan sus grandes ventanas y sus arcos góticos, hechos en piedra,
que sostienen un techo realizado a dos aguas.
El
castillo está realizado en piedra. Destacan dos técnicas
constructivas: el sillarejo y el sillar. El sillarejo, que consiste
en labrar la piedra toscamente, se utiliza a lo largo de todo el
edificio a excepción de los ángulos y los vanos, donde se utiliza
el sillar. El sillar es la técnica en la que se talla por completo
la piedra.
El Castillo de la Roca se mantiene, hoy en día, en perfecto estado de
conservación. Esto ha sido gracias a uno de sus muchos dueños, Don
Antonio Riviere i Manen, quien se enfrentó a las tareas de
restauración. En la actualidad, es un museo que muestra las
distintas etapas históricas por las que ha pasado la fortaleza.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Galería:
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