martes, 11 de febrero de 2020

Murallas de Huete (Cuenca)


Las Murallas de Huete se encuentran situadas en el casco urbano de la población del mismo nombre en la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha). 

La muralla rodeaba Huete partía de los extremos del castillo, formando un rectángulo, encontrándose la cerca dispersa por la localidad formando parte de las construcciones o de forma aislada. 

Se supone la existencia de ocho puertas en la muralla de Huete, Ávila, Lara, Almazán, Castejón, Daroca, Atienza, Medina y El Salvador. Están localizadas las de Almazán, Castejón, Daroca y Medina. A ellas habría que añadir el postigo del Obispo, o de Santa Justa; junto a la ermita de Santa Justa y Rufina, patronas de la Ciudad, en los lienzos septentrionales del muro, y el postigo del Arcipreste o puerta Postigo; al sur. Las más importantes por su tráfico fueron las de Castejón. por la que se accedía al mercado, Almazán, justo ante la plaza que sirvió de sede al concejo, y Medina, de donde partía un eje que encaminado hacia el oeste llevaba a los campos de cultivo del entorno urbano. 

Pero apenas quedan en la actualidad unos pocos y escondidos rastros del antiguo cinturón amurallado, y de las puertas casi nada permanece, salvo los restos de la de Medina que, con forma acodada, todavía hoy pueden contemplarse. Los postigos de Santa Justa y del Arcipreste se podrían corresponder con las puerta de Atienza y del Salvador. La de Lara estaba en la parte más alta del cerro, junto a la parroquia de Nuestra Señora de Lara, y de la de Ávila se desconoce su localización. La puerta de Almazán se conoce desde finales del siglo XV con el nombre del Reloj, pues a su lado estaba la torre en el que éste quedó emplazado. Numerosas casas se fueron construyendo pegadas a la muralla, tanto a intramuro como a extramuro, quedando la muralla inserta entre los edificios. 

En 1430 los miembros del concejo consideraron que Huete estaba «malpara de torres y adarves». Para la reparación del recinto amurallado se llegó a obligar a los albañiles locales a trabajar en ella y trayendo con el mismo fin peones de los pueblos de la tierra. Se empezó a levantar también una barrera que resguardase los arrabales. Para acometer esta obra acuerda el Concejo repartir tres maravedíes a cada casa de los arrabales, los afectados protestaron fuertemente, aseverando que debía pagar todo el común de Huete, incluyendo los que poblaban el recinto cercado. 

Las reclamaciones debieron ser insistentes porque se suspendió el repartimiento y apenas tres meses más tarde se dio orden de quitar y vender las puertas que se habían puesto en las nuevas barreras, con la finalidad de obtener dineros para el reparo urgente de las conducciones de traída de aguas . De todos modos, las tapias del arrabal persistían todavía en los años noventa y sus entradas dieron motivo a denominaciones como la llamada puerta de Cuenca», ante el camino que partía con tal dirección, y que se puede documentar hacia 1514, o la que se denominaba del Campo, algo más allá de la terminación de las calles San Benito y Civera. 

Puerta de Daroca: Posee diferentes fases constructivas que, ocupando un mismo espacio, se sustituyen, reaprovechan o refuerzan entre sí, pero siempre respetando la ubicación de la mencionada puerta, cuya existencia es permanente desde su origen hasta la actualidad en forma de calle de acceso a la población. 

Se han documentado hasta tres fases constructivas: La más antigua, fechada en época emiral (siglos IX-X), fue la formada por una torre de tapial de tierra que flanqueaba la Puerta de Daroca por el sur, y un tramo de muralla de tapial de tierra, levantada sobre un zócalo de mampostería encofrada, que desde dicha torre continuaba en dirección sur. 

Posteriormente, las anteriores defensas fueron sustituidas, reparadas o complementadas por una nueva torre semicircular, que envolvió la anterior, y un nuevo lienzo de muralla que sustituyó al antiguo —ahora, empleando una mampostería encofrada—. Esta segunda fase se correspondería también con el periodo andalusí, pero quizás ya dentro de una fase almorávide (1ª mitad del siglo XII). 

La última actuación sobre las defensas en esta zona de la muralla se dataría poco después de la conquista castellana de Huete, datándose probablemente en la segunda mitad del siglo XII. Consistió en el adosamiento por el exterior de una potente muralla de mampostería concertada y de una gran torre cuadrangular de mampostería encintada que dobló el grosor de las defensas torreadas del anterior dominio andalusí. 

Puerta de Medina: Es la única medieval que se ha conservado del recinto murado. Tiene forma acodad, lo que indica que el acceso a este punto de la ciudad se realizaba de forma lateral. Probablemente fuese construida a finales del siglo XII, poco después del asedio almohade a Huete en 1172, en el que, según las autopropagandísticas crónicas musulmanas, «la ciudad fue asediada por casi 100.000 musulmanes» que, aunque rebasaron la línea de muralla y saquearon las diferentes parroquias, no consiguieron la conquista de la fortaleza. El nombre de medina debe hacer referencia a la procedencia de los repobladores de este barrio de Huete, que sería ocupado por gentes de Medinaceli. 

Puerta de Almazan: Es, junto con la de Daroca y Medina, una de las tres puertas conservadas del recinto de la muralla de Huete, de las diez que tenía en época medieval. Su estructura no es original, ya que ha sufrido varias reparaciones y transformaciones a lo largo de su historia, y su fábrica actual se debe a la construcción de la Torre del Reloj en el siglo XVIII, sobre un cubo de la muralla.

Fuente: Castillos del Olvido

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