lunes, 24 de febrero de 2020

Murallas de Molina de Aragón (Guadalajara)


Las Murallas de Molina de Aragón circundan el antiguo albacar de la fortaleza islámica de la población homónima de la provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha). 

Si duda alguna es uno de los recintos amurallados mejor conservados y espectaculares de toda la geografía española. El origen de la fortaleza de Molina de Aragón es el alcázar que los árabes levantaron sobre un antiguo castro celtibérico, y en el que situaron la sede de los reyezuelos del territorio taifa molinés. Sus jefes, como Hucalao, Aben Hamar y Abengalbón, resuenan en algunas crónicas árabes de la época. Este último fue gran amigo del Cid Campeador, alojando al guerrero burgalés en sus caminares de exilio entre Castilla y Valencia. 

El territorio molinés fue conquistado a los árabes por Alfonso I el Batallador de Aragón, en el año 1129. La disputa del territorio, elevado y frío, despoblado casi por completo, pero estratégico en el dominio de los caminos entre Aragón y Castilla, quedó finalmente para Castilla, y su señorío fue entregado en régimen de behetría a la familia de los Lara. 

Estos magnates constituyeron en Molina de los Caballeros un fuerte núcleo poblacional al que concedieron un Fuero, promulgado en el año 1154 por su primer conde, don Manrique de Lara. Se creó un poderoso Común de Villa y Tierra, organización propia de la Castilla meridional, cuya cabeza territorial era Molina, sede del señorío, de las instituciones, de los representantes, del mercado, etc., y protegida por una muralla que fue creciendo a partir de la segunda mitad del siglo XII. 

El gobierno de los Lara sobre el territorio y la villa de Molina duró hasta finales del siglo XIII. Luego pasó a ser señorío de los reyes castellanos por la boda de su señora, doña María con Sancho IV. Las fortalezas molinesas, que han permanecido a lo largo de los siglos muy entero y sin necesidad de restauraciones especialmente llamativas, fueron protagonistas de múltiples batallas, tanto en la Edad Media como en la Guerra de la Independencia y las Guerras Carlistas. 

A partir del enorme recinto exterior de la alcazaba de Molina, la muralla se fue extendiendo para abarcar la ciudad que progresivamente aumentaba hasta el río Gallo, partiendo de la Torre del Vigía cercana a la Torre del Reloj, siguiendo por el llamado Castil o Castillo de los Judíos, y descendiendo hasta la Puerta del Baño para llegar a la antigua casa de la comunidad del Señorío. 

Varias puertas daban acceso a la población. Fueron destruidas en el último tercio del siglo pasado y se denominaban del Reloj, Cabras, Mogalobos, Ruedas, Baño, Río, Chorro, Valencia y Calatayud o Real. Sus muros están aprovechados en algunos edificios modernos y son interrumpidos por el paso de la carretera que va por el norte de la población. 

Al pie de la Torre del Reloj, puede observarse también una obra de los tiempos del dominio de los romanos o quizás de más remota antigüedad, en los peñones que sirven de base a aquella y a las murallas. Estos peñones están cortados a pico y formando escalones para ascender a otras fortalezas, que los siglos hicieron desaparecer y sobre los que en la Edad Media se edifico toda la inmensa obra de fortificación que se admira en la actualidad. Aún pueden verse restos de estas antiguas murallas y torreones a la entrada de lo que llaman el barrio Judío, la puerta Ahogalobos y la torre de Medina, cerca del puente romano, aunque quedan escasos restos, algunos de ellos aprovechados en algunos edificios modernos. 

Fuente: Castillos del Olvido

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