El Castillo de Peñahora fue una fortificación de origen andalusí situada en el despoblado de Peñahora, al norte de la localidad de Humanes, junto a la desembocadura del río Sorbe en el río Henares, en la provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha).
Se
trataba de un castillo de gran tamaño que dominaba el poblado junto
al puente sobre el Sorbe del camino de Toledo a Zaragoza. Ocupaba una
gran explanada dominada por el castillo y una vasta muralla que
cercaba todo el poblado. Todo el recinto estaba construido con piedra
sillar. Tan solo quedan algunos restos de las murallas y de algún
silo.
Fue
construido en el siglo IX en época emiral como defensa del valle del
Henares. Tras la conquista cristiana en 1081 pasó a formar parte del
común de villa y tierra de Hita y sirvió como defensa del puente
sobre el Sorbe del camino real de Zaragoza.
En
1188 fueron donadas las tierras de Peñahora por Pedro Fernández de
Hita, señor de Hita, a la Orden de Santiago, que estableció una
encomienda y se reservó el derecho de pontazgo. En 1328 se trasladó
la cabeza de la encomienda a la cercana Mohernando y con ello el
cobro del tributo. Comienza entonces el despoblamiento de Peñahora y
el abandono del castillo. La encomienda de Mohernando, junto con el
castillo de Peñahora, fue vendida en 1564 a Francisco de Eraso, que
tomó de manos de Felipe II el título de conde de Humanes. El
castillo de Peñahora quedó entonces completamente en desuso y
abandonado. Fue derruido en el siglo XIX y sus piedras sirvieron de
material para la construcción de la carretera y de la vía del
ferrocarril Madrid-Barcelona, que atraviesan el despoblado.
Los
restos que hoy se conservan de este antiguo poblado se reducen a unos
muros situados en la parte más baja del cerro y separados del resto
por la vía del tren y la carretera, que pueden corresponder al
arrabal, más las bases de dos torreones situados hacia al Este que
debieron formar una puerta al cerro superior donde estuvo el
castillo, así como de numerosos fragmentos de muralla esparcidos por
las laderas, pudiéndose seguir en buena parte todo el trazado de
esta antigua muralla medieval. Aunque pequeño, Peñahora tuvo un
castillo.
Los
restos que pueden todavía contemplarse, ha permitido a los expertos
fechar su construcción hacia el siglo IX. En las laderas del cerro
es fácil encontrar cerámica árabe, mientras que apenas aparecen
restos arqueológicos de época cristiana. Señal evidente de que fue
más importante en la primera que en la segunda de estas épocas
históricas. En lo alto del cerro de Peñahora, se aprecian los
restos de una puerta, en la vertiente Este, puerta que estaría
formada por dos cubos macizos de 4,75 metros de lado, separados entre
sí 3 metros, lo cual era propio de las grandes puertas de alcazabas
árabes de importancia.
También
en la vertiente Oeste y a lo largo de más de cincuenta metros, se
aprecia la dirección de la muralla que seguía bastante fielmente la
topografía del terreno. Por el lado Norte del cerro aparecen otros
restos, así como unos cimientos circulares, testigos de posibles
silos y almacenes. Todo el terreno del cerro está hoy sometido a
cultivo de cereales y olivos. Por el suelo aparecen abundantes las
tejas curvas, las piedras de río y una cerámica medieval tosca, de
origen árabe como he dicho, sobre todo por el lado suroeste.
Fuente: Castillos del Olvido
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