La Fortaleza Califal del Castellar se encuentra situada al oeste de la ciudad de Alcoy, en la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).
Su
emplazamiento, que ocupa unos 7.500 m2, se encuentra en la cima de un
cerro denominado El Castellar, de donde toma su nombre, estando
también disperso por una buena parte del mismo, al que se accede por
la Senda del Salt, en la carretera Alcoy-Bañeres de Mariola. La
cumbre de El Castellar y sus aledaños fueron ocupados por distintas
civilizaciones y culturas desde la Edad del Bronce, la Ibérica, la
Romana y, finalmente, la Musulmana.
Cuentan
los códices antiguos que tras la invasión árabe de la Península,
éstos llegaron a las cercanías de los territorios actuales de Alcoy
y fundaron la primera medina islámica en forma de campamento militar
en L´Alcoiá, que se denominaba “hisn”, palabra árabe que
significa precisamente “campamento”. Ello debió suceder a
finales del siglo IX o comienzos del siglo X. Los restos actuales
son,por tanto, los restos de la antigua fortificación califal-taifal
de Alcoy. Tras su ocupación hasta el siglo XIII, esta fortificación
y castillo pertenecían al distrito de Al-quy,
de donde procede el nombre actual de la ciudad de Alcoy.
Según
algunos historiadores y expertos arqueólogos parece ser que el final
de la estancia musulmana en el poblado de altura de El Castellar fue
debida a un devastador incendio, que daría por finalizada de una
forma traumática la vida en el poblado, quedando destruidas todas
sus estancias de hábitat, y muriendo muchos de sus pobladores.
Está
considerado como uno de los más importantes yacimientos
arqueológicos de Alcoy, aun siendo escasas las excavaciones
efectuadas hasta la fecha actual, aunque se llevan algunos años ya
de excavaciones lo cual dará como fruto el casi total conocimiento
de esta importante fortificación islámica de la provincia de
Alicante. En el momento de producirse la conquista cristiano-feudal,
Alcoy era un distrito territorial formado por diez alquerías que
dependían de este centro fortificado de El Castellar. Una vez
expulsados la mayor parte de los musulmanes y despobladas muchas
alquerías, se fundó, en Marzo de 1.256, la villa de Alcoy, núcleo
urbano nuevo, centralizado y fortificado, destinado a recibir a los
repobladores que se asentaban en el término.
El
cierre del recinto amurallado finalizó en los últimos años del
siglo XIII, pero el deseo de favorecer una mayor inmigración,
provocó la construcción de un ensanche amurallado: la Pobla Nova de
Sant Jordi, a partir del año 1.304. Tras su
descubrimiento se hicieron unas primeras prospecciones arqueológicas
del yacimiento, quedando totalmente probado que este lugar se
corresponde con la primitiva población musulmana de Al-quy.
En
todo el perímetro amurallado se nota claramente la fábrica
correspondiente al tipo de construcción almogávar, en mampostería
y mortero de cal, así como también en las distintas estructuras de
su interior, que indican claramente el tipo de instalaciones
militares de los primeros invasores del territorio. Esta
fortificación puede ser considerada como muestra típica de las
técnicas constructivas musulmanas, el tapial y el encofrado de
mortero de cal con mampostería.
Es
de destacar el gran aljibe que se halla en el interior del recinto,
lo cual da una idea de la gran población que en El Castellar
habitaba, y que perduró casi cinco siglos. Eso dice al menos su
cerámica, encontrada por el arqueólogo y profesord. Germán Pérez
Botí. Por tanto la relevancia de este poblado fortificado islámico
se centra en su perduración en el tiempo. El Castellar era un “hisn”
que, aunque no comparable con las alquerías de su alrededor, se alzó
con la categoría de “farqasa”, y cuya población se acercó a
los 150 habitantes que podían, incluso, a contar con un médico, y
cuya economía se centró en la fabricación de trajes de lino, como
ya dijo el geógrafo oriental Yaqut, que situó este enclave muy
cercano a Cocentaina.
Las
alquerías se organizaron en torno a este castillo fortificado
emplazado en altura que les servía de refugio y defensa. De este
asentamiento procede una importantísima colección de cerámicas
finas en manganeso, como ataifores, jarras o candiles, así como
objetos de bronce. Pérez Botí sugiere que la producción se
exportaba más allá de la taifa de Denia, por lo que la actividad en
el asentamiento era más industrial que artesana, lo que queda
demostrado por los restos cerámicos provenientes del norte de África
y Baleares, que por su calidad se sostiene que en esta zona habitó
una élite musulmana.
Todos
los objetos encontrados se pueden admirar en el Museo Arqueológico
de Alcoy "Camilo Visedo".
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