El Castillo de Monturque se encuentra situado en la zona más alta de la localidad homónima en la comarca de La Campiña de la provincia de Córdoba /(Andalucía).
Se
localiza junto al Paseo de San Mateo, entre la C/ Seneca y la de
Rafael Lara, a escasos metros del Museo Histórico Local de
Monturque. El castillo fue conquistado por Fernando III el Santo en
1240. Se trata de una construcción de marcado carácter militar cuyo
origen omeya fue modificado posteriormente por la ocupación
cristiana.
Los
restos que han llegado hasta la actualidad permiten adivinar un
trazado rectangular constituido por tres muros que en cada uno de sus
encuentros presentaría una torre; concretamente, la meridional tiene
planta pentagonal. Posiblemente, estas construcciones estaban dotadas
de un sótano y construcciones subterráneas.
La
muralla tiene dos metros de anchura y presenta aparejos de sillares a
soga, en ocasiones alternando con tizones y mampuesto careado y otras
con sillarejos. Con frecuencia se observan marcas de cantero,
abundando la X, que se fechan a partir del siglo XIII y primera mitad
del XIV. Era la forma acostumbrada de señalar los sillares labrados
por los canteros a la hora de recibir su jornal, signos, por otra
parte, claramente cristianos.
El
vestigio más completo conservado hasta hoy es la Torre del Homenaje
que se alza en el centro del Patio de Armas. De planta cuadrada, se
traza de una sólida construcción de mampostería enripiada por
hiladas y refuerzos de sillares en los ángulos, con tan sólo dos
perforaciones en los muros: la puerta, en forma de arco apuntado con
sillares resaltados, y la ventana que hay justamente encima de ella,
que si conserva en su mayor parte los sillares primigenios,
constituyendo unas jambas y dovelas de extraordinaria fortaleza.
Casi
en el coronamiento de los muros, aparece el matacán corrido que apea
en ménsulas constituidas por dos molduras en bocel y dos filetes
alternados y en gradiente. Puerta, vano de iluminación y matacán
obedecen al gótico. El interior se compone de dos salas, con bóvedas
de ladrillo por aproximación de hiladas, unidas mediante escaleras.
Dentro de su sobriedad, esta torre del homenaje era la mejor
acondicionada para albergar a sus huéspedes que, probablemente, sólo
pasarían aquí estancias cortas, pues no está adaptada para
alojamiento con carácter permanente.
De
este modo, la zona de Monturque se configuró en toda la Edad Media
como plaza fuerte y zona fronteriza, primero defendida por los
musulmanes ante el avance de los cristianos, para, en los siglos
siguientes, constituir un bastión fundamental, dada su localización
estratégica, en el avance y consolidación de los territorios
cristianos en la Campiña de Córdoba.
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