El Castillo de La Adrada se encuentra situado en la localidad homónima de la provincia de Ávila (Castilla-León).
El
castillo se levanta sobre el cerro desde el que se divisa toda la
villa y una gran extensión de terreno, por la que pasaba una
importante vía de comunicación, esto unido a la cercanía de un río
y a lugares donde la caza, según relatos de la época, era
abundante, convierte sus localización en un lugar estratégico.
El
castillo fue construido a finales del siglo XIV o principios del XV,
una vez que Enrique III concedió a La Adrada el rango de Villa,
independizándola de la ciudad de Ávila. En esta época la villa
conoció un importante apogeo, relacionado con las monterías,
cacerías y ocio de la aristocracia. Aquí tuvo lugar el romance
entre el rey Alfonso VI y Zaida, la hija política de Al-Mutamid de
Sevilla.
La
villa cayó en desgracia al tomar partido por los Infantes de Aragón
en contra de Juan II, y el Condestable fue desposeído de todos sus
cargos y propiedades, pasando a manos de don Álvaro de Luna, y
posteriormente al Marqués de Villena y a Don Beltrán de la Cueva y
sus descendientes.
El
castillo ocupaba una posición estratégica en la ruta entre Toledo y
Castilla la Vieja, siendo testigo en el siglo XV de varias luchas por
su control entre los Villena y los Pimentel y Mendoza. En el siglo
XVII pasó a la casa de Montijo, en el XIX enlazó con la de Alba, y
a lo largo del siglo XX fue vendido en varias ocasiones.
El
Valle del Tiétar en el siglo XV, defiende que la construcción
del recinto fortificado en mampostería granítica combinada con
ladrillo obedeció al deseo expreso de don Álvaro de Luna,
reaprovechando una estructura templaría preexistente datable entre
1212-1250 y anteriores restos fortificados de época de Ruy López
Dávalos (primer cuarto del siglo XV). El castillo estaba dotado de
exenciones, tenia un mercado semanal y otro anual.
El
castillo de La Adrada fue construido sobre una iglesia gótica de
1250, de la que sólo queda el ábside, el arco del triunfo, las
columnas y parte de sus muros, modificados de su forma original para
fortificarlos y almenarlos. Sobre los muros originales de la iglesia
solo quedan dos ventanas. El arco triunfal es apuntado y está
formado por dovelas de sillería.
Al
ábside se le superpuso una torre siguiendo la forma semicircular
peraltada entre los siglos XV y XVI, con troneras-buzón, todo ello
con marcas de cantería, forma la parte principal de la
fortificación. La nave lateral sur fue separada de la iglesia e
incluida en el palacio en las reformas del siglo XVI. La nave norte
fue dividida y se creó un nuevo corredor sobre la iglesia, del que
se puede ver todavía su división y dos troneras. En 1309 se adosó
una torre-campanario cuadrada, que posteriormente desapareció,
aunque aún se puede apreciar la base de la misma y el inicio de su
escalera de caracol.
Rodeando
la planta principal del edificio, y aprovechando las rocas del
terreno, se levantó la muralla de sillarejo, posiblemente en las
reformas del siglo XVI. La entrada al recinto fortificado se
encuentra protegida por dos cubos circulares con troneras de ojo de
cerradura invertida, que franquean una gran puerta de madera maciza
reforzada con una tranca, de la que todavía hoy se pueden ver los
huecos para su sujeción, rematado todo ello por un arco rebajado
sobre el que hay dos troneras unidas por una bóveda interior y, a su
vez, todo ello reforzado por un puente levadizo que salvaba el foso
que rodeaba el recinto en su totalidad. Sobre los cubos aparecen dos
escudos heráldicos.
Dentro
de la muralla, pero fuera de la fortificación, se puede pasear por
el recinto que fue utilizado para la realización del mercado y de
los torneos de la época y donde se pueden ver actualmente los restos
originales del patio renacentista.
Sobre
la puerta de acceso a la fortificación se puede ver la barbacana que
la defendía. Ya en su interior se puede contemplar el patio
renacentista del siglo XVI desde el que se distribuían las
dependencias del edificio en dos plantas. En algunas de estas
dependencias, como por ejemplo, la que tienen atribuida a las
dependencia del Alcaide de la fortificación, todavía hoy perduran
restos originales del zócalo de azulejos de los siglos XVI-XVII. No
se conserva ningún muebles del castillo, si bien se pueden ver
algunos de la época procedentes de otros lugares donados por Caja de
Ávila.
Ocupando
la parte baja del patio de armas hay un aljibe con boca de ladrillo,
y pasadizos con estancias subterráneas de techos abovedados en
sillería y vanos adintelados. El brocal del pozo tampoco es del
castillo, pertenece al Palacio de los Serrano (Ávila).
El
castillo fue sometido a reformas en el siglo XVI, convirtiéndolo más
en un palacio que en un castillo, pero paradójicamente en este época
fue levantada la torre albarrana, en la que se encuentra la cárcel,
de planta pentagonal elevada, troneras de palo y orbe para la
defensa. La torre del homenaje tiene tres troneras de buzón sin
carácter defensivo, sino más bien intimidatorio. Contiene una
estela funeraria romana.
En
el siglo XV se derrumbó uno de los ocho cubos que reforzaban la
muralla, y se construyó un cubo astillero con cuatro troneras de
tipo buzón, con derrame hacia el interior para que el cañón no
asome al exterior y así el enemigo no sepa si el cañón se
encuentra cargado o no.
Para
su construcción se empleo roca granítica en mampostería
principalmente, aunque también se utilizó sillería y sillarejo.
Para la decoración y compartimentación del interior se utilizaron
azulejos y ladrillos cocidos, estos últimos también se utilizaron
para levantar el palacio, más como elementos decorativos que
constructivos, aunque también fueron utilizados en la construcción
de la iglesia primitiva.
Es
destacable la utilización de algún resto romano para levantar la
fortaleza, aunque se descarta la presencia de asentamiento romano
bajo los cimientos del recinto, pero no en sus proximidades.
Actualmente se encuentra en buen estado, tras las recientes
rehabilitaciones que se han realizado sobre él, finalizadas en el
año 2003.
Fuente: Castillos del Olvido
Galería:
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