lunes, 10 de febrero de 2020

Murallas de Cuenca (Cuenca)


Las Murallas de Cuenca se encuentran situadas bordeando el casco histórico y el antiguo castillo de Cuenca, capital de la provincia homónima de la Comunidad de Castilla-La Mancha. 

Fueron construidas en época musulmana entre los siglos X y XI, fueron modificadas tras la conquista cristiana de la ciudad y, posteriormente, entre los siglos XV y XVI, momento en que se le abrieron nuevos postigos y se le realizaron diferentes obras de consolidación. A partir de este último siglo, van surgiendo nuevas construcciones que, anexándose a la misma, utilizan la propia muralla como parte de la edificación, algo que aún se puede ver en las calles Moneda y Retiro y junto a la Plaza del Carmen, donde se encontraba la Alcazaba. 

Más tarde, en los siglos XVIII y XIX, fue desapareciendo gran parte de sus puertas y de sus lienzos, habiéndose salvado algunos de los elementos actualmente conservados por formar parte vital de algunos edificios. La muralla estaba fabricada, en su mayor parte, de mampostería con refuerzos de sillares en algunos puntos, como las esquinas de varias de sus torres. 

Las puertas de la muralla tenían una doble función, ya que además de permitir la entrada y salida de personal, constituían un medio de fiscalizar las mercancías que entraban y salían de la ciudad mediante los impuestos que por ello se cobraban, estando su apertura y cierre regulada por un horario que se adaptaba a las particularidades situaciones de riesgos bélicos o epidemias. Su construcción era de madera reforzada con barrotes y planchas de hierro, existiendo algunas (la del Castillo, la de San Juan y la de Valencia) que además contaban con rastrillos o puentes levadizos. En un principio, se cree que la ciudad tenía seis puertas y tres postigos, habiendo variado su número a lo largo de la historia. 

Posteriormente, las reformas que se llevaron a cabo durante los siglos XVIII y XIX hicieron desaparecer los torreones que, según algunas fuentes, protegían la entrada, construyéndose, además, una serie de viviendas por encima de ella que la hicieron desaparecer casi por completo. 

En la actualidad, está formada por dos arcos de distintos tipos y comunicados entre sí mediante un pasadizo de piedra; el que se abre al interior de la ciudad, a la Calle General Mola, 2, es un amplio arco de tipo carpanel, y el que da al exterior es de tipo apuntado, estando comunicado este último con la Hoz del Júcar a través de una escalera igualmente de piedra. 

Fuente: Castillos del Olvido

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