Los restos del Castillo de Zafra de Záncara, de origen musulmán, se encuentra situado en la parte más elevada de la localidad de Zafra de Záncara en la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha).
La villa de Zafra de Záncara está emplazada sobre un elevado cerro de materiales cretácicos con una fuerte pendiente, especialmente la oeste, abrupta y escarpada, parte de este cerro se encuentra además rodeado por el río Záncara. Es por esta topografía que fue ocupado desde antiguo, su fácil defensa hizo que los íberos, los visigodos y otras culturas posteriores lucharan por este enclave.
Tras la conquista de Cuenca, en 1177, Alfonso VIII fue consciente del peligro de invasión que suponía, para la recién conquistada ciudad, la cercanía de la frontera musulmana y decidió alejarla con la toma de las fortalezas de Zafra, Alarcón y Moya. El castillo fue conquistado al moro Zafra por el señor de Huete y segundo conde de Molina, Pedro Manrique de Lara en el año 1179. Tras la conquista de Zafra y del avance cristiano hacia tierras de Levante, se inició la expansión de repoblación de la parte oriental de La Mancha.
Posteriormente perteneció al Infante don Juan Manuel, y a los Ruiz de Alarcón. En 1458 D. Juan Pacheco se lo compró a Lope Ruiz de Alarcón, después de la guerra del marquesado (1475-1480) y siguió perteneciendo a los marqueses de Villena. Fue reformado en el siglo XV por el marqués de Villena tras pasar a sus manos.
En la actualidad su estado es lamentable por la erosión debida al abandono, y en el que apenas se conserva una torre de planta cuadrada y algunos restos de los lienzos de la muralla, siendo su fábrica es de mampostería y calicanto. Tenía enlace visual con el Castillo de Huerta de la Obispalía.
Fuente: Castillos del Olvido
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