El Castillo de Rochafría, también llamado Castillo de Rochafrida o Castillo de Beteta, se encuentra localizado en un cerro cercano a las afueras de la localidad de Beteta, en la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha).
Fue
construido en el siglo XIII sobre una obra musulmana anterior, y
reformado en el siglo XIX (1839). Por su emplazamiento debió ser una
fortaleza de enlace entre Cuenca y Molina de Aragón, frontera del
dominio musulmán durante mucho tiempo.
Es
un conjunto de elementos de arquitectura militar de interés. Se
conservan los basamentos y arranques de las trazas, parte de la torre
del homenaje, incluido el abovedamiento, y los fosos, aunque muy
deteriorados. Se conserva también parte de la muralla que, cerro
abajo, llegaba hasta el pueblo, en el que todavía quedan importantes
restos de lienzos y postigos.
Es
en el siglo XIX cuando Beteta vuelve a ocupar páginas de la historia
con la I Guerra Carlista al estar muy bien situada estratégicamente
dentro de una zona orográficamente importante. El general carlista
Ramon Cabrera, en agosto de 1839, considera como una posición
topográfica importante la villa y su fortificación defensiva. Así,
enviará al general Palacios al mando de 500 hombres para reforzar la
fortificación de Rochafría.
Durante
todo el año siguiente, al mando del teniente de ingenieros D. Manuel
Brusco, se ocuparon en fortificar el pueblo y mejorar la fortaleza
cerca de 2000 paisanos y 800 caballerías. Y ante las murallas
restauradas de la fortaleza las tropas de Cabrera derrotaron a tres
batallones de la Reina. La marcha acelerada de Palacios y Brusco
hacia el interior de Castilla dejaron desguarnecida la fortaleza,
siendo tomada el 15 de junio de 1840 por las tropas isabelinas.
Cuando pasaron la población y el castillo a poder de las fuerzas
constitucionales y la fortaleza de Rochafría fue arrasada
bárbaramente, pero aún resistieron algunos bastiones del coloso.
La
planta del castillo tiene forma de polígono irregular dodecágono,
impuesta por el terreno para cubrir y vigilar todos los ángulos
posibles. Se conservan los basamentos y arranques de las trazas,
parte de la torre del homenaje, incluido el abovedamiento, y los
fosos, aunque muy deteriorados.
Se
conserva también parte de la muralla llegando hasta el pueblo,
rodeándola, de dos metros de espesor, y unos doce metros de altura,
almenada. Su fábrica es de cal, arena y piedra autóctona,
parcialmente labradas en las jambas de la portada principal. En la
población se abrían dos puertas: la Puerta de la Villa y la Puerta
de la Cava, en la actualidad hoy podemos ver restos de lienzos y el
arco del postigo.
Desde
Junio del año 2017 se están realizando labores de rehabilitación y
consolidación del castillo, en los que se utilizan los mismos
materiales que se encuentran a su alrededor, reforzando los muros de
mampostería, repararándose las lagunas en la continuidad de los
paramentos, desprendimientos, grietas y desplomes que han ido
deteriorando.
Fuente: Castillos del Olvido
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