La Torre Ilustre, llamada también Torreón de los Velasco, se encuentra situada en la localidad de Espinosa de los Monteros, en la provincia de Burgos (Castilla-León).
La
torre está ubicada en lo alto de un montículo en la margen del río
Trueba, puede ser considerada también como un torreón dada su gran
fortaleza y potente construcción. La denominación Monteros proviene
de una tradición que desde el siglo XI poseían determinadas
personas de la población como guardia de defensa real en periodos de
vacaciones de éstas.
Es
denominada Torre de los Velasco en relación a su constructor,
Fernández de Velasco, primer conde de Haro. Consta que a principios
del siglo XVII esta fortaleza de los Velasco aún tenía por alcaide
a Jerónimo de Almansa.
Se
supone que hay que fecharla en el siglo XIII fundándose en detalles
que no son válidos. Si hubiera sido levantada en el siglo XIV, como
algunas veces se ha escrito, habría entrado lógicamente a formar
parte de los mayorazgos más antiguos, cosa que no ocurre. Hay, pues,
que deducir que, como tantos otros de la provincia, sería levantada
por el primer conde de Haro en la primera mitad del siglo XV. Se
trata de un importante cruce de caminos en el norte de la provincia
de Burgos, frente a la Cordillera Cantábrica y que enlazan con
Cantabria, por lo que la torre vigilaba ese paso de acceso. Hay
autores que hablan de la construcción de este edificio por árabes:
no sería de extrañar dada la simpatía que mostraban los Velasco
por judíos y árabes.
La
torre es aproximadamente el doble de larga que de ancha. Se asciende
al primer piso por un patín bien defendido por almenas y abundantes
saeteras. Bajo él se abre el ingreso a la planta baja. Sobre la
escalera puede apreciarse un ajimez y un pequeño vano, enrejados y
coronados con los escudos de los Velasco. Encima llama poderosamente
la atención la apretada fila de largos mechinales para triple
superposición de vigas, que prolongándose desde el interior
sobresalían formando una galería que recorrió todo el perímetro
de la torre.
A
ella se accedía por una pequeña puerta en cada lienzo. Encima
sobresale una doble serie de canes en los que se engancharía el
armazón de la citada galería de madera. Es de suponer que además
de balconaje podría hacer la función de cadalso en caso necesario.
Después viene el último piso destacado por ligera imposta. Los
materiales, menos compactos, quizá indiquen una ampliación
posterior del cuerpo bajo. Las almenas, con pequeñas saeteras, aún
permanecen en buen estado. En los cuatro paramentos se abren contados
vanos con el clásico arquillo apuntado, así como varias saeteras,
algunas muy rasgadas.
El
interior está completamente desmantelado. Los muros disminuyen de
grosor a medida que ascienden. Al comienzo del patín se encuentra el
segundo cuerpo del castillo. El hecho de estar yuxtapuesto, la peor
calidad de los materiales y las ventanas adinteladas o de arco de
medio punto indican claramente que es obra posterior, seguramente del
siglo XVI. A través de un arco ojival, interiormente rebajado, se
pasa a un callejón desde el que se accede a un patio (o quizá
barbacana) y al segundo cuerpo mencionado que pudo servir de
caballeriza o almacén. Se encuentra muy destruido. Da por el Norte
directamente al escarpe del río. Algunas obras inacabadas parecen
indicar que se pretendió cercar la cima del cerro. La torre es de
mampostería tendiendo al sillarejo, que en los vanos es
especialmente de buena calidad.
Fuente: Castillos del Olvido
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