martes, 31 de marzo de 2020

Castillo de Portillo (Valladolid)


El Castillo de Portillo es una fortificación que se encuentra el la localidad del mismo nombre en la provincia de Valladolid (castilla-León). 

El edificio que se contempla es el resultado final de la restauración requerida por el rey Enrique IV de Castilla en 1465 sobre una fábrica anterior del siglo XIV. Más tarde Alonso Pimentel, conde de Benavente levantó el adarve, abrió un foso y cavó un pozo. En la historia del castillo figura como tema importante y recurrente el arresto y prisión de Álvaro de Luna que pasó un tiempo recluido entre estas paredes antes de ser trasladado a Valladolid para su ejecución. 

Es un edificio de planta cuadrada con la torre del homenaje en un ángulo; tiene barbacana y su recinto fue dotado de tres puertas defendidas por cubos amatacanados. Consta también de patio de armas en cuyo centro se conserva un pozo de más de 30 m de profundidad al que se accede por una escalera de caracol. 

No hay mención escrita sobre la existencia de un castillo o torre de vigía en Portillo hasta los tiempos de las luchas internas entre Pedro I de Castilla y su hermanastro Enrique de Trastamara. Algunos historiadores del pasado han hecho alusión a la existencia de una pequeña fortaleza construida por los árabes, pero sin referencias ni sustentación científica que puedan avalar. 

Las crónicas no dan indicación alguna sobre la existencia de un castillo en tiempos de las revueltas de la minoría de edad deAlfonso XI, que habría sido el momento oportuno para hablar de ello pues la villa de Portillo se vio disputada por los dos tutores del rey niño, don Juan Manuel y el infante Felipe, —hijo deSancho IV de Castilla y de María de Molina. Más tarde, en 1325 –mayoría de edad del rey-, Alfonso XI confirmó la donación de la villa y de su alfoz –donación que había sido hecha anteriormente por el rey Alfonso X-, al consejo de Valladolid. Por primera vez y hasta la fecha se ve escrito en un documento la referencia a un castillo. 

En 1378 volvió a intervenir el rey -Tello había muerto en 1370- otorgando el gobierno de la villa a su hijoEnrique de Castilla, duque de Medina-Sidonia.5 A la muerte del duque en 1404, la villa de Portillo, su alfoz y su castillo revirtieron a la Corona de Castilla . En 1409 se sumó a la dote de la infanta María de Trastamara -hija de Enrique III- quien a su vez la vendió en 1415 a su hermano Juan II de Castilla. 

El 21 de septiembre de 1423, Juan II otorgó la villa de Portillo y fortaleza -como premio por los servicios prestados en la guerra contra los moros-, a Diego Gómez de Sandoval y Rojas, conde de Castrogeriz, hijo de Hernán Gutiérrez de Sandoval y de Inés de Roxas (o Rojas). En 1429, Sandoval se amotinó en Peñafiel apoyando la causa de los Infantes de Aragón por lo que el propio rey le confiscó a modo de castigo todos sus señoríos, incluido el de Portillo. 

El 11 de septiembre de 1438, Juan II confió el castillo a su mayordomo Ruy Díaz de Mendoza, pero en 1441, siguiendo el curso de la guerra civil con los Infantes de Aragón, éstos hicieron prisionero al rey Juan II y a continuación anularon las concesiones hechas por el monarca posteriores al 1 de septiembre de 1438, en virtud de lo cual Diego Gómez de Sandoval recuperó el castillo de Portillo confiscado anteriormente y además el propio rey Juan II fue encarcelado en dicha fortaleza, de la que pudo escaparse con ayuda de sus incondicionales. A continuación de estos hechos, el 19 de mayo de 1445, tuvo lugar la batalla de Olmedo entre los Infantes de Aragón y Juan II apoyado por Álvaro de Luna, con el resultado de una rápida victoria de los castellanos. 

Juan II donó la villa de Portillo con su castillo a Álvaro de Luna como recompensa a las últimas hazañas.Puede verse la barrera exterior o barbacana del castillo mandada construir por el conde de Benavente (Rodrigo Alonso Pimentel) hacia el año 1470. Rodrigo Alonso Pimentel hizo importantes obras en el castillo. Mandó construir la muralla circundante con sus fosos, el patio de armas que subsiste y el pozo que se halla en este espacio, con escaleras de acceso y salas subterráneas. 

En algún momento de finales del siglo XIX o principios del XX, el castillo pasó a ser propiedad de Juan del Río, labrador y rico hacendado, padre de Pío del Río Hortega –investigador, histólogo y médico, personaje importante en el mundo de la medicina-. Del Río Hortega fue también propietario del castillo y a su muerte lo dejó en herencia a la Facultad de Filosofía y Letras, por lo que el castillo ha pasado a ser propiedad de la Universidad de Valladolid. Está parcialmente restaurado y es visitable. 

El edificio tiene planta cuadrada, con torre del homenaje en el ángulo suroeste, mirando al pueblo. Consta de barbacana -o recinto exterior- también de planta cuadrada, con cubos en las esquinas y en el centro de los lienzos. Los dos recintos están coronados por almenas cuyos merlones alcanzan la altura de 2 m. sobre el camino de ronda. 

Tuvo tres puertas, norte, sur y oeste, todas flanqueadas por cubos. La puerta norte está frontera al campo, por la parte escarpada. La puerta principal, la del oeste está bien custodiada por la torre del homenaje. Es una puerta desenfilada (o puerta en codo), propia de las entradas defensivas. Su arco exterior es de medio punto y el interior es apuntado, con una garita semicircular volada en la parte superior. Esta puerta da entrada al segundo recinto o castillo propiamente dicho, atravesando primero un pequeño patio que supone un impedimento más de defensa contra los enemigos. Desde este espacio se llega a otra puerta en codo por la que se entra al patio grande de armas. 

Las aspilleras de los muros son rectilíneas y cruciformes, pensadas para tiro de arco y de ballesta; hay algunas circulares para arcabuces; éstas fueron abiertas en el siglo XV, momento en que comenzó el uso de las armas de fuego. También pueden verse matacanes de piedra sobre ménsulas formadas porcanecillos. 

La parte más antigua es toda la planta baja del recinto interior que data del siglo XIV, construido con arcos apuntados y bóvedas góticas que apoyan sobre arcos fajones. Es la parte que se atribuye a las obras del infante Tello (hijo bastardo del rey Alfonso XI). 

En 1470 tuvieron lugar las modificaciones del conde de Benavente, Rodrigo Alonso Pimentel. Mandó edificar la barrera exterior o barbacana con fosos profundos ya desaparecidos, salvo en el lado norte que al ser escarpado no eran necesarios; modificó el patio de armas donde mandó hacer un profundo pozo, accesible por escaleras, que todavía se conservan. 

Desde la puerta principal -la puerta oeste- se llega al camino de liza y de allí a la segunda puerta perteneciente al segundo recinto, desenfilada respecto a la primera. Esta segunda puerta –que conserva los restos del rastrillo- da acceso a un pequeño patio que servía como trampa al enemigo que hubiera logrado llegar hasta allí; desde este lugar se llega al patio central o patio de armas. 

Estaba rodeado de galerías con arcadas de arcos carpaneles de las que queda una muestra en el lado este. En este patio estaban las dependencias del castillo, a excepción del lado oeste desde el que se podía acceder a las plantas superiores por una escalera de caracol. La arquería consta de cinco columnas de fuste octogonal, de poco más de 4 m de altura y basas muy simples. En los lados del patio estuvieron distribuidos los salones y las estancias del castillo así como una capilla de la que no queda vestigio alguno ni se sabe el lugar exacto donde estuvo.

Existe un pozo en el centro del patio que fue mandado excavar y organizar por Alonso Pimentel. Tiene una profundidad de más de 30 m. El acceso a su interior comienza en un extremo del patio, en el ala norte, cuyos escalones hacen de inmediato un ángulo recto hacia la derecha hasta llegar al centro donde comienza la escalera de caracol que va rodeando el hueco. Esta escalera tiene alrededor de 113 escalones y va conduciendo a tres cámaras abovedadas dispuestas en distintos niveles en cuyas paredes se encuentran sendos nichos de utilidad dudosa. En la última restauración que se llevó a cabo en el castillo se recuperó y rehabilitó también el pozo y su acceso; puede visitarse. 

Es de gran altura: 13 m. de lado x 28 m. de alto. Al exterior es sobria y sin apenas ornamentación, salvo los adornos correspondientes a una ventana gótica conopial y los escudos con las armas del conde de Benavente que decoran el dintel de las otras cuatro. Hay tres escudos repetidos por cada ventana. 

Se entra a la torre por una escalera de caracol que comienza en el segundo piso y desde el adarve, como es habitual en las torres de los castillos como táctica para impedir el acceso al enemigo. Dicha escalera va avanzando hacia su derecha, siendo ésta otra táctica militar pues si el enemigo lograra llegar a ella y subir, encontraría siempre el nabo de la escalera que le impediría sacar con rapidez su espada y atacar o defenderse. Sube por el ángulo NE hasta la azotea sin tener acceso al primer piso ni al tercero. Los habitantes de la torre se comunicaban de un piso a otro a través de escaleras interiores, bien de obra o bien movibles. 

Lo más antiguo de la torre es la estancia del piso bajo, con bóvedas de crucería y arcos de piedra que descansan en una corrida imposta. Es la sala baja llamada cámara de don Álvaro o sala real, con una aspillera que proporcionaba algo de luz. Hay otra sala con bóveda de arista. La torre estuvo rematada con almenas. 

Fuente: Castillos del Olvido

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