La Fortaleza Califal de Gormaz, también llamada simplemente Castillo de Gormaz, se encuentra situado en la población del mismo nombre en la provincia de Soria (Castilla-León).
Según
el catedrático Luis Díez del Corral, nada hay ni hubo en la Europa
del siglo X que de lejos pudiera compararse con Gormaz. Nos
encontramos,pues, ante uno de los grandes exponentes de la
reconquista de la frontera del Duero. La fortaleza califal de Gormaz,
la más grande de Europa en su clase, está situada sobre un cerro
cretácico de planta alargada que puede verse desde muchos kilómetros
de distancia en la llanura soriana, se convirtió en el origen y
bastión de numerosas razias o ataques de las tropas musulmanas sobre
las tierras cristianas del norte del Duero.
En
el siglo X toda esta zona estaba sometida a continuos y feroces
ataques por el dominio de la frontera del Duero. Su aspecto
imponente, capaz de albergar ejércitos y situado en la orilla norte
del Duero, suponía una amenaza constante para las repoblaciones
cristianas de esta parte de la estremadura castellana. Así, en el
Cantar del Mío Cid, se describe como «castiello tan fuort». Esta
fortaleza ha sido testigo de personajes como Galib, Almanzor o
Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, de la que fue alcalde en 1087.
La
fortaleza, realizada casi en su totalidad de sillares labrados,
cuenta con dos zonas diferenciadas y separadas por un foso, hoy
cubierto: el alcázar y el recinto amurallado. En el alcázar
encontraremos la Torre de Almanzor, del siglo X ,sala de armas y la
Torre del Homenaje,con aparejo califal y ménsulas califales
reutilizadas, y que hace de puerta de entrada al alcázar, una
poterna califal hacia el norte y los restos de un aljibe.
En
total son siete las torres que hay en esta parte de la fortaleza. En
el recinto amurallado, de unos 1200 metros de perímetro, 446 de
largo y 60 de ancho, con lienzos de 10 metros de altura, se asentaba
la tropa, las caballerizas, almacenes y una alberca o depósito
abierto de planta cuadrada de grandes dimensiones excavada en la
roca. Cuenta con varias poternas hacia el norte, y la fabulosa puerta
califal con alfiz o arrabá en un cuerpo formado por dos torres
unidas, y con un segundo arco interior y las dos puertas del siglo
XIV con sus marcas de canteros.
El
recinto termina en forma de punta siguiendo el contorno del cerro, y
en la torre trapezoidal que forma el espolón de poniente por la
parte exterior, se pueden contemplar tres estelas simbólicas
anteriores al resto del recinto, que en alguna ocasión se han
identificado como símbolos mágicos cuya finalidad sería ahuyentar
los espíritus de la noche una vez que se pone el Sol, precisamente
por ese lado de la fortaleza.
Sea
como fuere, no cabe duda que se encuentran en una situación
especialmente simbólica. En total cuenta con 26 torres, generalmente
rectangulares, realizadas en sillares a soga y tizón a bandas de
tizones, siendo las de la muralla macizas hasta el primer piso. Entre
el alcázar y el recinto amurallado se encuentran los restos de
varias barreras, según Federico Bordejé.
Asentamiento
de origen pre-romano, se halló una necrópolis cercana en el paraje
de La Requijada del siglo IV a.C. con unas 1200 tumbas ordenadas en
25 calles de Norte a Sur, y existen los restos de un castro celta en
la ladera sur del cerro. El nombre de Gormaz, en palabras de Ángel
Almazán de Gracia, es de origen protohistórico, y proviene de
Vormatio/Bormatiu, derivado de la voz ligur borm/born
procedente del dios Borbo-Bormanus, divinidad de las fuentes y
manantiales termales (palabras relacionadas con el agua, como
borbotón, tendrían el mismo origen). Cerca de la fortaleza se
encuentra el paraje de Fuentes Grandes, siendo el acuífero de Gormaz
el más importante de la provincia.
La
fortaleza fue mandada reconstruir entre los años 956 a 966 (¡hace
más de mil años!) por orden del general Galib en tiempos del califa
Al-Haquem II sobre los restos de un anterior castillo cristiano o
árabe. Recordemos que la cabecera de la marca media, o frontera
media entre cristianos y árabes, pasa a Medinaceli en el 946.
En
el año 975 el conde Garci Fernández, aliado con Sancho de Pamplona
y Ramiro III de León, es incapaz de tomar el castillo tras un largo
asedio y sufre una humillante derrota al ser atacado por el ejército
de Galib que llegó al rescate. Entre 978 y 981 consigue apoderarse
de Gormaz, que volverá a recuperar Almanzor en 983. Hubo que esperar
hasta 1060 para que fuera recuperada por los cristianos como
consecuencia de la expedición de Fernando I, esta vez de forma
definitiva. Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, recibe la villa de Gormaz
en 1087. Han sido señores de Gormaz doña Berenguela, el obispado de
Osma, Juan Hurtado de Mendoza (1395) y los marqueses de Camarasa.
La villa de Gormaz, de menos de 24 habitantes en la actualidad, cuanta con un rollo, un puente sobre el río Duero de origen romano de 18 ojos, reedificado por los árabes y reconstruido en el año 1864, y la antigua iglesia, posiblemente del siglo VII y hoy Ermita de San Miguel, declarada como B.I.C.
De
esta ermita es también la pila bautismal que hoy se encuentra en la
parroquial, extraordinaria pieza en caliza de forma prismática
cuadrangular, con una cavidad en forma de cruz y fondo cóncavo. Y la
estela que se aprecia en uno de los sillares del campanario.
Una
edificación de estas características, único del siglo X comparable
en estilo y grandeza a la Mezquita de Córdoba, como escribiera Gaya
Nuño, con su historia (descubierta y por descubrir), merece de una
mayor atención y cuidado. Así, algunos lienzos y arcos han sido
restaurados, pero las enormes dimensiones de esta fortaleza obliga a
inversiones difíciles de afrontar a corto plazo.
Fuente: Castillos del Olvido
Material gráfico: Aurora Hiruz
Galería:
Reportaje gráfico de Aurora Hiruz:
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