domingo, 29 de marzo de 2020

Murallas de Almazán (Soria)


Las Murallas de Almazán se encuentran diseminadas por el casco urbano antiguo de la ciudad del mismo nombre en la provincia de Soria (Castilla-León). 

El término de Almazán estuvo poblado desde muy antiguo, como lo atestiguan los restos del asentamiento celtíbero de la edad del Hierro del monte Cinto, y el campamento romano del cónsul Nobilor de la época de la conquista de Numancia. En el año 1088 Abderramán III fundó la población, pero su fortificación fue destruida y abandonada por los árabes 10 años más tarde, y tomada por Alfonso VI, quien inició su repoblación. 

Desde comienzos del siglo XII, Almazán adquirió una gran importancia al encontrarse en la línea fronteriza entre los reinos de Castilla y Aragón. En el año 1128l el rey aragonés Alfonso I el Batallador fortificó la plaza y se refugió en ella, al verse empujado por los avances del rey castellano Alfonso VII. Durante los siglos siguientes continuó la disputa por la zona entre los reinos de Castilla y Aragón, que incluso se vio atacada por Sancho el Fuerte en el año 1196. 

Los enfrentamientos entre Sancho el Bravo de Castilla y Pedro de Aragón en 1288, la toma de la zona por la familia Cerdá en 1296, la entrega de la plaza al reino de Castilla en 1305, el establecimiento en 1359 de la corte de Pedro I el Cruel con motivo de las hostilidades con el reino de Aragón propiciadas por sus hermanastros, los Trastamara, la entrega de la plaza a Beltrand Duguesclin en pago por sus servicios a los Trastamara después del fraticidio de Pedro I, y la firma en 1375 del tratado entre Castilla y Aragón conocido como la paz de Almazán, son algunos de los avatares acontecidos en esta población y su fortificación por rivalidades entre los reinos de Castilla y Aragón. 

En 1395 Enrique III entregó el señorío de Almazán, como recompensa por los servicios prestados, a la familia Hurtado de Mendoza, quienes en el siglo XV abandonaron el castillo y se trasladaron a su nuevo palacio, el actual palacio de los condes de Altamira. Almazán hospedó en numerosas ocasiones a reyes y príncipes, como los Reyes Católicos, el príncipe Don Juan o el rey Felipe II. 

Almazán intervino en la guerra de Sucesión, siendo saqueada por Felipe V en 1707. También participó en la guerra contra los franceses, siendo saqueada por éstos en el año 1810, y parte sus murallas destruidas en 1813 por el general Durán para que no sirviera a los franceses, aunque las puertas fueron respetadas. Otro importante hecho que reseñar en Almazán es la fundación de la Orden de Calatrava en el año 1158. 

Las murallas de Almazán tiene una altura de unos diez metros, porque el fuerte declive del terreno redobla su fortaleza. El adarve está protegido por un muro con almenas y merlones, donde se abren saeteras. 

Su construcción sigue grandes paños poligonales con quiebros y variaciones de orientación. No tiene torres, salvo las que franquean las puertas y el rollo de las monjas, que más que una torre es un contrafuerte redondo que protege un ángulo de 90 grados en el muro, coronado por un festón de matacanes volados, unidos por arquillos, sin duda añadidos en el siglo XIV. 

De las siete puertas que tenía el recinto originalmente se conservan tres y dos postigos. La Puerta del Mercado situada al sur, la Puerta de los Herreros orientada al sureste y la Puerta de la Villa situada cerca de la plaza. Las tres son de la misma etapa constructiva y presentan la misma configuración: dos fuertes torres o cubos entre los que abren arcos ojivales con matacán oculto, y un arco con apoyo para un rastrillo levadizo. Los cubos de la puerta del Mercado son rectangulares, mientras que los de las otras dos son redondos. Las tres son de toscos y recios sillares. En el siglo XX fue demolida la Puerta de Berlanga, de parecidas características a las existentes. A la Puerta de la Villa se le añadió la torre del reloj en 1886. 

Se conservan algunos lienzos de la muralla árabe en el tramo que va desde el rollo de las Monjas hasta la Puerta del Mercado y algunos tramos de la muralla románica construida por los cristianos en los siglos XII y XIII. Queda una torre restaurada con cuidados matacanes a la que llaman el rollo de las monjas, el lienzo del lado del río en el qué se embuten la iglesia de San Miguel y el palacio de Altamira, unos lienzos desde la Puerta de la Villa hasta la iglesia de Santa María, donde se aprecia el adarve en los tramos que no tienen construcciones adosadas. 

Quedan también dos postigos: el Postigo de San Miguel y el Postigo de Santa María, junto a las iglesias de sus mismos nombres. Se tratan de simples aperturas en el muro conformadas interior y exteriormente por arcos de medio punto, y bóvedas de cañón en el interior. Cerca de la iglesia de San Vicente había otro postigo que fue demolido en 1889. En las partes más vulnerables también había un foso del que no queda nada más que el nombre de una calle (de la Cava). 

La técnica constructiva es simple, con grandes bloques pétreos apenas trabajados y colocados en hileras horizontales se construye un encofrado relleno de guijarros envueltos en abundante mortero de cal. El grosos predominante es de 2,5 metros. Se encuentra en estado de ruina, parcialmente restauradas y consolidadas. 

Fuentes: Wikipedia
               castillos.net
               Ayto. de Almazán

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