El Castillo de San Leonardo de Yagüe, también llamado Castillo de Juan Manrique de Lara, se encuentra en la localidad de San Leonardo de Yagüe, en la provincia de Soria (Castilla-León).
Los
orígenes de esta villa están en los distintos poblamientos celtas y
posteriormente romanos de los alrededores. Así, discurría por la
villa la calzada romana secundaria que desciende por Quintanar de la
Sierra hacia Uxama.
El
primer documento escrito es de 1173, año en que el Rey Alfonso VIII
otorga una carta de privilegio sobre Arganza, población cercana, a
los fundadores del hospital de peregrinos de San Leonardo.
Posteriormente, en 1193 Alfonso IX otorga el curato de la villa a los
Benitos de Arlanza. Entre 1213 y 1217 San Leonardo obtiene el rango
de villa. Es comprada a los Benitos por Felipe II al obtener una bula
y vendido en 1563 a Juan Manrique, hijo del Duque de Nájera. Ese
mismo año obtuvo el permiso de construcción del castillo que hoy
contemplamos, mandado construir el 31 de julio. Actualmente pertenece
a la Duquesa de Alba.
Tiene una traza diferente de la de los castillos medievales porque es una construcción señorial "tipo abaluartado" que es típico del siglo XVII en nuestro país, aunque este estilo se estuviese utilizando en Italia en el siglo anterior. Por ello se le considera el primer castillo de estilo abaluartado de España.
Levantado
en 1563 por Juan Manrique de Lara y su esposa Doña Ana Fajardo,
duques de Nájera y condes de Treviño, cuyos nombres aparecen en los
restos de una inscripción. El noble, así como su nieta Doña Juana,
fueron sepultados en la iglesia parroquial de San Leonardo de Yagüe.
Se
trata de un castillo señorial obra de Bartolomé Carlon, de planta
cuadrada con patio interior y dos plantas, con cuatro dependencias en
sus esquinas con el interior también cuadrado, pero cuyos muros
exteriores no son paralelos a los interiores, sino que forman un
tronco de pirámide, lo que le da el aspecto y característica de
baluarte. De esta manera los picos de los baluartes tienen un espesor
considerable, conteniendo una escalera de caracol que unía las
bóvedas superiores de la artillería con el polvorín del sótano.
Gracias
a la forma irregular de sus baluartes ningún ángulo quedaba fuera
del tiro de la artillería, de la que poseía 10 piezas. Según P.
Madoz, a mediados del siglo XIX, aún era posible distinguir algunas
dependencias como cocinas, oratorio, cuarteles y algún otro.
La
disposición abaluartada fue un concepto totalmente nuevo en la
arquitectura militar, propio del Renacimiento y procedente de Italia,
que generó formas muy peculiares de muros inclinados, de poca altura
y mucho espesor, aptos para defenderse de una nueva y poderosa
artillería que disparaba desde lejos y era capaz de reventar los
antiguos y rectos muros medievales.
Fuente: Castillo del Olvido
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