El Palacio Fortificado de los Beteta, también denominado Torre de Doña Urraca, es una casa-fuerte que está localizada en la ciudad de Soria, capital provincial de la Comunidad de Castilla-León.
Se
encuentra situada en la conocida Plaza Mayor de Soria y su nombre
obedece a que, según la leyenda, se aseguraba que la reina había
estado encerrada en ella. Durante el siglo XVI sirvió de hospedaje
de nobles que acudían de visita a Soria, entre los que se destacan
el rey Felipe II y Santa Teresa de Jesús cuando fue a Soria a fundar
el Convento de la Santísima Trinidad.
El origen de este palacio fortificado se encuentra en una casa-fuerte del siglo XV, propiedad de un rico judío quien la vende a la familia de los Beteta, alcaides del castillo de Soria, tras su expulsión en 1492 ordenada por los Reyes Católicos. Tras su adquisición, fue reformada en el año 1536, interviniendo el cantero Juan de la Vega. La familia tenía casa solariega en la villa de Beteta, cuyo nombre tomó de apellido, pasando una rama de ellos a Soria a través de Gonzalo de beteta, que fue alcaide de la fortaleza de Soria durante treinta años.
Juan López de Velasco cuenta en una carta fechada en Madrid el 21 de Agosto del año 1577 que Jorge de Beteta presentó al rey Felipe II, para su Biblioteca Real, "...diez u onze volúmenes de libris manuscriptos antiguos y una Biblia gótica que custodiaba en la biblioteca de su casa..."
Habiendo
muerto el último descendiente directo, don Jorge de Beteta y
Castilla en Valladolid el 7 de enero de 1577, sin sucesión, dejó
sus bienes a su sobrino Juan de Castilla y Beteta, que había
adoptado el apellido de su madre "Castilla". Era
Maestrescuela de la Colegiata y párroco del Espino. Murió el 1 de
septiembre de 1589, ocho años después de haber conocido a Santa
Teresa. Quedó en posesión del Mayorazgo su hermana doña Juana de
Castilla, casada con Fernando de Vega, señor de Grajal, heredando
después todos los bienes el segundo hijo de este matrimonio, Suero
de Vega.
En el año 1603 el palacio sufrió un incendio, aunque la torre siguió estando habitada, siendo la última propietaria noble que la habitó la III duquesa de Fernán Nuñez, Maria del Pilar Osorio y Gutiérrez de los Ríos, la cual lo vendió en el año 1855. Tiempo después fue una pensión llamada "Posada de la Gitana", y más tarde pasaría a sser propiedad de la familia Ruiz Pedroviejo, importantes industriales soriano.
La parte primitiva y principal del edificio corresponde a la torre, de gruesos muros y tres alturas, que eran cuatro en origen. Está levantada sobre una planta rectangular cuadrada, de fábrica de mampostería, con piedra sillar reforzando las esquinas, puertas y vanos, y artesonado en los techos de algunas habitaciones del interior. A principios del siglo XVI se construyó el palacio adosado a ella, empleándose el estilo plateresco, muy imperante en esa época, en torno a la torre y asimismo se reformaron los huecos de la misma para armonizarla con el resto de la construcción. La fachada y portada principal seguía la tipología extendida por la ciudad de Soria, abriéndose la entrada al edificio con un arco de medio punto enmarcado entre pequeñas pilastras, con alto friso y coronada por un balcón idéntico a los que se abrieron en la segunda planta de la torre.
En el incendio del año 1603 quedó únicamente habitable la torre, que resistió al fuego por sus gruesos muros y el cuerpo trasero del palacio, que presenta huecos recercados con columnillas y bocel liso. También resistió el lienzo de la fachada principal que daba acceso al interior de la manzada, pero fue sustituido por un arco rebajado más sencillo en la gran reforma que sufrió en el pasado siglo XX, y en la que también se desmochó la torre, suprimiendo el último piso.
El
palacio contaba con un perímetro casi amurallado con muros de piedra
almenada que se extendía en toda la manzana hasta la actual calle
los Beteta y del que se conservan diversos tramos y un arco de
acceso.
Galería:
No hay comentarios:
Publicar un comentario