martes, 24 de marzo de 2020

Castillo de San Esteban de Gormaz (Soria)


El Castillo de San Esteban de Gormaz se encuentra situado en un cerro desde el que se domina toda la población del mismo nombre en la provincia de Soria (Castilla-León). 

El castillo es uno de los míticos castillos de la alta Edad Media que defendían el paso del río Duero, unas veces para los musulmanes y otras para los cristianos. Este castillo no fue tan importante ni reconocido como el de Gormaz (a 30 kilómetros de San Esteban), pero sí lo fueron sus gentes que defendían el puente que cruza el río Duero, una poderosa frontera natural entre tierras musulmanas y cristianas. 

Debido a la escasez de pasos de este tipo sobre el Duero, a la villa se la llegó a conocer como la «Puerta de Castilla». El castillo está situado en lo alto de un cerro, a 920 metros de altitud, a cuyos pies se extiende la villa. Desde arriba se domina un extenso paisaje; el agua está cerca, hay tierras, pastos abundantes y facilidad de comunicaciones. 

La construcción del castillo es típicamente musulmana, de base alargada y estrecha, aunque posteriormente fue reformado por los cristianos. En la actualidad sólo queda un paredón de su recinto habiendo perdido completamente el opuesto, levantado a plomo sobre un acantilado vertical rocoso e imposible de trepar. 

En su interior aún se pueden observar restos de estancias, aljibes y silos. En el lado más oriental del castillo, encontramos el misterioso pozo Lairón. El pozo Lairón, un pozo excavado en la roca, actualmente cubierto de zarzas y matorrales que se supone que se utilizaba para acceder al río en caso de asedio. Cuentan los ancianos que una vez se arrojó un gallo y posteriormente se vio aparecer en las Tenerías (situadas junto al Duero). 

Todo esto son dichos y leyendas que, como sabemos hoy, bien pudieran ser ciertas ya que la mayoría de castillos en la Edad Media tenían una gruta secreta que les conducía al río, por donde podían coger agua sin necesidad de salir de la fortaleza. Probablemente el pozo Lairón no fuera más que un aljibe para recoger agua de lluvia. 

Lamentablemente, sobretodo con la invasión francesa de 1808, el castillo sufrió grandes desperfectos. En 1914 el gobierno subvencionó la demolición de parte del castillo que amenazaba con caer y provocar un desastre en las bodegas y viviendas que se encontraban bajo él. Aún así, las detonaciones no se realizaron como estaba previsto y la demolición se descontroló. Hundió los tejados de diversas casas destrozándolas e incluso llegó a causar daños al propio ayuntamiento. 

Fuente: Castillos del Olvido

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