jueves, 19 de marzo de 2020

Fuerte de la Concepción (Aldea del Obispo, Salamanca)


El Fuerte de la Concepción es una fortificación del siglo XVII situada en el municipio de Aldea del Obispo en la provincia de Salamanca (Castilla-León). Se ubica en el Cerro de Gardón, muy cerca de la frontera con Portugal. 

El día 1 de Diciembre de 1640, el pueblo de Lisboa se levantó en armas contra su rey felipe de Habsburgo, que también lo era de España. El rey, absorbido por la guerra con Francia y por el levantamiento catalán, no pudo enviar tropas a tierras portuguesas, y el 20 de Enero de 1641 proclaman rey al duque de Braganza, con el nombre de Juan IV de Portugal. 

Los años de unión entre ambos reinos habían dejado indefensa una frontera que ya no se necesitaba. Felipe IV tardaría casi veinte años en intentar la recuperación de la corona portuguesa. La reacción comenzó tras la firma con Francia en 1659 del Tratado de los Pirineos, donde se prepararon tres ejércitos para invadir Portugal, dándosele el mando de los mismos al duque de Osuna. 

El general concibió la idea de levantar un fuerte para servir de base a su ejército, comenzando la construcción del mismo el día 8 de Diciembre de 1663, festividad de la Inmaculada Concepción, y de ahí el nombre de este fuerte. El 20 de Enero de 1664 se concluía la primera fase comunicando al Consejo de Guerra que ya era capaz de acoger una guarnición de 1500 infantes y 200 caballos. Esta primera fase consistió en un amplio patio cuadrado con baluartes pentagonales en los ángulos, socavado todo en la tierra y reforzado con maderos, fajinas y cestones. 

Sin embargo, las tropas al mando del duque fueron derrotadas el 8 de Junio de 1664 en la batalla de Castelo Rodrigo, lo que le costó perder el mando del ejército. Entonces, desde la Corte, el Consejo de Guerra ordenó la demolición del fuerte, realizándose en parte el día 30 de Octubre , cuando aún no hacía ni un año del comienzo de su construcción. Dada la excelente posición estratégica del mismo, se volvió a las obras de nuevo hasta su total construccin. 

El Fuerte de la Concepción que se construyó resultó ser una fortaleza abaluartada, que responde en su fábrica a las mejores y más eficaces normas constructivas aplicadas a la defensa de las plazas en el siglo XVIII. Está formado por una planta cuadrada, regular, de recias cortinas de granito, de más de 51 m. de longitud y 9,50 m. de altura desde el pie del foso hasta el cordón, que cierran un patio de 50 metros de lado. En cada uno de ellos se abren nueve naves o casernas, de 19 m. de profundidad y 6 m. de anchura, con bóvedas a prueba de bombas. 

Las correspondientes a tres de sus lados estaban dedicadas al alojamiento de oficiales, tropas y caballos, y contaban con luces y chimeneas, excepto las tres centrales, que sólo servían de paso hacia las poternas, que se abren sobre el foso, frente a la gola de los revellines. Las de la cortina de la puerta principal estaban dedicadas a almacenes de víveres, piensos y municiones, mientras que las laterales y las centrales se dedicaron a cuerpos de guardia. Cada una de las esquinas estaba formada por un baluarte lleno pentagonal, llamados del Rey y de la Reina, los que se enfrentan a Portugal, y del Príncipe y el Infante los que miran a Aldea del Obispo. 

Delante de los lienzos de la muralla se levantan los revellines, también pentagonales, con la gola abierta, al estar fuertemente defendidos desde la cortina de la fortificación, y que también facilitaban un posible refuerzo o retirada. En el revellín oriental se abría la entrada, que permitía el acceso a carruajes desde el exterior y donde se iniciaba el puente que llevaba hasta la puerta principal. 

Las cubiertas de las naves, de los baluartes y revellines constituían las plazas de armas o adarves para la defensa, que contaban con espacio para 59 cañones en el castillo y 9 en cada revellín, protegidos por sus correspondientes merlones. Un profundo foso rodeaba el castillo y a los revellines, cuyo plano de alzaba hacia el exterior 4 metros para construir un camino cubierto, dotado de banqueta para los tiradores, de contraescarpa y de traversas para impedir infiltraciones del enemigo. 

Abandonado durante cincuenta años, los lugareños de la comarca lo convirtieron en una cantera para levantar sus edificaciones, dejándolo muy desmantelado en muchos de sus rincones. En el año 1860 el Estado lo vendió a unos particulares que lo vallaron y así siguió hasta el año 2007. Una empresa hostelera lo compró y tras unas obras de reacondicionamiento lo abrió en el año 2012 al público convertido en un hotel y restaurante, especialmente como lugar de eventos. Esta obra recibió en el año 2014 un premio a la mejor restauración de un edificio militar en España. 

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