El Castillo de Serón de Nágima es una fortaleza localizada en la población del mismo nombre en la provincia de Soria (Castilla-León).
El
castillo que ha llegado hasta nuestros días, es algo incomprensible
que haya resistido el paso de los siglos por la pobreza de su
material, se encuentra incluido en la Lista Roja del Patrimonio.
Este
castillo engrosa el número de fortalezas, en su mayoría de piedra
caliza, que una tras otra y a veces de forma simultánea, fueron
levantándose en nuestro suelo como bastiones para devolver la
tranquilidad a las gentes durante aquellos siglos de continuadas
luchas del medievo. Esta situación de inseguridad predispuso el
ánimo de reyes y señores feudales, a montar la guardia, para evitar
sorpresas, levantando castillos en lugares estratégicos.
Esta
circunstancia, unida a una antigua costumbre romana, de que los
monarcas cedieran tierras a los señores feudales, como compensación
a los servicios militares que habían prestado al Rey, juntamente con
aquella otra costumbre germana que llevaba aparejada la fidelidad a
su señor por parte de sus propios vasallos, prepararía el terreno o
sería, “el caldo de cultivo”, para que los señores feudales se
encumbraran y ello traería como consecuencia el paulatino deterioro
o la debilitación del poder de los monarcas.
Por
ello, nada debe resultarnos extraño que ciertos señores feudales
hicieran tabla rasa de los vínculos que de alguna manera les unía a
su Rey, olvidándose de los muchos beneficios recibidos y ponían en
“tela de juicio'” la autoridad del monarca y previendo posibles
represalias, estos señores hacían un frente común con la
construcción de castillos y fortalezas, sin la autorización y el
beneplácito del monarca. En aquellos momentos es posible que se
levantara el Castillo de Serón de Nágima, en el que el tiempo si
que contaba, y en ello podría estar la explicación de que se
utilizara la arcilla que era un material muy abundante en la comarca
y en este caso concreto lo tenían a pie de obra.
De
este hermoso y peculiar castillo de planta rectangular, lo que más
destaca es el material de construcción empleado, que se funde con la
tierra, y que le proporciona una belleza poco habitual, en contraste
con la pobreza del material autóctono, y no por eso menos noble, que
es una masa de tapial de arcilla, muy abundante por cierto en la
comarca de las Vicarías. Uno de los factores que ha determinado su
estado de conservación es la debilidad de este material, pero que a
su vez ha evitado la reutilización del material para otras
construcciones, como es habitual en los castillos de piedra.
Así
es que quedan en pie dos muros, que llegan a medir algo más de tres
metros de grosor, y algunos restos de su planta rectangular, con al
menos dos torres cuadradas en las esquinas opuestas a la villa, que
sobresalen ligeramente de los muros. Una de las esquinas que daba a
la población se derrumbó en años recientes y a juzgar por el
estado de los bajos de los muros, éstos no durarán mucho más.
En
el interior, restos de un aljibe y marcas de los mechinales de las
construcciones interiores. En la explanada que se encuentra frente al
castillo, opuesta a la población, huellas de lo que podría ser una
plaza empedrada con cantos, con dibujos radiales. La población
estaba rodeada por una muralla con tres puertas conocidas como la de
las Eras, la de la Muela y la de la Ombría.
De
su historia anterior al siglo XII poco o nada se conoce. Apenas se
adivina el origen antropónimo de origen latino (Serione o
Serone) o hidrónimo de origen indoeuropeo (Ser-= Río)
del nombre Serón, según recoge Eleuterio Carracedo. Se indica
también que Serón de Nágima pertenece a las Villas Fronteras con
Aragón, así es que la historia de Serón de Nágima y su castillo
está ligada a las continuas disputas entre los reinos de Castilla y
Aragón durante los siglos XIII y XIV.
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