El Castillo de Mota del Marqués se encuentra situado en la localidad homónima de la provincia de Valladolid (Castilla-León).
Su
fecha de construcción puede situarse en torno al siglo X, como parte
de los núcleos de repoblación que en esa época, aunque
probablemente se levantase sobre asentamientos mucho más antiguos,
de origen romano o vacceo, habituales en los tesos que dominan los
amplios espacios de la meseta. Aunque en un inicio se levanto con
propósito eminentemente militar, es muy probable que durante su vida
útil albergara otros usos, como el de vivienda.
Dos
acontecimientos importantes marcaron la historia del castillo: por un
lado su asalto por parte de los Comuneros, en torno al año 1520, y
por otro el ataque de los franceses en 1812 durante la Guerra de la
Independencia. Fue durante el primer suceso cuando la torre sufrió
graves daños que la hicieron inhabitable, utilizándose parte de su
fábrica para obras en la Iglesia de San Salvador (ahora también en
estado de ruina), y el segundo el que certificó su caída y expolio.
Se tiene noticia de que en el año 1895 el conjunto ya se encontraba
en un estado similar al actual.
La
construcción existente, de la que sólo se mantiene en pie parte de
la torre del homenaje, estaba integrada en un sistema defensivo más
amplio, del que aún puede reconocerse el trazado y algunos restos de
los muros defensivos.
Se
trata de una torre de planta sensiblemente circular, compuesta por
muros de carga de más de tres metros de espesor y cubierta por una
cúpula semiesférica. Se trata de una estructura poco habitual, el
único ejemplo de torre del homenaje cilíndrica en la provincia de
Valladolid y una de las pocas en Castilla.
El
muro está compuesto por tres hojas: dos de mampuesto concertado de
unos 30 cm de espesor al interior y al exterior y un núcleo central
de relleno de cal y arena con piedra de tamaño muy variado. Se puede
observar la existencia de un pasillo en el interior del muro que, se
puede presumir, comunicaba distintos niveles a través de los huecos.
La
mampostería mantiene un buen aspecto y sólo se ha desprendido en
aquellos punto donde las filtraciones, a lo largo de los siglos, han
disgregado el material de relleno. Así, la desaparición de esta
capa se limita a las zonas “débiles” del muro, como son los
huecos que han perdido las piezas labradas de dinteles, alféizares y
jambas, y las zonas de contacto con el terreno más expuestas a la
humedad por capilaridad.
Se puede observar la diferencia entre los huecos
expuestos y la pequeña ventana superior que mantiene todas sus
piezas. De la misma manera, la humedad por capilaridad afecta sobre
todo al interior, donde no existe pendiente que permita el desalojo
del agua de lluvia, que permanece empapando los escombros del
interior (la cota del suelo original se encontraba por debajo y los
aliviaderos se encuentran hoy día prácticamente cegados).
La
cúpula está acabada en el intradós en continuidad con el muro, es
decir, mediante mampostería concertada colocada de forma concéntrica
y acabada en una clave. Presenta dos grietas importantes que nacen el
los huecos, como hemos dicho antes los puntos más afectados por la
pérdida de material, y se desarrollan hacia la clave pero sin llegar
a ella. Habitualmente este tipo de fisuras se producen por pequeñas
deformaciones en el apoyo, pero dada la masividad de los muros parece
poco probable en este caso. En la zona donde aparecen las fisuras
existen importantes manchas de humedad y puede verse luz, lo cual
indica que se ha perdido el relleno en los riñones. Por tanto, es
posible que esa sección se haya deformado de forma diferente al
resto (donde sigue existiendo un importante relleno) provocando la
aparición de las grietas. En
cualquier caso, la cúpula en el estado actual ha sido estable
durante muchos años y puede continuar así si no continua el
desgaste a causa de la acción de los elementos.
Su
estado ruinoso alcanzó un punto crítico en julio de 2010, cuando la
Junta de Castilla y León se vio obligada a acometer obras de
urgencia para evitar su derrumbe completo. Aun así la torre continua
en un estado lamentable, rodeada de algunos andamios descuidados y
todo su entorno deteriorado (focos rotos, los propios andamios), sin
que se haya producido una autentica restauración o consolidación
como se pretende, estando la estructura abovedada y en si la propia
torre al borde del colapso.
Fuente: Castillos del Olvido
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