sábado, 21 de marzo de 2020

Murallas de Segovia (Segovia)


Las Murallas de Segovia se encuentra confundidas entre otras edificaciones más modernas en el casco antiguo de la ciudad de Segovia, capital provincial de la Comunidad de Castilla-León. 

Segovia está situada en el interfluvio de los ríos Clamores y Eresma, sobre una meseta que se presenta por sí misma como un enclave fácilmente defendible, factor que fue aprovechado por sus primeros pobladores en épocas neolíticas. Posteriormente, el castro donde actualmente se asienta el Alcázar fue ocupado por diferentes pueblos prerromanos, principalmente celtíberos. 

Tras la crisis del Imperio Romano del siglo II, tuvo lugar un proceso de amurallamiento que recorrió las posesiones imperiales por lo que muy probablemente sea éste el origen del primer trazado de la muralla. La reconquista cristiana de Segovia fue llevaba a cabo por Alfonso VI en 1088. Esta misión conllevaba el refuerzo de las defensas de la ciudad, para lo que levantó una cerca que en forma y trazado se asemeja mucho a lo que ha llegado a nuestros días. 

La pérdida del valor defensivo de la muralla durante el siglo XVI influyó en el urbanismo de la ciudad, pues se construyeron viviendas adosadas a la misma e incluso sobre ella. A partir del siglo XVII, las puertas y sus labores de portazgo se abandonaron. La muralla perdió entonces su valor defensivo, simbólico  y territorial. Durante el siglo XIX la muralla es considerada ya como un estorbo urbanístico y su demolición sirvió en algunos casos como pretexto para disminuir el paro obrero. En el siglo XX trae un cambio de mentalidad y con él, la necesidad de conservar y valorar la muralla se hace patente. Comienza entonces una continua labor de restauración y conservación que llega a nuestros días. 

El perímetro amurallado se adapta a la roca sobre la que se eleva la ciudad. El lado oriental se abre a la llanura del Valle del Clamores y en el occidental, mirando hacia el Valle del Eresma, se sitúa el vértice afilado del Alcázar. Tiene una longitud de 3 km 406 m. El espesor de los lienzos alcanza los 2,5 m. La altura media de la muralla desde el pie de roca sobre el que cimenta hasta los merlones de coronación se estima en 9,47 m. El número de cubos y torres estimado es de 86, de los cuales 80 están en pie actualmente. Ayudan a la estabilidad y defensa de la muralla, reforzando las zonas más débiles constructivamente, que son siempre los cambios de dirección. Llamamos cubos a aquellos de planta circular y torres a las de planta cuadrada o rectangular. Predominan en número las torres sobre los cubos. Del que se conservan algunos visitables (en San Cebrián, San Andrés, ronda de don Juan II, Obispado, Zuloaga, Postigo del Consuelo o jardín de los Poetas). 

La muralla está ejecutada mediante técnicas tradicionales: mampostería ordinaria, en otros, con tapial de piedra con encofrados de madera y en otras zonas en el encofrado formado directamente por una fila de mampostería correctamente trabada. La argamasa es cal y arena, arena de baja calidad con un alto contenido de magras y limos, motivo por el cual, observamos que predomina el color rojizo. En general, los lienzos y torres y los cubos de la muralla están realizados con mampuestos de roca caliza. 

La muralla actúa como límite y a la vez conexión entre los espacios que define intramuros y extramuros. La ciudad amurallada estaba habilitada por la nobleza y el clero, mientras que el pueblo llano se asentaba en los arrabales, fuera de la muralla. La ciudad se organizaba en parroquias y los arrabales toman también nombres de parroquias como San Marcos, San Millán, San Lorenzo y San Justo. La ciudad vieja y sus arrabales mantenían un contacto permanente mediante el comercio y venta de productos artesanales en los mercados de la Plaza Mayor y el Azoguejo. Sus mejores exponentes son: 

El Postigo del Sol, conocido en el siglo XV como Puerta de la Judería o del Corpus Christi, el Postigo del Sol, al final de la Calle del Sol, es una de las salidas extramuros de la Judería. Su nombre proviene de la desaparecida ermita que se encontraba a escasos metros de éste. Era un hueco abierto en la muralla para el paso de personas. Fue derribado en el siglo XIX y reconstruido en el siglo XX reutilizando la portada de una edificación desmontada de la Calle Real. Su nombre proviene de la desaparecida ermita que se encontraba a escasos metros de éste. Era un hueco abierto en la muralla para el paso de personas. Fue derribado en el siglo XIX y reconstruido en el siglo XX reutilizando la portada de una edificación desmontada de la Calle Real. Su fachada extramuros está coronada por el escudo de la ciudad, que preside la entrada al recinto amurallado. 

El Postigo de la Luna, del que Miguel Ángel Chaves Martín afirma en su tesis doctoral Transformación urbana en Segovia (1800-1950)”que fue […] demolido en 1885 a petición de un vecino […]”. Conocido también con los nombres de Postigo de San Martín, por la cercana Iglesia de San Martín, y del Rastro, por ser el actual Paseo del Salón de Isabel II donde antiguamente se llevaba a cabo el comercio de despojos de los corderos sacrificados en la Judería, se recuperó en 1995. 

El Postigo de San Juan de los Caballeros. Su origen hay quien lo data en el siglo XIII. Ubicado junto a la Iglesia de San Juan de los Caballeros, actual Museo de Zuloaga, fue reconstruido junto a los del Sol y de la Luna a mediados de los años 90 del siglo XX, y se trata de una sencilla entrada de piedra con arco de ladrillo que da paso a un parque en las inmediaciones del templo, ideal para ver unas estupendas vistas de Segovia. En su cara interna veremos el postigo que está enmarcado en un arco de medio punto de mayores dimensiones. 

La Puerta de San Andrés, también conocida como Arco del Socorro, la más monumental de las tres que se han conservado y en la cual se ha instalado el Centro de Interpretación de la Muralla, donde los visitantes conocerán de primara mano su historia. Además, aquí podremos acceder al adarve, desde donde se contemplan unas maravillosas vistas de este lado de la ciudad. En él, se han colocado una serie de paneles explicativos en los que se nos habla acerca de lo que podemos ver desde aquí.

Abierta en el lado Sur de la muralla, la primera vez que la Puerta de San Andrés aparece documentada es en el año 1120, si bien la que vemos actualmente se debe a las obras llevadas a cabo a finales del siglo XV, o comienzos del XVI, y prácticamente hasta la actualidad. Por ella se entraba a la aljama de Segovia desde las tenerías y huertos del Valle del Clamores, y desde los arrabales. El arco cuenta con una torre a cada lado, las cuales están a su vez unidas a la muralla, siendo una de ellas poligonal y la otra cuadrada; ambas han conservado las almenas y los merlones de estilo mudéjar. Asimismo, en ella estaba el antiguo cuerpo de guardia, lugar en el que se ha instalado el Centro de Interpretación antes mencionado. Cabe destacar su cara interior, donde hay instalado un camarín en el que se venera a la Virgen del Socorro

La Puerta de San Cebrián, que corresponde al sector de muralla más antigua de Segovia, que abre al valle del Eresma. La construcción responde a una línea más bien austera, sencilla en la composición: se trata de un alto paredón que se abre mediante un arco de medio punto que, según la costumbre, sustituía a una puerta anterior. El aspecto que luce actualmente se debe a las reformas llevadas a cabo en los siglos XVII y XVIII y a obras de reconstrucción recientes. Defendida solamente por una torre prismática, estaba abierta en el sector de la muralla que da a la parte más despoblada del recinto histórico y ponía en comunicación a la ciudad con el Convento de Dominicos y con el barrio de San Lorenzo. Debe su nombre a la ya desaparecida ermita de San Cebrián. Parece que en origen fue una puerta mudéjar la cual se apoyaba sobre el espigón y se reforzaba con sillares. Desgraciadamente la puerta fue revocada y sobre la fabrica anterior se situó en 1580 una cruz de piedra. 

La Puerta de Santiago, que se corresponde a una de las puertasde la muralla que servían de acceso a la ciudad, datada en el siglo XII y con una evolucuón histórica totalmente vinculada a la de la capital segoviana. Mantiene una imagen imponente que nos retrotrae a tiempos belicosos, manteniendo buena parte de su estética medieval y en torno a ella se conserva un tramo significativo de los lienzos de muralla que existen actualmente. Una vez recuperada, mantiene su aspecto de baluarte pero pierde su función militar y se convierte en un espacio expositivo que, en un futuro, albergará la excepcional colección de Títeres de Francisco Peralta en un monumental contenedor de cinco siglos de antigüedad.

 Si se accede desde el oeste, por la vega del río Eresma, se aprecia un alzado de la misma bien diferente al de otros flancos. Se distribuye en torno a arcos de ladrillo, el de herradura exterior y los interiores, correspondientes al rastrillo. La restauración ha mantenido la línea de merlones y almenas de la primera torre medieval, para que quede constancia del recredimiento de la misma efectuando en el siglo XVI. Para acceder a la torre, se utiliza una escalera exterior. Se trata de una fábrica actual pero, bajo ella, se han mantenido dos escaleras previas superpuestas. 

En el primer piso, el espacio diáfano aparece parcialmente ocupado por una maqueta en la que se han representado las diferentes fases constructivas de la edificación, completando esta propuesta una serie de recreaciones en 3D de estas mismas etapas. Unos paneles interpretativos acerca de la historia del monumento y de su restauración completan la información que se proporciona al visitante. Desde esta planta, una escalera interior conduce hasta el denominado Bodegón, estancia que correspondía al cuerpo de guardia. En la segunda planta se puede observar el sólido maderamen de la cubierta, un artesonado culminado por un pendolón central. 

Fuente: Castillos del Olvido

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