martes, 17 de marzo de 2020

Torreón de Boca de Huérgano (León)


El Torreón de Boca de Huérgano, también llamado Torreón de los Tovar, se halla situado en la localidad homónima de la provincia de León (Castilla-León). 

Las torres aisladas o con un pequeño recinto circundante constituyeron en un principio el prototipo defensivo característico de las repoblaciones efectuadas al Norte del Duero, convirtiéndose con el tiempo en elemento distintivo de los pequeños señoríos. Suelen estar próximas a las poblaciones, y su función principal era económica y administrativa más que militar, ya que se orientaban al control de caminos y posesiones, y a la recaudación de impuestos. 

La Torre de Boca de Huérgano se alza a la salida del pueblo en dirección a Los Espejos de la Reina y a pie del camino. Se trata de un torreón cuadrado con tres pisos y una muralla o falsabraga alrededor. 

No tenemos datos concretos en cuanto a su construcción, si bien se fecha en el s. XIV, y existen igualmente discrepancias respecto a su fundador. De acuerdo con la opinión más generalizada los comienzos del devenir histórico de la zona estarían marcados por la figura del conde don Tello, hermano del rey Enrique II de Castilla (el primero de la casa de Trastámara), ambos hijos bastardos de Alfonso XI y Leonor de Guzmán. El hijo de don Tello, Alfonso Téllez, recibiría de este monarca la confirmación de la posesión de Tierra de la Reina, y es a él a quien se atribuye la construcción de la torre como símbolo de su señorío. 

Diversos autores consideran, sin embargo, que el torreón fue levantado por Sancho de Tovar, consejero de Pedro I, que tomó partido por su hermanastro, Enrique II, y que consiguió los territorios de Tierra de la Reina. Siguiendo con el primero de los postulados, el apelativo Tovar con el que se conoce esta construcción se concretaría a finales del siglo XV, a raíz del matrimonio de Constanza Enríquez de Sarmiento, cuarta señora de Tierra de la Reina, con Juan de Tovar, merino mayor de Enrique IV, cuyo apellido permanecería adscrito al señorío hasta su extinción. Ya en el siglo XVII, Fernando de Tovar, decimosegundo señor de Tierra de la Reina, incorporó además el título de marqués de Valverde de Sierra, que le fue concedido por el rey Carlos II. 

El señorío de Tierra de la Reina se mantuvo hasta los decretos de desamortización de la primera mitad del s. XIX. Con anterioridad, el torreón había sido incendiado durante la invasión francesa, el 4 de abril de 1809, pasando a ser adquirido a finales de ese siglo por trece vecinos de la villa, según consta en un acta notarial firmada en el año 1865. 

El torreón tiene planta cuadrangular, de 8.50 m de lado exterior, siendo la fachada norte la que se conserva en mejor estado con una altura de 15 m. Las fachadas laterales se mantienen solo de forma parcial con una anchura de 6 a 6.50 m, en tanto que la posterior ha desaparecido completamente. Los muros, de 0.90 m de grosor, están realizados en mampostería ordinaria de mediano tamaño cogida con mortero, presentando refuerzo de sillares en las esquinas a soga y tizón. Al interior las habitaciones tienen unos 6.90 m de lado en todas sus plantas. 

Esta torre está estructurada en tres alturas, pudiendo apreciarse al interior los mechinales para las vigas que soportan el entarimado de madera de los pisos superiores. La puerta de entrada está situada a nivel del primer piso, y a ella se accedería por una escalera exterior. Por analogía con otras torres bajomedievales, podemos suponer que el piso bajo estuviera destinado a funciones agropecuarias de almacén, bodega o cuadra. En la primera planta debían estar la cocina y quizás también los dormitorios. No parece que existieran tabiques de división, a lo sumo una pared de tabla. El segundo piso sería una única estancia en la que se abrirían ventanas simples o geminadas. El último nivel correspondería a un camarote bajo techo. La comunicación interior es de suponer realizara a través de escaleras de madera adosadas a los muros. Por lo que respecta a la cubierta, el sistema más habitual era a cuatro aguas con armaduras vistas. 

Las ventanas son escasas y pequeñas, y aparecen distribuidas de forma irregular por sus fachadas, atendiendo a criterios estrictamente funcionales. En el lienzo norte se abre una saetera en la parte baja y un pequeño vano doble adintelado, a la altura del segundo piso. La gran oquedad existente en este paño es fruto de la demolición parcial del mismo para la recuperación de material constructivo, quizás el recerco moldurado de un vano. En el frente oriental se conserva una ventana en arco de la primera planta, y en el occidental se aprecian una serie de mechinales por encima de la puerta, que acaso pudieran evidenciar la existencia de un cadalso, una superestructura de madera con base y frente aspillerados para batir el pie del lienzo. 

A su alrededor se conservan los restos de un muro bajo ciñendo la torre, a modo de pequeño castillo, que todavía acertó a ver D. Manuel Gómez Moreno a comienzos del siglo XX. Su aparejo de mampostería encierra un núcleo de cantos rodados trabajados con mortero, visible en el zócalo que conforma el basamento del torreón. 

Fuente: Castillos del Olvido

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