El Torreón de Boca de Huérgano, también llamado Torreón de los Tovar, se halla situado en la localidad homónima de la provincia de León (Castilla-León).
Las
torres aisladas o con un pequeño recinto circundante constituyeron
en un principio el prototipo defensivo característico de las
repoblaciones efectuadas al Norte del Duero, convirtiéndose con el
tiempo en elemento distintivo de los pequeños señoríos. Suelen
estar próximas a las poblaciones, y su función principal era
económica y administrativa más que militar, ya que se orientaban al
control de caminos y posesiones, y a la recaudación de impuestos.
La
Torre de Boca de Huérgano se alza a la salida del pueblo en
dirección a Los Espejos de la Reina y a pie del camino. Se trata de
un torreón cuadrado con tres pisos y una muralla o falsabraga
alrededor.
No
tenemos datos concretos en cuanto a su construcción, si bien se
fecha en el s. XIV, y existen igualmente discrepancias respecto a su
fundador. De acuerdo con la opinión más generalizada los comienzos
del devenir histórico de la zona estarían marcados por la figura
del conde don Tello, hermano del rey Enrique II de Castilla (el
primero de la casa de Trastámara), ambos hijos bastardos de Alfonso
XI y Leonor de Guzmán. El hijo de don Tello, Alfonso Téllez,
recibiría de este monarca la confirmación de la posesión de Tierra
de la Reina, y es a él a quien se atribuye la construcción de la
torre como símbolo de su señorío.
Diversos
autores consideran, sin embargo, que el torreón fue levantado por
Sancho de Tovar, consejero de Pedro I, que tomó partido por su
hermanastro, Enrique II, y que consiguió los territorios de Tierra
de la Reina. Siguiendo con el primero de los postulados, el apelativo
Tovar con el que se conoce esta construcción se concretaría a
finales del siglo XV, a raíz del matrimonio de Constanza Enríquez
de Sarmiento, cuarta señora de Tierra de la Reina, con Juan de
Tovar, merino mayor de Enrique IV, cuyo apellido permanecería
adscrito al señorío hasta su extinción. Ya en el siglo XVII,
Fernando de Tovar, decimosegundo señor de Tierra de la Reina,
incorporó además el título de marqués de Valverde de Sierra, que
le fue concedido por el rey Carlos II.
El
señorío de Tierra de la Reina se mantuvo hasta los decretos de
desamortización de la primera mitad del s. XIX. Con anterioridad, el
torreón había sido incendiado durante la invasión francesa, el 4
de abril de 1809, pasando a ser adquirido a finales de ese siglo por
trece vecinos de la villa, según consta en un acta notarial firmada
en el año 1865.
El
torreón tiene planta cuadrangular, de 8.50 m de lado exterior,
siendo la fachada norte la que se conserva en mejor estado con una
altura de 15 m. Las fachadas laterales se mantienen solo de forma
parcial con una anchura de 6 a 6.50 m, en tanto que la posterior ha
desaparecido completamente. Los muros, de 0.90 m de grosor, están
realizados en mampostería ordinaria de mediano tamaño cogida con
mortero, presentando refuerzo de sillares en las esquinas a soga y
tizón. Al interior las habitaciones tienen unos 6.90 m de lado en
todas sus plantas.
Esta
torre está estructurada en tres alturas, pudiendo apreciarse al
interior los mechinales para las vigas que soportan el entarimado de
madera de los pisos superiores. La puerta de entrada está situada a
nivel del primer piso, y a ella se accedería por una escalera
exterior. Por analogía con otras torres bajomedievales, podemos
suponer que el piso bajo estuviera destinado a funciones
agropecuarias de almacén, bodega o cuadra. En la primera planta
debían estar la cocina y quizás también los dormitorios. No parece
que existieran tabiques de división, a lo sumo una pared de tabla.
El segundo piso sería una única estancia en la que se abrirían
ventanas simples o geminadas. El último nivel correspondería a un
camarote bajo techo. La comunicación interior es de suponer
realizara a través de escaleras de madera adosadas a los muros. Por
lo que respecta a la cubierta, el sistema más habitual era a cuatro
aguas con armaduras vistas.
Las
ventanas son escasas y pequeñas, y aparecen distribuidas de forma
irregular por sus fachadas, atendiendo a criterios estrictamente
funcionales. En el lienzo norte se abre una saetera en la parte baja
y un pequeño vano doble adintelado, a la altura del segundo piso. La
gran oquedad existente en este paño es fruto de la demolición
parcial del mismo para la recuperación de material constructivo,
quizás el recerco moldurado de un vano. En el frente oriental se
conserva una ventana en arco de la primera planta, y en el occidental
se aprecian una serie de mechinales por encima de la puerta, que
acaso pudieran evidenciar la existencia de un cadalso, una
superestructura de madera con base y frente aspillerados para batir
el pie del lienzo.
A
su alrededor se conservan los restos de un muro bajo ciñendo la
torre, a modo de pequeño castillo, que todavía acertó a ver D.
Manuel Gómez Moreno a comienzos del siglo XX. Su aparejo de
mampostería encierra un núcleo de cantos rodados trabajados con
mortero, visible en el zócalo que conforma el basamento del torreón.
Fuente: Castillos del Olvido
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