El Castillo de Úrbel del Castillo se encuentra situado en un cerro carcano a la población del mismo nombre en la provincia de Burgos (Castilla-León).
Se
sitúa en un cerro aislado y de desigual superficie para construir
por lo que nunca pudo ser de grandes dimensiones. Lo que se conserva
confirma esa opinión. Los restos actuales son del siglo XV y fueron
construidos por la familia Zúñiga.
Su
importancia está demostrada al completar el nombre del pueblo: “del
castillo” lo que está indicando que en torno a él nació el
pueblo. El castillo actual tiene su origen en la expansión del
condado castellano desde la Cordillera Cantábrica durante el siglo
IX. El alfoz de La Piedra, citado en 1029, tenía dos castillos, La
Piedra y Úrbe, destinados en un principio a cerrar la penetración
en el alto curso del río Úrbe. Ambos castillo formaban una línea
defensiva con otros castillos cercanos como el desaparecido castillo
de Peña Amaya, La Piedra, y el de Ubierna.
Décadas
después de jugar un importante papel fronterizo en la expansión
castellana a costa de los musulmanes, volvió a ser puesto fronterizo
durante el siglo X. El asesinato del conde García Sánchez de
Castilla en 1028 hizo que Castilla fuese heredado por Sancho III el
Mayor,
rey de Navarra, por el matrimonio de este con la hermana de García,
Mayor de Castilla. A su muerte en 1035, Sancho modificó la frontera
de Castilla y Navarra situándolo en la línea de Úrbel. Estas
nuevas fronteras fueron grave fuente de litigios entre ambos reinos
hasta que tras la batalla de Atapuerca en 1054 Castilla recuperó los
territorios que le correspondían en la actual provincia de Burgos.
Al
ser de difícil acceso fue un punto de control para dominar toda la
comarca y dar protección a la agricultura regada por el Río Úrbel
y a la ganadería que aprovechaba los pastos de los páramos
circundantes. Sus montes con abundantes pastos atrajeron los rebaños
de la Mesta, ya que Úrbel era uno de los extremos de la cañada que
desde la Sierra de Neila llegaba al Páramo de Masa y El Tozo. Por
este motivo la Orden de Santiago poseía un torreón en Nidáguila
que junto con el castillo de Úrbel garantizaba la pacífica
explotación de las ovejas. En
1188 Alfonso VIII concedió a su hija Berenguela para casar con el
hijo del emperador de Alemania, entre otros castillos el de Úrbel.
En el siglo XV la familia Zúñiga arregló el castillo, aunque
manteniendo la mayoría de sus características románicas.
La
parte más reconocible y mejor conservada del castillo es su torre en
lo más alto del risco. Es de planta pentagonal muy alargada. Tuvo un
primer piso cubierto en el que se aprecia en las caras Este y Oeste
(las largas) sendas portezuelas que demuestran la existencia de
matacanes o ladroneras. Las almenas eran acabadas en triángulo. La
puerta de la torre, situada al sur, fue desmontada en épocas
pretéritas, seguramente para aprovechar las piedras labradas en
forma de arco para alguna casa del pueblo.
A
unos ocho metros por debajo de la torre hay una terraza amurallada en
el lado sur del risco. Al este de esta terraza destaca una pequeña
estancia, en la que se conserva una ventana. En el centro de la
terraza, en el suelo, un cordón de roca tiene tallada lo que parece
ser la base de una puerta a otra estancia. También aparasen tallados
en la roca varios puntos para asentar columnas. En este nivel no
aparecen restos de escaleras talladas en la roca, por lo que el
acceso desde esta terraza a la torre se haría mediante una
estructura de madera, o simplemente “escalando”. En la base del
risco en su lado oeste hay más restos de una gruesa muralla, y lo
que pudiera ser un aljibe, hoy prácticamente tapado. Seguramente a
esta altura estuviese la plaza de armas y el primer nivel de acceso
al recinto fortificado.
Puede
que el actual sendero por el que se sube a la torre bordeando el
risco no fuese la forma original de acceso a la torre. En el lado
Oeste del escalón amurallado existen restos que evidencian la
existencia de una escalera que bajaba directamente hasta el lugar
donde puedo estar el aljibe; en esta bajada natural hay zonas en las
que se aprecian escaleras talladas en la roca. Se trata de una zona
de pendiente muy pronunciada y muy expuesta al agua que cae en
torrente cuando llueve, por lo que es normal que las escaleras hallan
desaparecido, solo quedando restos de muros que bajan y algunos
escalones tallados en la roca.
Este
acceso tiene además la ventaja de unir directamente la parte alta
del recinto fortificado con el posible aljibe, de forma que se podía
pasar de uno al otro sin salir del recinto (en caso de usarse el
sendero actual, habría que dar toda la vuelta al risco, y torre y
aljibe estarían incomunicados en caso de asedio).
Fuente: Castillos del Olvido
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