El Castillo de San Miguel se encuentra situado en la población de Palomares del Campo, en la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha).
Del Castillo de San Miguel solo existe los restos de una torre de planta cuadrada construida en piedra y yeso, divida en dos partes, y un aljive. Al parecer esta fortaleza sirvio de comunicación con el castillo de Puebla de Almenara. Próximo a él quedan ruinas de la ermita del mismo nombre, en lo que fue la aldea de Fuente del Pez.
Se han realizado obras de reconstrucción, aunque llevan un tiempo paradas. Por el registro cerámico se ha podido fechar la erección de la torre entre fines del siglo XI e inicios del XII, en un contexto de disolución de la taifa de Toledo y la ocupación del imperio almorávide, en la órbita de la victoria de estos últimos en la batalla de Uclés en 1108 y la posterior vertebración del territorio desde la madina de Huete. Tras la conquista de este territorio por los cristianos a mediados del siglo XII, la torre se ocupó brevemente como defensa de la aldea de Fuente del Pez, construyéndose junto a ella una iglesia bajo la advocación de San Miguel ya en el siglo XIII.
Se encuentra ubicado en el término municipal de Palomares del Campo (Cuenca), en el espacio de influencia de Uclés y Huete durante la Edad Media. Quizás su denominación puede llevar a confusión, ya que realmente se trata de un torreón islámico ubicado en la vega del río Cigüela que a fines del siglo XII fue utilizado como defensa del despoblado cristiano de la Fuente del Pez, dependiente del alfoz de Huete (Sánchez 1994). En esta actuación hemos podido aplicar de manera completa la metodología arqueológica que hemos comentado anteriormente, como paso previo al proyecto de conservación preventiva que acometimos en el.
Todas las estructuras emergentes que se conservan están realizadas mediante fábricas encofradas hormigonadas, con una clara posición estratigráfica entre ellas. La primera variante, “Tapial 1.Pa”, con la que se levantó la torre propiamente dicha, está realizada mediante una tapia continua de mampostería de piedra de yeso que se traba con un mortero muy potente de este mismo material.
Además, contra las tablas, se vertió una lechada que permitió que antes de desencofrar se quedara totalmente revestido. Desde el punto de vista de las medidas del tapial, nos encontramos con alturas de 0,85 m. en todos los frentes aunque no podemos precisar datos sobre las agujas del mismo ya que se han perdido por completo. Este tipo de fábrica presenta similitudes en la muralla urbana de Huete, en concreto en los forros de tapias de tierra, que pudo ser fechada en época almorávide por una intervención puntual en el entorno de la puerta de Daroca (Retuerce y García 2013). Un ejemplo muy análogo lo hemos localizado en la cerca en cremallera de la fortaleza de Uclés, empotrado bajo las fábricas cristianas.
La cronología propuesta para el caso de Huete coincide tanto con las noticias históricas como por el registro del material cerámico de nuestra excavación, por lo que concluimos que este tipo de tapial se corresponde con la época almorávide (fines del siglo XI-primera mitad del XII). A una división interna del torreón responde la segunda variante, el “Tapial 2.Pa”. En este caso se trata de un tapial de cal y canto, con pequeñas piedras de yeso que se van uniendo con un mortero muy rico en cal. Las agujas usadas son en todos los casos pasantes, aunque no podemos precisar unas dimensiones claras para las mismas, ya que los mechinales están muy alterados por la erosión y el anidamiento de animales.
Su métrica no es constante, con encofrados entre 0,9 m. y 1 m. de altura. Tanto por su composición como por las medidas pensamos que estamos ante obras ya cristianas (Cobos et al. 2012), lo que encaja con el registro cerámico del último momento de ocupación de la torre durante la primera mitad del siglo XIII.
Fuente: Castillos del Olvido
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