jueves, 13 de febrero de 2020

Castillo de Narboneta (Cuenca)


El Castillo de Narboneta se encuentra situado en las cercanías de la población del mismo nombre en la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha). 

La historia de Narboneta va inmersa en la historia del propio marquesado de Moya. Su creación como núcleo urbano nace de la época repoblacional a comienzos del siglo XIII. No hay duda, que por la existencia de su fortaleza, fuese un punto estratégico en la raya fronteriza del periodo de la reconquista castellana, formando línea defensiva junto a los fuertes de Serralla, Mira y Aliaguilla, en esas grandes disputas entre los reinos de Albarracín y Requena. 

Buscar la raíz etimológica de su término nos hace indagar en el carácter semántico de la palabra Narboneta y nos conduce hasta Narbonne, en la Gascuña francesa, región situada al suroeste de Francia que estaba muy vinculada al rey Alfonso VIII. La rivalidad entre el monarca castellano y Ricardo Corazón de León por las posesiones francesas, las cuales formaban parte de la dote de su esposa Doña Leonor, determinó que numerosos soldados gascones se enrolasen en las tropas castellanas y participasen activamente en la reconquista cristiana. 

En la dura conquista de Cuenca, el rey Alfonso VIII, recompensó con donadíos y repartos de tierras a aquellos soldados franceses que habían participado en ella, comenzando así la repoblación de los mismos. Después de tomar las fortalezas de Moya, Sierra, Serrezuela y Mira, castillos que fueron donados por el Arzobispo de Toledo, D. Diego Jiménez de Rada, el rey concedió a un grupo de soldados gascones la fortaleza de Narboneta con todos sus predios baldíos y tierras de pan llevar, dando origen a la población de la villa al rededor del 1223. 

En los sucesos de 1473, cuando la villa de Moya y su tierra paso por ciertas vicisitudes, al ser perseguida por muchos nobles que querían usurpar un rico y floreciente Señorío, hubo duros enfrentamientos. En aquellos difíciles momentos, el Maestre de Santiago y D. Diego López Pacheco, su hijo y marques de Villena, obligaron a los moyanos a no seguir fieles a la obediencia de la princesa castellana. 

La edificación está enclavada sobre el tajo de una elevada risca, dominando todo el valle. Fue un lugar estratégico en la raya fronteriza del periodo de la reconquista. Formaba parte de la línea defensiva de los fuertes de Serralla, Mira y Aliaguilla, por los altercados de los reinos de Albarracín y Requena. 

Probablemente fue conquistado por el arzobispo Don Rodrigo Giménez de Rada cuando conquistó el castillo de Mira en su cruzada hacia Requena en el año 1.219. En las turbulencias nobiliarias de poder habidas cuándo el gran Marquesado de Villena aspira a dominar el trono castellano, el Maestre de Santiago por un lado y Don Juan Pacheco, el marqués por otro, obligarían a no seguir fieles a la princesa Isabel en su enfrentamiento contra la Beltraneja. 

Don Juan de Heredia, Señor de Mora, decide apoyar a los moyanos y con poderes de la propia princesa entrará en Moya, con doscientos hombres a caballo y quinientos a pie para defenderla, no sin antes mantener un enfrentamiento en la fortaleza de Narboneta. Nunca se ha realizado ninguna intervención para su conservación por lo que su estado es lamentable. Hundimiento total de lo que queda de su estructura. 

Constaba de un segundo recinto de entrada y otro primero interno con acceso retranqueado en la muralla del mediodía, y bajo ésta la entrada a un foso-aljibe. Su construcción es de sillarejo con piedra fuerte de las canteras de Cardenete y su estructura formaba un rectángulo de unos 27 por 17 metros quedando restos de un cubo al noreste. Hace unos años se encontraron restos de otra muralla en la parte norte, lo que hace pensar que posiblemente fuera una construcción más grande. Solo quedan los restos mínimos de murallas y parte del cubo del principal recinto. 

Actualmente la fortaleza se encuentra debido a su punto estratégico en malas condiciones y su deterioro va en aumento. Hace varios años el ayuntamiento coloco en lo más alto del enclave una cruz.

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