El Castillo de María de Huerva, también denominado Castillo de Al-Marya, se alza sobre un alargado y estrecho cerro a las afueras de la localidad de María de Huerva, a unos 15 km. de la capital en la provincia de Zaragoza (Aragón).
Se puede llegar a él bajando por la calle
Aragón hasta una señal de stop, girar a la derecha y luego la
primera a la izquierda. Después de unos 200 metros la carretera se
convierte en un camino que lleva al río Huerva. Tras cruzarlo (ya se
ve el castillo a lo lejos) se llega a las ruinas de la fortaleza
andando por un camino unos 20 minutos.
Al-Marya
es un topónimo de origen árabe que significa “la
atalaya”.
Sus orígenes se remontan a una población que los musulmanes
construyeron a los pies del castillo en la margen derecha del río
Huerva, conocida como el
lugar viejo,
donde parece que quedan algunos restos. Históricamente fue poblada
por musulmanes, que permanecieron en la localidad aún después de su
reconquista por el rey de Aragón Alfonso I el Batallador en 1118,
hasta que Felipe III decretó la expulsión de los moriscos a
principios del siglo XVII, quedando prácticamente despoblada desde
entonces. A partir del siglo XVII se reorganizó la nueva población
al otro lado del río, la que se conoce en la actualidad.
El
castillo de Al-Marya, documentado por primera vez en el año 935, fue
construido por los musulmanes en el siglo X en la margen derecha del
río Huerva, y formó parte de las fortalezas defensivas del distrito
de Zaragoza de la Marca Superior de Al-Andalus. Su posición
privilegiada sobre un cerro, dominando y vigilando la vega del bajo
Huerva, y la escasa distancia que la separaba de Saraqusta, la
Zaragoza musulmana, la convirtió en plaza fortificada de vital
importancia en cuanto a la defensa de la capital de la Marca.
Ya en época de taifas, un
siglo después (siglo XI), el castillo formaría parte del amplio
sistema defensivo de la Zaragoza musulmana, concretamente de su
acceso sur por el valle bajo del Huerva, junto con los vecinos
castillos de Quart (Cuarte de Huerva), Qadrit (Cadretre) o Muwala
(Muel).
La fortaleza de Al-Marya fue conquistada por el rey de
Aragón Alfonso I el Batallador en el año 1118 durante del
transcurso de su campaña de la reconquista de Zaragoza. En dicha
empresa, el castillo jugó un papel importante en la
defensa musulmana, pues desde él se ofreció gran resistencia al
ejército cristiano. El sitio o asedio de Zaragoza comenzó en mayo
de ese mismo año, 1118.
Sea como fuera, tras la conquista
cristiana de la población y fortaleza de María, el rey de Aragón
Alfonso I el Batallador concede carta puebla, ofreciendo repoblar la
población a los cristianos que quisieran. Algunos musulmanes la
abandonarían, aunque la mayoría se quedaría y permanecería en
ella durante siglos, hasta la expulsión de los moriscos de
principios del XVII.
En 1233, el rey aragonés Jaime I el
Conquistador cedió María a Blasco de Aragón a cambio de Morella.
Posteriormente pasaría a manos de diferentes tenentes, hasta que en
1428 fue adquirida por los Fernández de Heredia. María de Huerva
tuvo importancia en la guerra de la independencia contra los
franceses.
Aún
en estado de ruina, la fortaleza de María de Huerva es cautivadora,
a medida que nos acercamos a ella puede sentirse su espíritu
musulmán. Desde su privilegiada posición, su silueta, semejante a
la de un navío, controla majestuosa y desafiante el valle que
vigilará para siempre, el del bajo Huerva. Su planta es de forma
irregular y oblonga, mucho más larga que ancha, de unos 70 metros de
largo por entre 10 y 20 de ancho según las zonas.
El castillo
es el típico ejemplo de "hisn" o castillo levantado por los musulmanes
con estricta finalidad defensiva o militar, presentando su tan común
disposición: construido en tapial, de planta alargada e irregular,
rodeado de fuertes murallas de duro tapial que se adaptan al terreno
donde se asienta, levantado sobre un cerro de media altura al borde
de un barranco o acantilado aprovechando sus defensas naturales, y
con una gran torre situada en uno de los extremos del recinto. Se
acedía al castillo por una abertura situada en su parte inferior,
perforada en la roca, a través de un pasadizo con unas escaleras
talladas en la roca.
En la parte superior del recinto, la que
se encuentra a mayor altura y es también la más ancha, se encuentra
la gran torre, no muy alta y situada al borde del barranco. Su planta
es cuadrangular, y le falta, sobre todo, la parte que da a intramuros.
Se conservan fragmentos que dan a la línea de muralla del recinto.
No conserva el remate almenado, como casi ninguno de este tipo de
castillos de origen musulmán de Zaragoza (con la excepción de
Qadrit). Conserva un par de ventanas en su parte superior que harían
de aspilleras, en el lado que se conserva en mejor estado.
La
parte inferior del recinto es mucho más estrecha y de mayor
longitud. Estaría rodeada por murallas de tapial, de la que se
conservan algunos fragmentos. Probablemente estaría reforzada con
torreones. Se pueden ver restos de un aljibe, aunque parece que debió
haber varios, para abastecer a la población que se encontraba a sus
pies.
En el extremo sur del castillo se observan restos de
muralla transversal, que se construyó con función de facilitar la
defensa del lugar donde se asentó la primitiva población de María,
situada a los pies de la fortaleza.
Según las fuentes, el
viejo poblado morisco fue uno de los más poblados de esta parte de
la vega del Huerva, contando con más de 200 viviendas en el momento
que fueron expulsados por el decreto de Felipe III a principios del
siglo XVII. Se conservan algunos restos a los pies del castillo. Se
encuentra en ruinas.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
sipca.com
Galería:
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