La Alcazaba de Tíjola la Vieja, junto a la Fortaleza de RagaSana que forman un único conjunto, se encuentran situadas en el municipio de Tíjola de la comarca del Alto Almanzora de la provincia de Almería (Andalucía).
Tras
la conquista musulmana, la comarca del río Almanzora se encontró
ubicada en la kura de Yayyan (Jaén), entre la kura de Tudmir (Murcia
y Alicante) y la cora de Ilbira (Granada). Podemos describir varias
zonas de ocupación musulmana en el gran valle del río Almanzora con
importantes castillos o “hussün”. La primera zona agrupa el
valle del río, principal eje de comunicación, con varios hábitat
fortificados citados con frecuencia en los textos, por autores
andalusíes, como madinats (ciudades): Tíjola, (al-Hayyan y ibn
al-Idrisi), Purchena (ibn al-Idrisi y ibn al-Jatib) y Cantoria (ibn
al-Jatib).
Durante los siglos VIII y IX, las citas referentes
a estas comarcas (Almanzora y Vélez) dejan entrever que es un área
mal controlada por el poder central cordobés, con abundante
población mozárabe. El historiador ibn Hayyan relata como en el 896
el ejército omeya ataca los castillos de Guadix y avanza hacia los
castillos de Huéneja, recibiendo los diezmos e impuestos de las
Alpujarras. Después de varias jornadas de mal tiempo el ejército
acampa en el Castillo-Fortaleza de RagaSana de Tíjola la Vieja y
emprende la marcha hacia Baza el 16 julio. En el año 913, el mismo
historiador cordobés, vuelve a citar la madinat de Tíjola en la
rebelión de los muladíes de Umar b. Hafsun contra Abd al-Rahman III
al-Nasir.
En el Alto Valle del Almanzora los importantes
hussün, citados por al-Udri, ibn Idari, ibn Hayyan, ibn al-Jatib y
al-Idrisi, están construidos sobre restos íbero-romanos y
visigodos. Esta zona tenía frecuentes luchas fronterizas y se
organiza con una fortificación protegiendo una o varias alquerías.
Los hussün como núcleos defensivos luchaban por no depender del
poder central cordobés y cumplían una triple función: militar, de
protección y administrativa. El gobernador o alcaide de cada uno de
ellos se encargaba de su mantenimiento y defensa, con gran autonomía
del poder central. Es asombrosa la densidad de fortalezas, Ibn
al-Jatib hace una relación detallada de las aglomeraciones de los
Filabres y Alto Valle del Almanzora, acompañando al monarca nazarí
Yusuf I, en su viaje por la comarca, en el siglo XIV.
En la
Guerra de las Alpujarras la población de Tíjola y su comarca se
refugiaron en esta antigua fortaleza inexpugnable, repararon los
muros, se armaron y proveyeron de bastimentos suficientes en espera
del ataque cristiano. Estaban ayudados por un numeroso grupo de
turcos y dentro del fuerte se encontraba también parte de la
población de Urrácal, Armuña y Bayarque. Dentro del fuerte había
más de mil andalusíes de pelea y entre ellos tres mil escopeteros.
El castillo y medina de Tíjola la Vieja fueron sitiados el 11 de
marzo de 1570 y conquistados el día 24 de ese mes, después de tres
días de fragoso combate, utilizándose, incluso, artillería,
podemos ver los impactos en los muros de piedra. De esta hazaña se
conserva carta, de D. Juan de Austria a su hermano Felipe II, en la
que narra las circunstancias de la aspereza y dificultades del lugar.
Los defensores del castillo de Tíjola, aprovecharon el mal tiempo
que reinaba para huir de noche por la sierra a Bacares, a Purchena y
atravesando el río Almanzora, hacia el norte; siendo muchos
alcanzados y muertos. Posteriormente todo fue arrasado por las tropas
cristianas, quedando unos pocos restos de murallas y torres.
Tíjola
la Vieja (Madinat Tágila) como la mayoría de las ciudades en la
Edad Media de la Península Ibérica tenía su enclave fortificado,
la Fortaleza de RagaSana. El sitio medieval de Tíjola la Vieja reúne
cuatro cerros en línea, dominando el río Bayarque al Oeste y la
actual ciudad de Tíjola al este. El espacio delimitado por la
muralla es la medina, en el tercer cerro, con una muralla interior,
al oeste, que rodea la zona palaciega y la fortaleza o alcazaba en el
segundo cerro, también amurallada. Ambas construidas en piedra y
tapial, jalonadas por torreones. Es evidente que la función más
directa era la de controlar y proteger a los que allí vivían. La
Alcazaba de Tíjola era el recinto fortificado, residencia de quien
lo gobierna. Está ubicada en la zona más elevada, la que posibilita
una mejor defensa a la vez que realza su carácter de dominio.
En
las ciudades musulmanas, una vez garantizados los recursos de
suministro de agua, se elegía el lugar que iba a ocupar la alcazaba,
y a partir de ahí, se trazaba el límite del perímetro amurallado;
dejando claro así el importante papel que cumplía este edificio en
las ciudades andalusíes. En el interior de la Alcazaba se situaba la
residencia del gobernador y los edificios destinados al alojamiento
del personal bajo sus órdenes; pero además había unos aljibes,
imprescindibles para el abastecimiento de agua.
En cuanto al
sistema constructivo utilizado en las murallas, se usa el tapial y la
piedra dispuesta en capas alineadas de mampuestos más o menos
regulares. Ambos tipos constructivos quedan reflejados a lo largo de
todo el perímetro de murallas y torreones. Asimismo en las
diferentes torres y muros, se pueden observar los mechinales, reflejo
de la técnica constructiva de tapial.
La medina y fortaleza
de Tíjola la Vieja (siglo VIII- IX) es la más antigua fortificación
del Almanzora. Su poliorcética responde a varios espacios
escalonados en tres altura:
Una
fortaleza o albacara, con muros de mampostería en la base y tabiya y
piedra en las capas superiores, con los restos de un aljibe en el 2º
cerro. Un hábitat fortificado, con muros de mampostería y tapial,
provisto de una mezquita y su arrabal, con baños y molinos de mano y
con una segunda muralla protegiendo la zona alta palaciega en el 3º
cerro. En la zona nordeste del mismo había una fundición de armas.
A cotas menores, en el cuarto cerro, un campo de silos y una maqbara.
Son visibles los restos de parte de su necrópolis y viviendas de su
etapa nazarí.
Solo
quedan las ruinas de la medina y el castillo. La fortaleza está
situada en la parte más alta de la medina con dos torreones,
cuadrados y macizos, controlando el valle del río y un aljibe. La
fortificación está muy erosionada y los vestigios que subsisten son
escasos: elementos discontinuos de la muralla con las dos torres
medianamente proyectadas al exterior. La medina en el 3º cerro posee
una puerta lateral con pendiente de acceso en L, una gran puerta en
la muralla norte y una pendiente posterior de acceso a la sierra de
los Filabres, junto a la fortaleza. En la parte superior noroeste,
una crujía rectangular, restos de la zona palaciega.
Los
muros están realizados con piedras, lajas y ripios, calcáreas,
silíceas y de esquisto local poco trabadas con mortero de barro, se
apoyan sobre la roca sin cimentación y sin aportación de mortero de
cal. Algunos tramos construidos de mampuestos están dispuestos a la
soga con cantos de piedra cortada, más o menos regular y otros son
de tapial de piedras y barro con cal. La distribución orográfica y
la estructura de piedra, cortada más o menos regular y alineada, en
varios tramos de muros es propia de los campamentos romanos. La
construcción de tapial en otras partes de los muros es igual en los
castillos de los Filabres y del Atlas marroquí.
La estructura
de los muros sigue totalmente las características topográficas de
los 3 cerros. Primero una construcción amurallada de mampostería
enripiada y una entrada en pendiente de unos 2 metros de anchura,
paralela al muro. Esta puerta es típica de las fortalezas almohades,
en lugar poco accesible, no visible, difícil de localizar y fácil
de defender, con un pasillo en pendiente, recto de 10 metros y
después con curva de 180º, como entrada en zigzag, para dificultar
el acceso a la fortaleza. También herencia almohade es el
emplazamiento de grandes torres en los ángulos exteriores del
recinto amurallado.
En la construcción de la cerca hay tramos
de encofrado musulmán o tabiya, especialmente en las torres y muros
de la fortaleza. Los mechinales, encontrados en los muros de tapial,
nos hablan de agujas de madera y construcción anterior al siglo XI.
Comprobamos varios tramos de calicanto, alguno de origen romano o
bizantino. Toda la estructura de la fortificación se ciñe a la
geografía del terreno y a las necesidades defensivas. Los tramos de
muralla de piedra son de mampostería enripiada y careada, con las
dos caras de los muros, interior y exterior, de mampuestos, y el
centro relleno con una mezcla de barro y mampuestos más irregulares
y pequeños que los usados en el exterior. La anchura de los muros es
de 90 cm a 1 metro.
Los abundantes restos de cerámica indican
una ocupación anterior de la ciudad y una reutilización de parte de
las murallas. En los siglos VIII y IX, una buena parte del sistema de
comunicaciones, infraestructuras y fortificaciones hallaban su base
en los restos visigodos, romanos y prerromanos, los cuales seguían
caracterizando las cercas de las principales ciudades. Por los
restos, cerámicos y numismáticos, defendemos la existencia de una
construcción defensiva cartaginesa, luego ampliada por los romanos,
bizantinos y visigodos. En el siglo VIII, la ciudad recibió las
primeras obras islámicas. Hay documentados un conjunto de dírhams
de plata, encontrados en la zona y fechados en los años 770, 771,
772 y 777 acuñados en Córdoba durante el reinado de Abderramán
I.
Más al sur la tercera loma, la más amplia estaba
totalmente ocupada por la población medieval, hoy arruinada y de la
cual no quedan más que una parte del recinto palaciego: unas pocas
paredes muy erosionadas, una sala rectangular de dos plantas
(8,65x2,45m., dimensiones interiores) con marcas de viguería y
abundante cerámica con muchos tiestos tardíos. En el centro de la
mitad noroeste de la medina encontramos los restos de un largo muro
con torreón protegiendo la ciudad frente a la gran puerta de entrada
Norte. También encontramos restos de fundición y escorias en la
zona nordeste, que dan cuenta de un trabajo del metal en el interior
del hisn.
En la parte superior del segundo cerro de Tíjola la
Vieja existe una fortaleza, de tabiya, de plano irregular y torres
cuadrangulares (dos de ellas: 7,35x5,05 y 7,45x4,60 m.) y un aljibe,
en el centro. Es la Fortaleza de RagaSana.
La fortaleza es de
planta topográfica, adaptada al terreno, creando ángulos para mayor
defensa de la fortaleza y con un gran aljibe. La parte posterior la
fortaleza es inaccesible por la altura del cerro y profundidad del
rió. La poliorcética de la fortaleza y el uso de mampostería de
piedra y tabiyya con los torreones macizos, accesibles desde el
adarve, nos habla de una construcción emiral (siglo VIII-IX), sobre
restos cartagineses, romanos y visigodos.
Conserva un aljibe
(4,21x2,22m., medidas interiores) de tapial hormigonado (siglo IX),
mortero rico en cal, con abundante grava de mediano tamaño y gran
dureza. Las paredes están recubiertas de abundantes graffiti
cristianos del siglo XVI. Es de planta rectangular con bóveda de
medio cañón ligeramente rebajada, con 2,50 m. de profundidad y 23
metros cúbicos de cabida. El aljibe abovedado está revestido de cal
y almagra que lo hace impermeable. Su situación en la zona superior
de la fortaleza impedía el abastecimiento privado.
El
depósito garantizaba el agua a los moradores de la fortificación en
caso de asedio, forma parte de una tradición mediterránea
milenaria, como lugar de almacenamiento de agua. Es una parte
fundamental de la fortaleza para abastecimiento de las tropas,
población y transeúntes. La cisterna o aljibe es siempre una nave
abovedada, sin escaleras de acceso y con una lumbrera superior para
extracción de agua y ventilación.
En el cuarto cerro de
Tíjola la Vieja hay siete silos troncocónicos de 1,70 metros de
diámetro en la boca, romanos, descritos por Varron para el depósito
del grano y una mina de cobre antigua llamada Cueva de la Paloma,
explotada desde época prehistórica hasta principios del siglo XX.
También hay una zona de casas de época nazarí y la maqbara en el
lado suroeste, junto a la medina, en el perímetro inferior, habiendo
restos de varias tumbas junto a los silos.
Restos
casi desaparecidos. Solo quedan vestigios de las murallas, torres,
zona palaciega, silos, sepulturas y aljibe. Las construcciones fueron
arrasadas después de la rebelión de los moriscos.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
castillosdeandalucia.org
Galería:
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