viernes, 22 de noviembre de 2019

Castillo de Biar (Alicante)


El impresionante Castillo de Biar está situado en una colina cercana al casco medieval urbano de la población homónima de la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).

Sobre la cima de una loma a 745 metros de altitud, dominando la cercana población de Biar, se encuentran los restos de un imponente castillo que controla el cercano y fronterizo paso en los históricos límites meridionales de los territorios asignados a la Corona de Aragón y el inicio de la llanura castellana en el entorno de Villena. 

El castillo tiene doble recinto amurallado, siguiendo el desnivel del terreno. Uno, el inferior, identificado con la barbacana, está definido por un antemural formado por los lienzos de mampostería y por torres de planta semicircular en saliente con base alamborada sobre los que se dispone un estrecho adarve con almenado cúbico y troneras de cruz y orbe por debajo de la línea de merlatura (Simón García, Segura Herrero, 2001). Al interior del recinto se accede por un estrecho pasillo o liza, hasta un arco de medio punto en sillería, restaurado en los años 70 del pasado siglo. En este espacio, otrora repleto de nichos funerarios pertenecientes al primer cementerio municipal de Biar, se observa la presencia de algún proyectil de piedra para bombarda y un aljibe de planta rectangular, excavado en la roca y falto de su bóveda de cierre. El cementerio municipal estuvo en el interior buena parte del siglo XIX, tras la guerra de la Independencia hasta la década de los setenta del mismo siglo, siendo vaciado en las obras de restauración , quedando como prueba algunas laudas sepulcrales conservadas en el Museo municipal y azulejos funerarios que aparecieron en el transcurso de las excavaciones realizadas en el año 1.999. 

Tras salvar un importante desnivel mediante rampas en zig-zag, se llega al amurallamiento del recinto superior, realizado en tapial de mampostería, que muestra una sucesión de lienzos y torres circulares que cierran en su punto más alto con la Torre del Homenaje o Torre Maestra, conformando un reducido patio de armas, comunicado con el recinto inferior a través de una puerta con arco en medio punto en sillería que está adosada a la gran torre, que parece que debió ser parcialmente condenada y sustituida por otra. Una nueva puerta debió abrirse por el noreste, documentada gracias a los trabajos de excavación en 1.999. Ambas puertas son conocidas en dicha documentación como Puerta Salca (1.478) y Puerta Ferrada o Ferrenya (1.551). La más antigua está dotada de un cuerpo de guardia, que se restauró en el año 1.999 (Rey Ainat, Gallud Martínez, 2010), que permite acceder al interior del castillo. 

Alrededor del patio se cree que se dispondrían una serie de dependencias destinadas a asegurar la defensa del castillo, así como a dar cobijo al alcaide y su familia. En el siglo XV (Hinojosa Montalvo, 1995), aparece mencionada la habitación de vigilancia o cuerpo de guardia, situado encima de la casa baja; la casa de fora, utilizada como pajar; el palau nou, entendido como un edificio de mejor fábrica que el resto destinado a albergar al alcaide; el rebost o despensa para almacenar víveres; la cuina con una gran chimenea llamada casa dels forns; el establo, encima del cual había una privada o lanterna; la capilla o iglesia, situada junto a la torre bajo la advocación de Santa María Magdalena, sobre la que situaba el comedor. Todas estas estancias estarían techadas a un agua, de teja curva, que permitían a través de tuberías de cerámica, recoger el agua de lluvia para almacenarla en el aljibe excavado en la roca y construido con anterioridad al siglo XV, puesto que sufre reparaciones y limpiezas en 1.419 y 1.420. 

La gran Torre Maestra era la “cambra pus alta y segona cambra”, habitaciones destinadas a guardar armas y pertrechos del castillo. Realizada en tapial sobre un zócalo alamborado de mampostería con encofrados que presentan unas dimensiones de 1,35 metros de longitud por 0,90 metros de altura, tiene una altura total de 19 metros, y está distribuida en tres alturas interiores comunicadas por una escalera lateral. A la torre se accede a pie llano a través de una puerta o vano de sillería a la que le falta el arco de medio punto. La primera planta se haya cubierta por una bóveda de cañón con rosca de ladrillo macizo presentando sus paredes enfoscadas. La segunda planta se cubre mediante una bóveda formada por una bóveda de escayola formada por ocho arcos apuntados formando nervios entrelazados cuyos arranques imitan falsas ménsulas de cuarto de bocel entrecruzados alternativamente enmarcando con sus claves una roseta o pátera en el centro de la bóveda (Azuar Ruiz, 1981, Ferre de Merlo, 2000). El estudio del trazado y desarrollo de esta singular bóveda de arcos entrecruzados ha permitido encuadrar la totalidad del edificio en un horizonte cronológico fijado entre los finales del siglo XII y principios del XIII, y en concreto en el último cuarto del siglo XII, que corresponde a una fábrica almohade, que daba protección a la población que residía en la alquería de “Biyar”, ya mencionada por el historiador andalusí al-Udrï en el siglo XI. Por otra parte, el castillo parece que formaba parte de la frontera estipulada el 20 de Marzo del año 1.179 entre las Coronas de Castilla y de Aragón en la ciudad de Cazola (Cuenca) (Azuar Ruiz, 1995). 

Con la conquista cristiana el castillo es asediado por el rey Jaime I en septiembre de 1.244, encontrando una fuerte oposición, por lo que mantuvo su sitio desde el 29 de septiembre de ese año hasta febrero de 1.245, rindiendo finalmente la plaza el qa´id de Biyar, Muça Almoravit. Sabemos que en junio de 1.254 es nombrado alcaide del castillo Fernando Garcés de Roda al que le sigue Arnau de Montsó (1.259) y Gil Sánchez de Alagón (1.261). En la segunda mitad del siglo XIII, el castillo se convierte brevemente en cárcel de la Orden del Temple, dirigida por el maestre Pere de Montcada. En este momento parace que comienzan las obras de transformación del castillo andalusí en la fortaleza medieval que hoy conocemos. Hay noticias de ciertas obras en 1.262 ( “in opere dictorum castrorum”) que se extienden a las alcaidías de Domingo de Vilanova y Soriano de Montagut ( 1.276-1.280 ), cuando el castillo y la población se convierten en villa real en el año 1.287, aunque los restos del castillo caen en abandono y la ruina. 

Durante el conflicto de la Guerra de los dos Pedros en el año 1.348, el rey Pedro IV nombra a Pere Avin, obrero de los trabajos a realizar en el castillo. En 1.370, la reina Leonor manda a Antonio de la Madre de Dios que con el producto de las rentas , reparase el castillo, obras que serían visionadas y supervisadas por Gerardo Domenech y que afectan a la torre del portal, las cubiertas de la cocina, las almenas y el pavimentado del terrado para el agua del aljibe (Hinojosa Montalvo, 1995). 

Durante el siglo XV, entre los años 1.429-1.430, con la Guerra con Castilla hay enfrentamientos en Biar. Por último sabemos de un terremoto en el año 1.536 en la villa que afecta gravemente al castillo, con una Memoria de reparaciones a realizar fechada en el año 1.551. El abandono del castillo se produce en el siglo XVI, con el consiguiente deterioro. El castillo es declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1.931, iniciando en los años 70 del pasado siglo XX una serie de intervenciones por la Dirección General de Bellas Artes en el recinto exterior de la muralla y más recientemente la restauración de la torre por la Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana, hasta dejar el monumento en las condiciones actuales. 

Fuentes: Wikipedia
               Castillos de Alicante
               Guardianes de piedra
               Ximo G. Rico (Fotos)

Galería:







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