Los Castillos de Cambil y de Alhabar se sitúan en dos peñas cercanas a esta población de la provincia de Jaén (Andalucía).
Cambil, está situada en un
gran valle al sur de Sierra Mágina y está rodeado de altas cumbres
y escabrosos montes. Tiene como vigía dos grandes peñas, murallones
casi verticales de caliza, separadas por un tajo labrado por el río
Villanueva, donde se situaron los castillos musulmanes de Cambil y
Alhabar, cuyo origen se relaciona con la frontera del Reino Nazarí
de Granada, en el año 1246.
El
castillo de Alhabar se encuentra enclavado en el farallón rocoso del
mismo nombre situado al este del río, mientras que el castillo de
Cambil ocupa toda la meseta aproximadamente rectangular del peñasco
del mismo nombre, al oeste del río.
Cambil
aparece citado en fuentes escritas por primera vez en el siglo XII,
cuando al parecer Qanbil estaba dividido en dos pequeñas aldeas
separadas por el río, cada una protegida por un pequeño castillo,
que posiblemente eran poco más que la propia cima de los farallones,
con algún refuerzo.
Los
castillos de Alhabar y Cambil aparecen citados por primera vez en
1315, y parece que fueron erigidos por los nazaríes en torno a 1246,
tras el Pacto de Jaén y el establecimiento de la frontera del reino
nazarí. En esta época el castillo de Alhabar estaba militarmente
supeditado al castillo de Cambil, aunque constituía alcaidía
autónoma.
En
1315 pocos días después de la victoria castellana en Alicún, el
infante don Pedro, tío de Alfonso XI, junto a los maestres de las
Órdenes Militares conquistaron los castillos de Cambil y Alhabar
tras un asedio en el que los cristianos usaron catapultas. En 1368
los musulmanes reconquistaron la plaza aprovechando la guerra civil
castellana, durante la guerra de Pedro I y el infante Enrique de
Trastámara, en el que los nazaríes actuaron contra Jaén, ciudad
trastamarista, aliados con el rey castellano.
En
1432 Cambil figura entre los castillos que Juan II de Castilla cede
al infante Juseph Aben Almao, pretendiente de la corona de Granada.
El condestable Iranzo intentó repetidas veces tomar los castillos de
Cambil y Alhabar que, junto con el de Arenas, constituían una fuente
constante de problemas debido a su proximidad a Jaén y a otros
núcleos de su entorno. Sus ataques en 1462 y 1471, fracasaron.
En
1485, los Reyes Católicos conquistaron Cambil y Alhabar en una
campaña preparatoria para la definitiva conquista de Granada. La
rendición del castillo, que pocos años antes se consideraba
inexpugnable, se produjo tras sólo doce días de cerco. La conquista
de estos dos estratégicos baluartes militares no fue empresa fácil,
pues se hizo necesario el cerco formado por un ejército de 6.000
hombres provenientes de Jaén y en el que se empleó, por primera vez
en la península, la artillería de forma masiva, después de
transportarla por las fragosidades de la sierra con ayuda de un
ejército de zapadores que abrieron los caminos necesarios. La
conquista de estos dos castillos, Cambil y Alhabar, dejaba expedito
el camino hacia Granada.
La
importancia que para la línea defensiva de los nazaríes tenían
estos dos enclaves queda patente con el hecho de que su caída en
manos castellanas provocó el inmediato abandono de la fortaleza de
Arenas. Los Reyes Católicos, en agradecimiento a los vecinos de Jaén
por su participación en la conquista, determinaron que la aldea de
Cambil pasase a formar parte de la administración del Concejo de
Jaén, situación que se prolongó hasta el 19 de abril de 1558,
fecha en la que Felipe II emancipa a Cambil de la tutela
administrativa de Jaén.
El
Castillo de Alhabar, ocupa toda la meseta superior del farallón de
la margen este del río. Era de pequeñas proporciones aunque de un
porte más elevado que el castillo de Cambil, de planta rectangular y
se adaptaba a la roca escarpada por dos de sus vertientes (norte y
sur), frente a las cuales levantaba su muralla, en las fachadas este
y oeste, de las cuales quedan restos de estructuras muy deterioradas.
En
el espacio interior cabe destacar la existencia de dos niveles que
fueron realzados por obra humana: uno central que hace las veces de
alcazarejo y otro periférico. La obra visible en el interior del
castillo es de mampostería menuda y abundante mortero de yeso. El
acceso al castillo se realizaba por el oeste mediante una estrecha
entrada precedida de una larguísima escalera, muy estrecha,
parcialmente tallada en la roca, por lo que no era accesible para
cabalgaduras. En este punto el espacio se cerraba con un muro de
mampuesto.
El
otro cerramiento murado, el del este, está muy restaurado para
evitar desplomes. Cerca de éste, en la cúspide amesetada en que el
cerro parece que se nivela, hay indicios de una construcción
rectangular, probablemente el único espacio habitable de Alhabar.
Actualmente se ha habilitado un mirador desde el castillo de Alhabar,
desde donde se puede observar el campo de visión que se tenía en
aquella época desde el castillo.
El
Castillo de Cambil, por su parte, ocupaba toda la meseta superior,
aproximadamente rectangular, del farallón rocoso de la margen oeste
del río. Disponía de defensas naturales en tres de sus frentes,
protegidos únicamente por un leve parapeto, debido a la naturaleza
escarpada de la peña sobre la que se asentaba, tan sólo el lado
oeste tiene un desnivel escaso, de unos 4 o 5 metros, por lo que es
en este lado donde tuvo algún tipo de fortificación y por donde se
debía acceder al castillo.
El
interior del castillo es bastante tosco, con mampostería menuda y
mucho mortero de yeso. Se estructuraba en dos niveles: uno central a
modo de alcazarejo, y otro periférico. El alcazarejo se forma por
una meseta sobrealzada que estuvo rodeada de parapetos y quizás
nivelada con tierra. En el sector este se detecta una estructura
ataulada que la apoya y realza, dos muros de mampuesto en ángulo
recto con la esquina formada por una cadena de sillares muy estrechos
y bien cortados.
El
espacio interior del que podríamos llamar patio de armas, estuvo
dividido en dos sectores longitudinales por medio de una divisoria de
mampuestos en seco, hoy completamente derruida aunque sus piedras
están in situ. Los restos del hueco de la tranca, tallado sobre la
roca viva, revela la entrada del castillo. En algunos sectores del
castillo se encuentran bolaños de piedra, que, por su dispersión,
pudieran ser restos del bombardeo realizado en 1485 por los Reyes
Católicos. Hoy día, aún se pueden observar restos de la muralla.
Fuente: Wikipedia
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