El Castillo de Castilnuevo se encuentra situado en la localidad del mismo nombre en la provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha).
Fue
construido en el siglo XII. Aunque hoy presenta aspecto de casa
fuerte, las recientes excavaciones arqueológicas han demostrado su
original condición de castillo, adaptado en su trazado trapezoidal
al cerro en que se asienta. Disponía de una gran torre del homenaje,
torres cuadrangulares en las esquinas de la muralla, y otros
torreones adicionales en el medio para reforzarla.
Numerosos
documentos fueron firmados en Castilnuevo por el rey Alfonso I el
Batallador, posiblemente establecido allí para dirigir la conquista
de Molina, que se hizo efectiva en 1128. Posteriormente adquiriría
la condición de casa fuerte, más que fortaleza militar, siendo
usada por Doña Blanca de Navarra y otros nobles como lugar de
retiro. El único asalto documentado ocurrió en el s. XV, cuando el
rey Enrique IV cede el Señorío de Molina a D. Beltrán de la Cueva.
La población se sublevó, reclamando su derecho a pertenecer a la
corona y no a un noble, y capitaneados por Fernando de Vera,
asaltaron Castilnuevo y lo saquearon.
Aparentemente,
en origen, debía conformarse como un castillo de planta rectangular
con torres cuadrangulares en sus esquinas, una de ellas de mayor
tamaño que correspondería a la torre del homenaje, y torreones
semicirculares a mitad de los lienzos mayores. Contaría con una
falsabraga, construida en su mayor parte con mampostería y mortero
de cal y con sillares en algunas zonas para reforzar las fábricas.
De
esta quedan algunos vestigios semiocultos o semiarruinados entre las
deleznables construcciones anejas. Parece que el acceso principal
estaría ubicado en el lado oriental, y contaría con un puente
levadizo, si bien hoy está completamente desvirtuado con la
instalación de una escalera que facilita el acceso por ese punto.
El otro punto de entrada lo encontramos al sur. A través de un arco
de medio punto practicado en un muro almenado, se accede a un
estrecho espacio que nos conduce, mediante un pasillo acodado al
patio de armas.
La
fábrica del castillo se caracteriza por el uso de mampostería
trabada con cal y por la presencia de sillares para reforzar las
esquinas y algunas zonas con sillarejo. Las diferentes reformas y
modificaciones sufridas han dejado su testimonio en los muros,
permitiendo la observación de éstos para identificar fases y
reformas a partir de las “cicatrices” existentes.
Fuente: Castillos del Olvido
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