miércoles, 27 de noviembre de 2019

Castillo de Casarrubios del Monte (Toledo)


El Castillo de Casarrubios del Monte está situado en esta población del mismo nombre perteneciente a la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha). 

Fue construido en el siglo XIV por Don Alfonso Fernández Coronel, que por entonces era señor de la villa, o tal vez por Don Diego Gómez de Toledo, notario mayor de Castilla, a quien fue donado por Pedro I en el año 1354 tras la ejecución y confiscación de los bienes de aquel, donación fechada el 14 de agosto de 1354. Pedro I tuvo amores fugaces con la hija de Don Diego Gómez de Toledo y de Doña Inés de Ayala, Doña Teresa, con la que tuvo una hija llamada María de Castilla. 

Ambas, madre e hija profesaron en el convento toledano de Santa Domingo el Real. Sintiéndose ultrajado, Don Diego se paso al bando de los Trastamara. En la batalla de Nájera fue apresado, pero Pedro I no tomó represalias personales contra él, quizás por la relación ilegitima que mantuvo con su hija. La siguiente dueña y señora fue Doña Juana Enríquez, reina de Aragón, quien se lo cedió al rey Enrique IV, quien a su vez lo dono al almirante castellano. Pero enemistado con éste, en 1467 se lo entrego a su hermana Doña Isabel la Católica con la condición de que no lo enajenara. 

Sin embargo Doña Isabel se lo devolvió al almirante con la confirmación del príncipe-rey Don Alfonso. Esto irrito al rey, y el 24 de noviembre de 1468 lo donó al comendador de Montiel Gonzalo Chacón, futuro secretario real. Año y medio después el rey lo entregaba al futuro conde de Fuensalida. 

Muerto Enrique IV, el rey católico Don Fernando, como heredero de su madre la reina de Aragón, devolvía Casarrubios a don Gonzalo Chacón en noviembre de 1475. Don Gonzalo formó un mayorazgo con la villa y su fortaleza y en 1599 Felipe III creó el condado de Casarrubios, que heredó el conde de Miranda y duque de Peñaranda. Tras él, a principios del XIX era su señor Don Cipriano Portocarrero, conde de Montijo, luego su hija Doña María Francisca, y después su hijo, el duque de Alba. En 1899 un vecino de Casarrubios compró el castillo y palacio condal. 

Esta fortaleza, aunque nunca presenció hechos de armas que se sepa, fue de las últimas que conservaron su armamento. Consta que tenía cuatro cañones, dos de los cuales fueron cedidos al Alcázar de Toledo y en 1843. La condesa de Montijo, futura emperatriz, regalo los otros dos al Parque de Artillería de Madrid, hoy Museo del Ejército. 

Se construyó al exterior de una muralla, hoy desaparecida, que defendía el poblado. Su planta es rectangular, y posee grandes torres hexagonales en tres de sus esquinas. La cuarta esquina está ocupada por la torre del homenaje, interiormente abovedada, de planta cuadrada y que posee pequeñas torres hexagonales en tres de sus ángulos, curiosamente del mismo modo que la planta del castillo. 

Lo más interesante es la puerta de entrada, de arco gótico apuntado, con otras labores de cantería y ladrillos, sobre la que se encuentran los escudos de los Reyes Católicos y de Gonzalo Chacón. En el interior puede verse una sucesión de arcos y bóvedas de ladrillo. Es el único castillo de la provincia toledana construido totalmente en ladrillo y argamasa, como sus contemporáneos de Coca y Segovia.

Fuente: Castillos del Olvido

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