El Castillo de Calatrava la Vieja, corresponde a la fortificación construida en el siglo XIII por los almohades en la antigua población de Calatrava conocida como La Vieja, hoy correspondiente al municipio de Carrión de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real (Castilla-La Mancha).
Durante la Alta Edad Media fue la única ciudad importante de al-Ándalus en el valle medio del río Guadiana. Su destacada posición, en el margen izquierdo de éste río, la hacían paso obligado en el camino de Córdoba a Toledo, y en las comunicaciones entre Levante y el Poniente peninsular. De fundación omeya (finales del siglo VIII), durante cuatro siglos formó parte de al-Ándalus, y a mediados del siglo XII, tras pasar a Castilla, fue una de las primeras posesiones de la Orden del Temple en este reino. Después del abandono templario del lugar, la ciudad fue el origen y primera sede (1158) de la Orden de Calatrava, la más antigua orden militar peninsular fundada por el abad Raimundo de Fitero, con el objetivo de proteger la villa de Calatrava la Vieja.
El nombre de Calatrava deriva del árabe Qal' at Rabah ("fortaleza de Rabah"), en referencia al nombre de la persona a quien le sería dado el lugar en el siglo VIII, a modo de encomienda. La ciudad fue construida de nueva planta por el emir cordobés Muhammad I para controlar a la levantisca ciudad de Toledo y la ruta Toledo-Córdoba. El área de Calatrava estaba dominada por árabes propiemente dichos (es decir, originarios de Arabia), pertenecientes al clan de los Bakr ibn Wail, asentados en la región desde los tiempos de la conquista (año 711).
Fue adaptado al castellano con el topónimo Calatrava, cuando el lugar pasó a poder del Reino de Castilla durante la Reconquista. Se ubica la antigua ciudad y el castillo sobre restos anteriores; en las últimas campañas arqueológicas se han encontrado restos ibéricos. En la actualidad Calatrava la Vieja es uno de los yacimientos arqueológicos de origen islámico de mayor relevancia en el territorio español. La importancia de los restos existentes obedece al considerable desarrollo que Calatrava alcanzó durennte un periodo comprendido entre el año 785, fecha de la primera mención documental de su existencia, y el año 1212 en el que se origina el imparable proceso de decadencia que motiva que, a comienzos del siglo XVI la ciudad se encontrara prácticamente abandonada.
El recinto del castillo comprende un total de 44 torres con un foso que lo rodea, de época árabe, alimentado por las aguas del Guadiana. Quedan todavía restos de ingenios hidráulicos de gran complejidad tecnológica para la época en que se construyeron, como de las cuatro corachas, que elevaban el agua desde el foso a la ciudad para abastecerla. Parte de ella era desviada hacia la torre pentagonal, por la que salía a alta presión a través de un sistema de cañerías, de nuevo al foso. Este era un sistema defensivo hidráulico sin parangón en la fecha. De época templaria quedan restos de una iglesia inacabada, así como de algunas dependencias y de la iglesia calatrava poterior. Hoy en día siguen las excavaciones arqueológicas y los trabajos de restauración del conjunto.
En sus defensas y estructuras se diferencian varias etapas:
1. Anteriores al año 853: los restos del antiguo muro de cierre occidental, formado por la propia puerta, todavía oculta, y por diversas torres incluidas en él, de muy diversa construcción: adobe, ladrillo, tapiales de tierra y mampostería, etc.
2. Las pertenecientes a la reconstrucción de Muhammad I (post 854) responden a un plan unitario promovido, como en otras partes de la ciudad, por el poder central cordobés con un claro propósito de manifestar su supremacía en la región, destacando las grandes torres de entrada -que forran las primitivas-, el gran arco triunfal que antecede a la antigua puerta, y los paramentos oeste y sureste. A esta etapa se atribuye también la construcción de la torre albarrana primitiva y las torres pentagonales en proa, que, junto con la coracha vecina, formaban parte de un sistema defensivo hidráulico.
3. Las islámicas de cronología imprecisa: el aljibe exento, por delante de la puerta, y la gran sala con varios arcos de herradura de gran tamaño, que se corresponde con un gran salón de audiencias ligado a una alberca y a un jardín: todo ello con un alto valor simbólico, que relaciona el ejercicio del poder el gobernante que lo construyó con el dominio del agua, y que lo enlaza con primitivos ceremoniales omeyas de Oriente.
4. El inconcluso ábside templario (1147-1158), de planta dodecágona, que es uno de los pocos testimonios constructivos de la Orden del Temple en Castilla, y
5. Sobre estos restos más antiguos, la iglesia y las dependencias adjuntas de la Encomienda de Calatrava (siglos XIII y XIV) ocupan la mayor parte del área del alcázar. En esos dos siglos se realizaron continuas obras, reformas y reaprovechamientos de los espacios. Destacan los restos de una herrería y las dependencias abovedadas junto a la iglesia.
Fuentes: Wikipedia
Fotos: David Verdeguer
Ximo G. Rico
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