viernes, 29 de noviembre de 2019

Castillo de Caudilla (Toledo)


El Castillo de Caudilla se encuentra situado en la población de este nombre de la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha). 

El castillo de Caudilla fue construido en el siglo XV (1449-1450) por Hernando de Rivadeneyra, mariscal de Castilla. En los revueltos tiempos de Juan II permaneció fiel al rey, enfrentándose a las huestes de Don Álvaro de Luna. De este castillo partió Enrique IV con cien caballeros para someter a la ciudad de Toledo, que era partidaria del infante Don Alfonso. Aparece este castillo, ejemplo típico de castillo señorial, en las inmediaciones de la localidad de Caudilla, al Sur de la misma, en un terreno llano. 

Las primeras noticias que poseemos de Caudilla se remontan al año 1216. Con esta fecha aparece el topónimo Cabdela en los documentos mozárabes. Se trataba de una alquería próxima a Val de Santo Domingo. González Palencia entiende que este topónimo debe ser Caudilla. El señorío de los Ribadeneyra tiene su origen en la figura de Fernando de Rivadeneyra, mariscal de Castilla y alcalde mayor de Toledo. Su fortuna la debe a Álvaro de Luna, del que fue mozo de Cámara y luego Chambelán con el nombre de Femando de Valladolid. En 1447 llevaba ya el nombre de Femado de Ribadeneyra en recuerdo de su origen gallego. En ese año compra la villa de Caudilla a don Femando Alvarez de Toledo, primer conde de Alba y muy pronto comienza la construcción de una fortaleza. Entre 1449 y 1450 el rey le confirma el señorío jurisdiccional sobre Caudilla. Aunque su señorío es pequeño, durante el reinado de Enrique IV figura entre los “cinco grandes” toledanos. 

Se trata de una construcción de planta rectangular cuya fachada principal mira al Norte. Tenía tres torres redondas en las esquinas NE, SE y SO. El ángulo NO disponía de una torre de planta cuadrada, la torre del homenaje. Todo el perímetro del castillo estuvo circuido por un foso o cava, hoy colmatada. La puerta se abría en el lienzo N. De la fortaleza señorial de los Rivadeneira solo queda la fachada N. y una mínima parte de las laterales. Ha desaparecido totalmente la cortina S. 

La torre mayor, cuadrada, destaca de la fachada N. y avanza hacia el frente protegiendo la puerta de entrada al recinto. En su parte superior presenta el hueco de lo que fue una garita. Muy probablemente esta torre tuviera garitas en todas sus caras. La parte inferior de la torre es de aristas vivas y a la altura de la última planta pasan a ser redondeadas por medio de remates semipiramidales. En la parte superior de la misma quedan restos de canecillos. 

En la fachada de la torre restan las trazas de dos ventanas de arco escarzano de ladrillo y jambas del mismo material, con poyos o bancos de piedra empotrados en las dos paredes laterales. La planta baja se cubria con bóveda de cañón, mientras que las dos superiores lo hacían con techos de madera, quedando en el muro el hueco de los mechinales. 

La única torre circular que queda, sobresale del muro norte, completando la defensa de la entrada. Su parte superior está culminada por un almenaje, bien conservado, dispuesto sobre una cornisa, también de piedra. Alguna de esas almenas dispone de estrecha mirilla o saetera. Todas se remataban en piramidiones, de los que se conservan unos pocos. Sobre uno de ellos se colocó una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. 

En el adarve, del que quedan rastros en la cortina N., seabre una puerta de aparejo de ladrillo, de medio punto, que da paso al interior de la torre. Por debajo de ella y en el interior del edificio se conserva una trompa construida en ladrillo. La parte inferior de esta torre es maciza. En la parte superior se conservan dos aspilleras de piedra con sendos orificios de “palo y orbe”. Todavía por encima, al nivel del piso superior, se practicaron orificios con sus correspondientes canalillos de piedra para la evacuación de las aguas de lluvia.

Fuente: Castillos del Olvido

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