lunes, 25 de noviembre de 2019

Castillo de Cañada del Hoyo (Cuenca)


El Castillo de Cañada del Hoyo, conocido también como Castillo del Buen Suceso, se encuentra situado en la localidad homónima de la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha). 

En tiempos de árabes y musulmanes este paraje fue atalaya y alquería. Su función fue la de vigilancia, por convertirse en frontera de los almorávides con la Castilla de Alfonso VI. A partir del 1178, después de la toma definitiva de Cuenca por el Rey Alfonso VIII, lo que fue atalaya se convierte en castillo por formar parte de la línea estratégica entre los reinos de Castilla y los taifas de Albarracín, Alpuente y Valencia y, tras la toma de Teruel, pasó a formar parte de la línea que se conocería durante mucho tiempo como frontera de arena. 

En el año de 1291, perdió su carácter de realengo y pasó a ser propiedad, con D. Juan Núñez de Lara, del Señorío de Molina. Será en el año 1403, con el matrimonio de D. Diego Hurtado de Mendoza con Dña. Beatriz de Albornoz, cuando este castillo pasó a ser de la responsabilidad del Señorío de Cañete. 

Tras un breve espacio de tiempo, se pasó a un nuevo período de turbulencias señoriales provocadas principalmente por el señorío de Villena frente a la Corona. En este tiempo, la fortaleza se remoza y se refuerza el perímetro con almenas y torres con señas de identidad de Juan de Pacheco (el emblema está en la torre de planta octogonal) como primer marqués de Villena y Maestre de Santiago. Por este motivo, su torre cuadrada en forma de D, sirvió como prototipo para los castillos de Belmonte (Cuenca), Chinchilla de Monte Aragón (Albacete) y Jumilla (Murcia). Después de este período, el castillo, regresó a la Corona, hasta que, en tiempos del Rey Juan II de Castilla, este castillo pasó a manos de los Hurtados de Mendoza por permuta del de Cuenca. 

Historia más reciente, es que el castillo tomó parte activa durante las primera y segunda guerras civiles, generalmente llamadas carlistas. Entre ambas guerras, Isabel II, bajo el mando del general D. Francisco de Narváez, realizó una nueva reconstrucción. Con la desamortización de Madoz (años de 1855 al 1866) el castillo pasó a manos de Juan Jiménez, comerciante y vecino de Cañete. 

Limitan el recinto dos lienzos de muralla, incluyendo la puerta de entrada, una importante torre albarrana de tres o cuatro pisos, con vanos huecos de aspilleras y ventanas y mirador. El aparejo es de sillarejo, sobre un gran zócalo.

Fuentes: Castillos del Olvido
                El Arte en Cuenca
                castillosricsol.org

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