martes, 26 de noviembre de 2019

Castillo de Capilla (Badajoz)


El Castillo de Capilla está situado en la población homónima de la provincia de Badajoz, en la Comunidad de Extremadura. Está localizado en un risco dominando las llanuras del río Zújar, y se encuentra en el límite de las comarcas de La Siberia y La Serena. Es la pieza de mayor importancia en la historia de Capilla y se trata de una fortaleza de origen musulmán. 

El pueblo de Capilla y su castillo fueron conquistados en el año 1226 por el rey Fernando III de Castilla y León, que lo donó a la Orden del Temple en 1236, tras la conquista de Córdoba. Lo convirtieron en una encomienda hasta su desaparición en el año 1312, pasando a estar bajo los dominios de los Alcántara, en la persona del Maestre de la Orden don Gonzalo Pérez. 

El castillo de Capilla fue reedificado por los cristianos. Este castillo, junto con el cercano Castillo de Almorchón, en Cabeza del Buey, que también había pertenecido a los caballeros templarios y pasado a la Orden de Alcántara, formaban un importante bastión en la zona donde la orden se desenvolvía. A finales del siglo XIV, el castillo de Capilla pasó a estar bajo la tutela real y algo más tarde bajo la jurisdicción de la ciudad de Toledo. A principios del siglo XV pasó a depender de la Casa de Béjar ya que la compró el camarero mayor del rey, don Diego López de Stúñiga en el año 1382 por 280.000 maravedís. 

En los primeros años del siglo XVI pasó a formar parte del patrimonio de uno de sus descendientes, don Álvaro de Zúñiga, con la otorgación de los sitios de Capilla y Burguillos. En el año 1777, cuando falleció sin sucesor, el XII Duque de Béjar, Joaquín López de Zúñiga y Castro heredó estos castillos. Finalmente perteneció a María Josefa de la Soledad Alfonso-Pimentel y Téllez-Girón. XII duquesa de Benevente, esposa de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna. 

El castillo está situado al oeste del pueblo, sobre un risco escarpado promontorio que domina toda la la población de Capilla. Su forma es de polígono irregular, ya que tiene que ir adaptándose al terreno en que se asienta. El acceso está al final de una empinada y larga cuesta en su flanco oeste. La fachada principal es un grueso y elevado muro flanqueado por dos torres cilíndricas en los extremos del muro, y otra de las mismas características situada en el centro del mismo. Se conservan pues los tres cubos que defienden la zona más vulnerable, por estar en la zona de menor cota y, como decimos, el lugar adonde llega la rampa de acceso.La puerta principal estaba defendida por una barbacana. 

El lado este es más inaccesible ya que la roca del promontorio cae casi vertical y sobre ella se levanta un lienzo de muralla con saeteras. En esta zona hay restos de una torre en forma de cubo cilíndrico y otra de planta cuadrada que protege la poterna de ese lado. El interior está dividido en dos Patios de Armas paralelos, contiguos y a distinto nivel por razones orográficas del terreno. En el primero todavía se puede ver la boca de un aljibe excavado en la roca, la escalera en recodo , elemento eminentemente defensivo y por la que se llega a la puerta del segundo recinto y a la poterna. En el segundo están los restos de un aljibe edificado sobre el terreno y restos de edificaciones para uso cotidiano para los habitantes del castillo (caballerizas, cocina, viviendas, etc.). 

Las torres cilíndricas cortan el paso del adarve, pasillo estrecho situado sobre la muralla, protegido por un parapeto almenado, que permitía hacer la ronda a los centinelas y la situación de las fuerzas interiores, y en él, sobre la puerta de acceso, quedan los restos de un matacán.Si las fuerzas atacantes pudieran entrar en el castillo, se disponía de un parapeto hacia el interior de la fortaleza, formando un pasillo las torres para poder hostigar a los que hubiesen franqueado la entrada. 

Se observa en este castillo, además del aspecto defensivo propio, que hay una delicadeza en ciertas partes de la construcción, que sólo emplea mampostería y ladrillo, que denota la presencia de constructores mudéjares, como son las verdugadas de ladrillo que dan consistencia en muros o paredes construidos con otro material; los recercos de ladrillo en saeteras y ventanas y el alfiz en ciertas puertas y ventanas del recinto. 

Fuente: Arte en ruinas
              Edujoser
              Wikipedia

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