domingo, 24 de noviembre de 2019

Castillo de Baños de la Encina (Jaén)


El Castillo de Baños de la Encina se encuentra situado en la población del mismo nombre, en la provincia de Jaén (Andalucía).

La impresionante silueta del castillo de Bury al-Hamman, cuyo significado es el de Castillo de los Baños, domina el paisaje rural de la villa de Baños de la Encina, ubicada en Sierra Morena, cerca del río Guarromán, y evidencia, ya desde la lejanía, la belleza de su intrincado urbanismo y la riqueza de su patrimonio cultural. El castillo de Baños de la Encina es también conocido con el nombre de "la fortaleza de los siete reyes", pues por ella pasaron en diferentes épocas, Alfonso VII, Alfonso VIII, Alfonso IX, Pedro II, Sancho VII, Fernando III y Fernando el Católico.

Mandada levantar por el califa cordobés Al-Hakam II, hijo y sucesor de Abderramán III, y finalizada en el año 968 d.C., la fortaleza califal de Baños de la Encina es una de las fortalezas musulmanas mejor conservadas de Europa, pues mantiene prácticamente el recinto original al haber sufrido pocas transformaciones en época cristiana.

El castillo se encuentra sobre el Cerro del Cueto visible desde decenas de kilómetros, en el antiguo camino del Puerto del Muradal, que se usaba antes de que Despeñaperros se convirtiera en el paso desde La Mancha a Andalucía a finales del siglo XVIII. 

En el castillo se ha encontrado un epitafio sepulcral que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional y una lápida fundacional, y la a fecha que aparece en la inscripción se corresponde con el año 357 después de la Hégira del calendario musulmán, por lo tanto se trata del año 968 del calendario cristiano. Los almohades reforzaron las defensas levantando un doble cerco de murallas para resistir el acoso cristiano que este castillo árabe, como otros del valle del Guadalquivir, sufrió en los siglos XI y XII. 

El castillo fue conquistado por Alfonso VII en 1147, aunque, tras su muerte, volvió a manos de los musulmanes. De nuevo, en 1189, sería tomada la fortaleza de Baños de la Encina, aunque también de forma efímera, por las tropas de Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León. En el año 1212, después de la batalla de las Navas de Tolosa, es conquistado de nuevo por los reyes Alfonso VIII, Pedro I de Aragón y Sancho el Fuerte de Navarra, sin embargo la conquista definitiva fue realizada por Fernando III en 1225, incorporándola a la ciudad de Baeza. 

En la segunda mitad del siglo XV, la villa y su castillo tuvieron gran importancia durante los enfrentamientos entre los partidarios de Enrique IV y los del Marqués de Villena y don Pedro Girón, primer señor de Utrera y Osuna, que pretendió casarse con la que sería más tarde reina de Castilla, doña Isabel la Católica. Durante el reinado de Enrique IV, el castillo se convierte en escenario de continuos enfrentamientos entre los partidarios del rey comandados por don Miguel Lucas de Iranzo, y los maestres de Calatrava y Santiago, partidarios del príncipe Alfonso. 

En 1458, por decisión regia, junto con Linares, Baños de la Encina pasó a ser señorío del Condestable Iranzo, aunque por poco tiempo. Durante la guerra de la independencia el castillo sufrió las consecuencias de su ocupación y desde entonces hasta 1828, el patio del castillo serviría de cementerio parroquial. Desde 1969 tiene el privilegio de ondear en su torre del homenaje la bandera azul coronada de estrellas del Consejo de Europa, privilegio otorgado con motivo de la celebración del milenio de la construcción del castillo, y del que sólo dos castillos europeos tienen este privilegio, el de Baños de la Encina y el de Florencia en Nápoles. 

El castillo ocupa la cumbre de un monte con una forma elíptica y está construido en "tabiyya" o tapial rojizo, material típicamente árabe realizado a base de una mezcla de arcilla, arena, cal y piedras muy menudas, un procedimiento de construcción mucho más rápido y barato que las cuidadas obras de mampostería o sillares, lo que evidencia su originaria función eminentemente militar, destinado al acuartelamiento de las tropas bereberes alistadas para las campañas anuales contra los cristianos, cuyo lugar de concentración final, ya en la frontera, era la fortaleza de Gormaz (Soria). Dispone de catorce torreones rectangulares y uno pentagonal, que adopta esta forma por la necesidad de adecuarse al quiebro que realiza la muralla en esta zona. Las torres apenas sobresalen de la silueta de la muralla. 

Sobre una de las torres originales se introdujo la principal modificación cristiana, la Torre de Homenaje, también conocida como Almena Gorda, de la que carecen los castillos musulmanes, y que fue construida en el siglo XV. La torre, de estilo gótico, está construida en mampostería irregular y tiene forma semicilíndrica al exterior, está estructurada en dos cuerpos cubiertos por bóveda de cañón apuntada y esquinas exteriores redondeadas para eludir los efectos de la artillería. La torre no mira hacia la campiña sino hacia el interior de la población para su control e intimidación, lo que indica su transformación con el discurrir de los años en un edificio señorial. 

Las torres, muy salientes, son de planta rectangular casi cuadrada, cubiertas con bóveda de cañón y tres pisos: el primero a la altura del patio de armas y el más elevado a la del adarve, con otro intermedio. Las torres están huecas aunque se piensa que originalmente eran macizas, siendo en época cristiana cuando se les abrieron huecos. Cada planta tiene su puerta independiente, mientras que desde la planta superior se podía subir a la terraza mediante una escalera interior. El suelo de cada piso debía ser de madera apoyada en vigas, como se deduce de las hendiduras visibles ahí donde descansaban. En cada planta se abren saeteras, faltando a veces en la planta baja. 

Al gran patio de armas se accede por una puerta que mira al este y que se abre entre dos grandes torres que la defienden. Está cubierta por un gran arco de herradura y protegida por un gran matacán que la reforma realizada durante la restauración ha ocultado. En su patio interior se contempla un aljibe dividido en dos naves separadas por pilares y cubierto por una bóveda de medio cañón. Igualmente, se observa la otra modificación de la época cristiana: la construcción de un alcazarejo mediante la creación de una muralla interior compuesta por un poderoso torreón circular, del que hoy sólo se conserva la base, y dos lienzos que unían ésta con los muros laterales, de los que hoy sólo queda parte de uno de ellos. 

El conjunto estaba enlucido con mortero de arena y cal sobre el que se grabaron pinturas que recubrían los muros, imitando fuertes sillares de piedra, con el fin de ocultar su pobre material e impresionar al enemigo. Todo el recinto iba coronado de almenas, de las que quedaron algunas en las torres y también en los lienzos, de tipo prismáticas, sin remates piramidales y sin saeteras debajo de los merlones. 

El castillo de Baños de la Encina dispone de dos accesos, uno en cada frente. En el noroccidental se abre un postigo de poca altura, sólo para el paso de personas, del que había que descolgar alguna escalera de mano para salir y entrar. La puerta principal está en el frente opuesto, hacia el sureste, es recta, flanqueada por las dos torres más apretadas del castillo, con las que forma unidad. Se abría hacia el exterior con un gran arco de medio punto, actualmente de herradura, a modo de hornacina, de dovelas con despiece radial. 

 Se sigue con la falsa idea que este castillo era el castillo de Burgalimar, pues nada más lejos de la realidad, puesto que éste está situado al norte de Baños de la Encina lindando con la provincia de Ciudad Real, y que corresponde al Castillo de Hortezuelas.

Fuente: Wikipedia
              castillos.net
              Consideraciones acerca del Castillo de Baños de la Encina

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