lunes, 25 de noviembre de 2019

Castillo de Canena (Jaén)


El Castillo de Canena está situado en la población homónima de la provincia de Jaén, en la Comunidad de Andalucía. 

Canena está situado en la ladera noroccidental de La Loma de Úbeda junto al arroyo de La Yedra. Cuenta con un término municipal relativamente pequeño y un extraordinario castillo que, al igual que el Calahorra, en la provincia de Granada, ofrece uno de los más bellos paradigmas de arquitectura militar renacentista de Andalucía. 

El singular castillo se distingue por su armónica proporcionalidad tan característica de la arquitectura de mediados del XVI, por un clasicismo canónico y una singular elegancia. Los refinamientos estéticos se dan en el marco de la tipología militar y el carácter palaciego se superpone a la función castrense. 

El castillo simboliza perfectamente el perfil político de su promotor, don Francisco de los Cobos,  Secretario de Estado de Carlos V, que compró Canena en 1538, y la singularidad creativa de su autor, Andrés de Vandelvira, uno de los grandes artífices de la arquitectura renacentista. Contó además con los trabajos de un gran cantero, Francisco del Castillo, el Viejo, y del escultor Esteban Jamete. 

La primera ocupación del municipio se remonta a los romanos, interesados en reforzar rutas mineras a partir de Cástulo y en colonizar el territorio agrícola próximo a Baeza. El nombre de Canena se vincula a los Banu Kinana, tribu árabe que según ibn Hazm fue una de las que entraron en Al-Andalus en la época de la conquista, que levantaron una fortaleza en Canena sobre un oppidum romano. En ella pudo refugiarse en 1079 el rey de la taifa de Toledo, al-Qadir banu Di-l-Nun, al escapar de una sublevación. 

La conquista cristiana se atribuye a Fernando III y se data hacia 1226. Por decisión de Alfonso X, el municipio quedó repartido hacia finales del siglo XIII entre la Orden de Calatrava y la Orden de Santiago, por lo que existían dos parroquias, administradas por cada una de las órdenes. En 1302 Fernando IV lo expropió a la Orden de Calatrava para cederlo a la ciudad de Úbeda como recompensa por haber apresado al comendador Gutiérrez, que había sido desleal con el monarca. 

En 1473, don Sancho de Benavides se apoderó de Canena e inició la construcción del castillo bajomedieval por lo que fue denunciado por el Concejo de Baeza ante los Reyes Católicos por incumplir la orden de no levantar nuevas fortalezas. A finales de 1538, don Alonso de Baeza, en virtud del poder que tenía del Emperador, vendió a don Francisco de los Cobos las villas de Torres y de Canena. Cuando hacia 1577, el señor de los Cobos, sin permiso real, decidió levantar un nuevo castillo con la excusa de defenderse de los Molina, sus tradicionales enemigos ubetenses, lo que en realidad perseguía era dar un paso más para inmortalizar su nombre con el patrocinio de otra portentosa obra arquitectónica. Don Francisco de los Cobos no pudo ver terminadas las obras del castillo, pero sí su viuda, doña María de Mendoza y su hijo, don Diego de los Cobos que se casó con doña Francisca de Luna y emparentó con la casa de los marqueses de Camarasa. 

Su aspecto exterior, compacto y de gran sobriedad constructiva, ejecutado en mampostería de piedra irregular unida con mortero, ofrece un orden tectónico de clara tradición militar dando lugar a la concreción de un espacio poliorcético, dominador del conjunto urbano que preside. 

Las proporciones de la planta del castillo de Canena se rigen por el cuadrado y enfatizan sus esquinas torres cilíndricas, dos de ellas, las de la fachada principal, de mayor calibre y altura; las otras dos, las de la parte opuesta, de menor envergadura al cortarse a la altura de la terraza. Entre ellas sobresale la imponente torre del Homenaje, de planta cuadrada, y ubicada en el ángulo Noroeste del patio. 

La torre del homenaje contiene una habitación utilizada como biblioteca y una habitación con cubierta abovedada utilizada como dormitorio. De la fachada principal destaca la portada que muy en línea con el gusto plateresco presenta una gran simplicidad, sin embargo, está catalogada como uno de los elementos de mayor nobleza del edificio. 

La portada está realizada enteramente en cantería de piedra caliza y abre con arco de medio punto peraltado, flanqueado por columnas corintias sobre plintos con entablamiento arquitrabado, friso con grutescos y cornisa sobre la que se levanta un arco de medio punto que acoge los escudos de don Francisco de los Cobos y de su esposa, doña María de Mendoza, rematados con casco y cimera y, a sus lados, fantásticas figuras tenantes con la mitad inferior de sus cuerpos transfigurados. 

El castillo siempre contó con un foso y un puente levadizo, del que las muescas y aberturas para las cadenas que lo levantaban y abatían, aún se observan en la portada. Estos elementos sufrieron el deterioro infligido por el paso del tiempo. Actualmente se ha restituido el foso en su fachada Este y el puente, aunque ya no es levadizo, pero en su tipología y materiales se asemeja bastante al mismo. 

En el interior del castillo de Canena es donde un artista tan exquisito como Vandelvira muestra todo un repertorio de proporciones, ritmos y armonías, de órdenes arquitectónicas, ornatos y emblemas propios de la arquitectura civil y palaciega renacentista. La zona más noble del edificio es un bello patio porticado, de planta cuadrada, que viene a ocupar el centro del edificio, aunque ligeramente desplazado hacia el Este. En torno a él se disponen todas las dependencias del mismo. 

El patio cuenta con una escalera más propia de un convento que de un castillo, cinco arquerías de medio punto en cada lado para remarcar la simetría y galerías cubiertas que lo circundan, tanto a nivel inferior como superior. En la galería inferior, las arcadas se alzan sobre columnas jónicas, menos estilizadas que las de los palacios ubetenses, con capiteles dispuestos a través, intrados con rosetas, ménsulas en las claves y medallones con mediorrelieves bien labrados en las enjutas que representan rostros humanos. 

La galería superior, asimismo jónica, bordeada por barandilla de balaustres, tiene estructura adintelada, con la peculiaridad de grandes zapatas sobre columnas que apoyan en plintos decorados. En el friso que recorre el patio por encima de las zapatas, y en los intercolumnios, aparecen unos motivos decorativos consistentes en tondos con casquetes esféricos de cerámica vidriada oscura, motivo característico de la arquitectura Vandelvira. 

Otro de los elementos más destacables del castillo es el balcón o solarium, espacio que gracias a su orientación, garantiza un alto nivel de soleamiento y excelentes vistas. Estaba destinado al ocio y descanso, inusual en este tipo de edificaciones de carácter defensivo. Consiste en un total de cuatro arcos escarzanos apoyados sobre una balaustrada. En el interior, muestra un espacio rectangular pavimentado con losetas cerámicas alternadas con olambrillas, mientras que la cubierta es de viguetas de madera y bovedillas entre las mismas. 

El castillo cuenta con una terraza pavimentada con piedras irregulares a un lado de la torre del homenaje. Una de las torres mantiene su superficie superior como prolongación de la terraza. Para acceder a la parte superior de los dos torreones principales existe en el castillo un pasillo que recorre todo el perímetro del mismo y permite el paso de las aguas pluviales mediante un sistema consistente en una canaleta registrable que a través del interior de la cubierta, desvía toda el agua de lluvia al patio donde es recogida por cuatro sumideros y va a un aljibe enterrado. 

Fuente: Wikipedia

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