El Castillo de Cerezo de Río Tirón se halla situado a las afueras de la localidad homónima, perteneciente a la provincia de Burgos (Castilla-León).
Del
Castillo de Cerezo de Río Tirón actualmente sólo quedan algunos
restos de la muralla norte. En el siglo X fue el centro del Condado
de Cerezo. Formaba parte de una línea defensiva junto con las
fortificaciones de Ibrillos, Grañón, Cellorigo, Lantarón,
Pancorbo.
La
fortaleza ocupó la meseta del Norte del pueblo, en donde se asentó
el “Barrio de Arriba”. La cima fue una pequeña plaza
fortificada, pues tuvo su cerca. Aún se denomina “la nevera”
a lo que debió de ser el aljibe. Los restos son hoy día
escasísimos. Desde este castillo se divisaban otros cercanos
que formaron un muro difícil de salvar, primero frente a los
musulmanes y después frente a los navarros.
En
1531 el duque recibía un informe sobre el estado de la fortaleza y
los reparos necesarios. A fines del s. XVII se decía “que sus
murallas y alcázar están arruinados, con poca capacidad en lo
interior para mucha población” y medio siglo después Gobantes
aseguraba que “aún se ven las ruinas de su antigua fortaleza”.
En la vida de San Vitores se relata el asedio de Cerezo por los moros
nada menos que durante siete años, al que salvaron sus muros y los
milagros del santo.
Consta
que el conde Gómez González fue tenente de la fortaleza al menos
desde 1099 hasta 1110, en que lo era también de la de Pancorbo. En
1116 domina en ella por el rey aragonés, Azenar Sanz y al año
siguiente Eneco Fortunionis. En 1132 hasta el mismo rey se
enorgullecía de controlar todavía Cerezo. En 1486 consta que
era su alcaide Juan de Soto. Años después lo fueron también
Juan Ortiz de Toves y Diego de Covides. A fines del s. XVI los del
pueblo se quejaban de los abusos del alcaide. Todavía en 1612
figura como tal el vecino de Cerezo Juan Fernández de Leiva, en
1662 Baltasar Salinas Medinilla y en 1752 Francisco Díez y Alonso
Ruiz de Temido.
Fuente: Castillos del Olvido
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